Todes, es con DNI

Aunque en Argentina existen varios casos de personas no binarias que han accedido a la rectificación de sus partidas de nacimiento y han logrado que no se consigne ningún género o se les nombre como no binaries, desde 2018 el Registro Nacional de las Personas carece de respuestas a los trámites de documentación, por lo que les solicitantes se encuentran en una situación de indefensión, sin documentos y sin derechos. Escribe Marce Butierrez.

La lucha que el colectivo trans/travesti emprendió desde principios de los 80’ para lograr el reconocimiento de sus identidades en los documentos expedidos por el Estado ha hecho palpable para el conjunto de la sociedad que ese trozo de papel (o plástico) representa para una comunidad algo más que un mero acto administrativo. Poder exhibir un documento que consigne nuestro nombre y género autopercibido es una herramienta para el ejercicio de la ciudadanía, es la puerta de acceso a múltiples derechos y es una performance institucional que nos reconoce como parte de la nación. Durante mucho tiempo, esos derechos fueron un privilegio reservado a aquellas personas cuya identidad sexual asignada al nacer, sobre la base de un dictamen centrado en los genitales, guardaba relación con un conjunto de vivencias y experiencias entendidas como “normales” y esperables para dichas corporalidades. Todo corrimiento de esta coherencia ficticia entre el sexo y el género produjo encarnaciones puestas al márgen de la ciudadanía y que fueron objeto de disciplinamiento por la vía de la condena social, la represión estatal y la segregación y exclusión del orden jurídico. Son emblemáticas las fotografías de Karina Urbina a principios de los 90’ denunciando un régimen de apartheid para las personas transexuales, quienes se veían impedidas de acceder al “cambio de sexo” en sus documentos tanto por las vías administrativas como judiciales, siendo rebajadas a ciudadanas de segunda clase.

Karina Urbina encadenada en el Congreso Nacional junto a Carlos Jauregui.

Tras muchas décadas de lucha y tras el intenso trabajo de cientos de activistas, la sanción de la Ley de Identidad de Género en 2012 dio reconocimiento a aquellas identidades no conformes y posibilitó que el Estado nacional entregase durante los últimos 8 años, más de 9.000 documentos que consignan rectificaciones del sexo en base al género autopercibido. En su artículo 2° la ley explicita que la identidad de género es “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento”. También señala, como uno de sus objetivos centrales, velar por el derecho de las personas “a ser tratadas de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser identificadas de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad respecto de el/los nombre/s de pila, imagen y sexo con los que allí es registrada”. A pesar de algunas polémicas surgidas tras su sanción, la Ley de Identidad de Género no encierra en su espíritu, ni explicita en su redacción la intención de habilitar un modo binario de identificación en los documentos, sino que posibilita que las personas obtengan reconocimiento y registro de acuerdo a su identidad autopercibida sea ésta cual fuera. Esto, le ha valido elogios y reconocimiento internacional debido a que, a diferencia de otras normas jurídicas que reglamentan un cambio de sexo mediado por intervenciones médicas, judiciales y psiquiátricas, la ley argentina avanza significativamente en el reconocimiento de la autonomía y la autodeterminación de las personas.

En febrero de este año, cuando aún la pandemia parecía un escenario lejano, el presidente Alberto Fernández entregó con toda la pompa y ceremonial el documento número 9.000 a una mujer trans. En aquel acto, sin dudas emotivo, el presidente celebró los enormes avances posibilitados por la Ley de Identidad de Género ante una enardecida platea de funcionarios, funcionarias y activistas trans y travestis que vitoreaban sus dichos. Fernández declaró: yo suelo decir que las mejores sociedades… nosotros como sociedad fuimos mucho mejor cuando otorgamos derechos, en un tiempo cuando muchos te piden quitarle derechos a la gente. Ustedes no saben lo que celebro que los argentinos, las argentinas, les argentines, todos tengan cada día más derechos. Que los ciudadanos, las ciudadanas y les ciudadanes tengan más derechos lo único que hace es una sociedad mejor, solamente eso. Y yo estoy feliz porque hoy estamos siendo una mejor sociedad”. ¿Pero quiénes son les argentines y ciudadanes a quienes Alberto Fernández evoca en sus discursos y que presuntamente tienen hoy más derechos en una sociedad mejor?

Les argentines

Aunque la Ley de Identidad de Género habilita el registro de las personas según su autopercepción, la burocracia administrativa que opera en los registros civiles provinciales, en el Registro Nacional de las Personas (ReNaPer) y los actuales sistemas de documentación, han imposibilitado concretar la inscripción de la identidad de género por fuera de las categorías binarias actualmente disponibles. Los 9.000 documentos celebrados por el gobierno, dan cuenta del tránsito de una identidad asignada al nacer a su “opuesta”, debido a que los mecanismos de registro no han sabido dar respuestas a quienes se identifican con otras denominaciones que exceden al binomio masculino/femenino (M/F) o que bien no consideran necesario en su vivencia y experiencia individual la consignación de un género. Esto ha generado un vicio en el sistema que hoy mantiene al margen de la ciudadanía, del orden jurídico y del acceso a derechos a una porción de la sociedad, cuya forma de vivir el género sigue, paradójicamente, sin ser amparada por la mejor ley de identidad de género del mundo. La pereza y desidia de un Estado ralentizado por sus burocracias celebra a unes ciudadanes presentes en los discursos, pero ausentes en las prácticas de gobierno.

En 2018, la provincia de Mendoza expidió por primera vez una partida de nacimiento que no consignaba ningún género. Este evento significativo tuvo gran repercusión en los medios de comunicación a nivel nacional quienes titularon y dieron difusión a la noticia de que por primera vez en Argentina una persona accedería a un documento de identidad que no consigne ningún sexo. A la manera de un teléfono descompuesto la noticia circuló por distintos portales, periódicos y canales de TV dando por sentado que efectivamente una persona había adquirido un Documento Nacional de Identidad (DNI) sin género o con género no binario, desconociendo los detalles y la complejidad de dicho trámite. Durante los últimos 2 años esta situación se replicó en distintas provincias que expidieron partidas de nacimiento sin género o con otras denominaciones. Pero el trámite para acceder al cambio registral en el DNI consta de muchos pasos y en el caso de las personas solicitantes de documentos sin género o con un género distinto al binario estos pasos se ven además entorpecidos por la negativa y obstaculizaciones de las distintas instancias administrativas intervinientes.

¿Cómo se tramita un DNI sin género?

Una de las cuestiones centrales a tener en cuenta en el proceso de tramitar la rectificación del DNI es que dicho trámite consta -en líneas generales- de dos instancias fundamentales: la rectificación de la partida de nacimiento y posteriormente el despacho del DNI que consigne los datos contenidos en la partida. Estas dos instancias se realizan en organismos que responden a dos esferas distintas del Estado: la modificación de las partidas depende de los registros civiles de cada provincia, en tanto que el DNI es realizado por el ReNaPer de jurisdicción nacional y dependiente del Ministerio del Interior. 

Debido a que las partidas son expedidas por los registro civiles provinciales, las decisiones y mecanismos instrumentados en cada caso son distintos. Existen provincias donde se han tramitado partidas de nacimiento sin género; otras donde se ha consignado el género como no binario; en el caso de Santa Fe se han expedido partidas que consignan el género como “autopercibido”, incluso a pesar de la negativa de algunes solicitantes y existen provincias donde directamente se han negado a expedir rectificaciones de partidas o dar inicio al trámite, lo que dificulta conocer con certeza el número de personas interesadas en acceder a este derecho. Tras obtener rectificación se da inicio a la solicitud del DNI, que depende exclusivamente del ReNaPer y en donde hasta el día de la fecha no se ha expedido ningún documento en todo el territorio nacional que no consigne género o que lo consigne por fuera del binario M/F. Esto sin duda, es el origen de la confusión que circula por los medios de comunicación y la opinión pública, ya que aunque existen muchos casos en los que las partidas han sido modificadas de acuerdo a la autopercepción de les solicitantes, no existe aún ningún avance en el despacho de los DNI.

El trámite comienza con la solicitud de la rectificación en la partida, para lo cual en algunas provincias se han instrumentados formularios. Acceder a dichos formularios suele ser el primer obstáculo, en algunos casos los registros civiles han exigido a les solicitantes que dicho pedido se haga mediante una nota donde se consignen las razones legales en las que sustentan dicha solicitud. Esto obliga a requerir el amparo legal de organizaciones o instituciones competentes y con recursos suficientes para prestar dicho auxilio. Iniciada la solicitud se debe esperar la respuesta del registro civil que puede ser negativa, afirmativa o bien presentar alternativas que nos satisfagan de lleno a les solicitantes. Si eventualmente las partes acordaran y fuera posible la rectificación se expedirá dicha partida. Posteriormente se inicia el trámite de documentación en el ReNaPer, en donde actualmente existen casos obstaculizados desde hace dos años, algunos de ellos a la espera de una resolución judicial.

El limbo

Esta compleja maraña de trámites, las incongruencias entre jurisdicciones y la arbitrariedad de las decisiones provoca que las personas solicitantes estén en un completo limbo jurídico. Quienes accedieron a la rectificación de las partidas tienen actualmente un documento con un nombre, imagen y sexo que no condicen con sus actas de nacimiento, es decir que refieren a un sujeto técnicamente inexistente. Quienes están a la espera del trámite habitan la total incertidumbre y quienes aún no se animan a iniciarlo, o que se han visto desanimades en el proceso, siguen teniendo que portar una identidad que les es ajena. 

N.N., indocumentades, desaparecides… Nada más lejos de la ficción discursiva del “todes”, “argentines” y “ciudadanes” que ha sido incorporada en el léxico de la escena política nacional. Pero no hablamos de fantasmas, hablamos de personas reales, con experiencias concretas, que habitan nuestro país, pagan impuestos, estudian, circulan por nuestras calles y atraviesan la misma pandemia que el resto de la sociedad, sólo que en un completo estado de indefensión. Ante los crecientes controles producto de las medidas de aislamiento y distanciamiento social se han implementado acciones en todo el territorio nacional para las que contar con documentación es imprescindible. Salir a la calle, ingresar a un comercio, tomar el transporte público, solicitar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o cualquier ayuda social, abrir una cuenta bancaria, etc. son trámites para los que tener un DNI es condición sine qua non. El absurdo llega al punto tal, que una persona no binaria de nacionalidad argentina radicada en Berlín se encuentra actualmente indocumentade y sin pasaporte debido a que solicitó desde el exterior la rectificación de su partida y se le concedió, pero no consigue que el ReNaPer despache su DNI.

Los argumentos presentados por el ReNaPer atienden más a aspectos técnicos y burocráticos que a los marcos jurídicos vigentes en el país y el mundo: argumentan que las modificaciones solicitadas precisan de revisar los actuales sistemas de documentación que contienen en tres lugares la información sobre el género: en el apartado “sexo”, en el código de identificación digital y en el “nanotexto” ubicado en el reverso del DNI. La negativa actual del ReNaPer a modificar estos ítems ha generado que algunos registros civiles se nieguen a seguir expidiendo partidas rectificadas hasta tanto no se resuelvan los casos pendientes o que las personas solicitantes firmen un “consentimiento” en el que son informadas de la negativa del ReNaPer y donde se les advierte de la posible obstaculización del trámite. Existe actualmente una iniciativa conjunta entre el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y el Ministerio del Interior para dar inicio a mesas de trabajo que subsanen esta situación, que despiertan algo de entusiasmo, aún cuando no ha trascendido si se invitará a este espacio a activistas y organizaciones comprendidas por la problemática. Existen también algunos proyectos de ley para reglamentar la cuestión y generar las adecuaciones en toda la administración pública, en donde existen múltiples incongruencias entre los sistemas de registro.

Consignación actual del género en el DNI que el ReNaPer debería modificar para dar cumplimiento a los requisitos de identificación de personas no binarias. Fuente: todescondni.com

Iniciativas y activismos

Ante todos los inconvenientes, irregularidades, arbitrariedades y disímiles situaciones a lo largo y ancho del país, los espacios asamblearios de algunas ciudades y activistas independientes, están generando proyectos para organizar la demanda de todes les solicitantes. Surge con urgencia la necesidad de sistematizar la información sobre las personas que han iniciado el trámite o desean hacerlo, producir guías para la realización del trámite, tender redes de cooperación y apoyo entre les solicitantes, difundir la información legal disponible y demandar colectivamente la resolución pronta de estas irregularidades ante el ReNaPer.

Desde la web page todescondni.com se están coordinando dos acciones fundamentales: por una parte la adhesión de organizaciones de personas no binarias, de disidencia sexual y derechos humanos, entre otras, que estén interesadas en involucrarse en el tema y por otro generar un espacio de encuentro entre personas que hayan iniciado el trámite o deseen hacerlo y que quieran activar en un frente nacional, compartir experiencias y aportar a la sistematización de los casos. En la web están sus redes sociales y vías de comunicación.

Sin dudas es cierto que las sociedades son mejores cuando se otorgan derechos, pero es urgente problematizar lo que se entiende al respecto. Así como una golondrina no hace verano, ni un árbol nos permite entender todo un bosque, la sanción de una ley no siempre es suficiente para otorgar derechos cuando las diferentes esferas del Estado se encuentran impregnadas de cisexismo, de heterosexismo y de lógicas patriarcales, racistas, clasistas y capacitistas. Es necesario que nos nombren. Es excelente que se reconozca un amplio espectro de personas que existimos, que efectivamente somos ciudadanes y argentines. Pero “todes”, es con DNI.