Fotos: Ximena Astudillo Delgado
En medio de la inmensa marcha de este 24 de marzo se escuchó “Madres de la Plaza, Colombia las abraza”. El canto que llamaba la atención entre la multitud provenía de un grupo que llevaba la bandera de “Colombianxs por la Memoria” en la que se veía el nombre y apellido de cinco personas colombianas que fueron víctimas de la última dictadura cívico militar en Argentina. Un poco más atrás, el Bloque de Trabajadorxs Migrantes elevó la consigna “Dictadura, represión y xenofobia Nunca Más”, además de los carteles con los nombres de Eduardo Guillermo Castelo Soto de Perú, Heriberto del Carmen Leal Sanhueza de Chile, Carlos Alberto Almada de Paraguay, entre otras víctimas del terrorismo de Estado en Argentina.
En 2022 la Dirección Nacional de Migraciones dio a conocer que más de 500 personas migrantes fueron secuestradas y desaparecidas por la dictadura entre 1976 y 1983. LATFEM recorrió la marcha y conversó con migrantes que hoy residen en nuestro país, una generación joven convocada por los avances en materia de derechos humanos y civiles en Argentina, estremecida por los estallidos sociales recientes en la región y que hoy se sienten parte de una lucha común por la Memoria la Verdad y la Justicia.
“El 24 de marzo como migrante, aunque ya me considero una ciudadana argentina más, representa para mi la forma de crear colectivo aquí”, cuenta Diana Pérez, residente colombiana e integrante de Colombianxs por la Memoria. Recuerda que la marcó mucho aquella movilización masiva que partió desde la Ex ESMA cuando llegó a Buenos Aires en febrero de 2014, a pocos días de la marcha de ese 24 de marzo. “Tuvo bastante resonancia en mi caso y en mi historia migratoria porque procedemos de una sociedad atravesada por el conflicto social armado. Somos sensibles a ese mensaje, a esa lucha y a esa reivindicación que tienen los argentinos y las argentinas con sus procesos de memoria.”
Algo similar le sucedió a Juan Oteca, miembro del Colectivo Generación V+ Argentina, al recordar su primera marcha. Para él, ver esa movilización fue una sorpresa: “Viniendo de la sociedad colombiana donde se toleraron tantas violencias, acá era posible encontrar una sociedad que se moviliza cada año para recordar que hay violencias que no se deben repetir. Por eso para mí es muy importante recordar saliendo a la calle.”

Antes de sumarse a la multitudinaria movilización que recorrió desde Congreso hasta Plaza de Mayo, el colectivo de Colombianxs por la Memoria se reunió en las puertas del Consulado donde están emplazadas las baldosas con los nombres de Álvaro Herrera León, Alonso Durango Londoño, Jairo de Jesús Herrón Fernández, Berta Lucia Restrepo Rodriguez y Washington Javier Barrios Fernández, a quienes se les conoce como los cinco colombianos desaparecidos durante el terrorismo de Estado. “El interés va más allá de hacer un reclamo específico por estos cinco nombres, significa identificarse desde una herida común en nuestros pueblos alrededor de las dictaduras cívico militares. Es un llamado a ejercer la ciudadanía desde la memoria”, reflexiona Diana. A esta herida común también hace referencia Rony, residente peruano, mientras camina por Avenida de Mayo con la foto de Eduardo Guillermo Castelo Soto y alza la voz entre los tambores para decir que formar parte de esta movilización y de esta lucha es muy importante “porque nos consideramos compañeros del pueblo argentino independientemente de nuestra nacionalidad. Acá estamos recordando a los 30.000 desaparecidos y también a los desaparecidos en toda América Latina.”
Juan y Diana trazaron los rastros de esta herida de dolor en América Latina desde la colonia hasta la actualidad y la reconocen como una “huella de violencia estructural, de desigualdad, de clasismo, de racismo que ha permeado en nuestras sociedades y eso tiene que ver con los procesos de dictadura y terrorismo de Estado” en nuestros países a pesar de las particularidades de cada caso. “Esto es algo que comparte toda la región desde el Río Bravo hasta la Patagonia, y eso se manifestó muy claramente en el terrorismo de Estado con gran financiación de Estados Unidos en los 70’ con el Plan Cóndor que instaló un marco de dictaduras en el Cono Sur. Si vamos a Centroamérica y a Colombia reconocemos estas prácticas imperialistas financiadas también desde Estados Unidos”, afirmó Juan y añadió que “en Centroamérica vemos que, si bien, no hubo dictaduras militares podemos reconocer que hubo prácticas donde el Estado era instrumentalizado y financiado para efectuar terrorismo de estado y Colombia es un un claro ejemplo”.
Chile representa, tal vez, el paradigma de la imposición del modelo neoliberal mediante un plan sistemático de desaparición y muerte. La dictadura de Pinochet comenzó en 1973 con el asesinato de Salvador Allende y le puso fin a un gobierno popular. Alejandra llegó a Buenos Aires hace un año y medio, tiene menos marchas por el 24 de marzo que el resto de sus compañeres, pero comparte el mismo sentido de solidaridad “porque hemos vivido historias similares de terrorismo de Estado, hemos tenido desaparecidos, muchos muertos y es un dolor que se lleva de generación en generación. Es muy importante reivindicar esa memoria, por eso hoy estamos acá para construir esa unión y afirmarnos como países hermanos”.
“¿Tú crees que vamos a llegar a la Plaza?”, preguntó Lina mientras intentaba guiar el curso de la columna de Colombianxs por la Memoria entre la multitud. Cuando la marcha se detenía había quienes al ver la bandera de Colombia leían su presencia como un gesto de solidaridad y les aplaudían en agradecimiento, otros leyeron por primera vez los nombres de desaparecidos migrantes. Los procesos de Memoria Verdad y Justicia se cruzan en experiencias comunes en el continente, se actualizan y se vuelven sensibles para nuevas generaciones que llegaron a Argentina en busca de nuevas o mejores oportunidades.

Aquí les tocó vivir la experiencia de los estallidos sociales en sus países a la distancia. El Paro Nacional de noviembre de 2019 en Colombia llevó a Juan a acercarse al Espacio para la Memoria del Ex Centro Clandestino de Detención de Virrey Cevallos y recuerda con mucha precisión que hubo tres acontecimientos que fueron clave. “El paro nacional, el estallido social, la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y la firma de los acuerdos de paz. Esos tres acontecimientos me han vinculado de alguna manera con Cevallos. Cuando fui por primera vez, me encontré con el escenario donde sucedió el horror, pero donde continúa la lucha. Era un lugar con las puertas tan abiertas que cualquier pueblo podía ir a decir, mi pueblo lucha por … y eso te invitaba a habitarlo. Cuando conocí el espacio veo que los colombianos se podían juntar en este lugar para visibilizar lo que estaba pasando en Colombia durante el estallido social del paro nacional, pues uno ve ahí que alguien te está tendiendo una mano, te está diciendo che, acá tenés una manita”.
En el marco del Acuerdo de Paz firmado en 2016 en Cuba entre el Gobierno Colombiano y las FARC se creó, un año después, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. El objetivo era llevar la verdad de lo ocurrido en el marco del conflicto armado y contribuir al esclarecimiento y la explicación de su complejidad a toda la sociedad. En 2022 se presentó públicamente el Informe Final de la Comisión de la Verdad. “Así nos fuimos vinculando dentro del colectivo Generación V+ y empezamos a hacer nuestras reuniones en Cevallos”, cuenta Juan, “porque si se trataba de una actividad de promoción de los derechos humanos, de construcción de memoria, de organización social, te abrían la puerta. Así lo fuimos habitando y haciendo nuestro hogar hasta que llegó este gobierno, entonces sentí un compromiso con ayudar a alguien que en algún momento nos había ayudado porque ya uno veía cómo se iba a venir la mano y qué iba a pasar con estos espacios que en algún momento nos abrieron la puerta. Che, en este momento creo que nos necesitan y cuando nosotros necesitamos su ayuda, ellos estuvieron ahí. Así surge la militancia con Cevallos, uno se va acercando mucho más al espacio y conoce en profundidad los procesos de memoria de acá”. Recientemente en Medellín, Colombia, después de 20 años la Unidad para la Búsqueda de Personas Desaparecidas comunicó el hallazgo de tres personas en La Escombrera, conocida como la fosa común más grande del continente. Durante dos décadas las madres de personas desaparecidas señalaron que en el lugar era necesario realizar exhumaciones porque sospechaban que allí se podrían encontrar sus seres queridos considerados desaparecidos por las autoridades. Esa zona fue asolada por el conflicto armado entre la guerrilla y los grupos paramilitares, y llegó a su peor momento en 2002 cuando el ejército colombiano llevó a cabo la Operación Orión, la acción militar más emblemática por el nivel violencia, las denuncias en el accionar de agentes del Estado y la participación de grupos paramilitares.
En su paso por Argentina, a dos días de la marcha del 24 de marzo, la vicepresidenta del Senado de Colombia, María José Pizarro, le entregó a la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carloto, el pañuelo de Mujeres Caminando por la Verdad. Aunque con procesos diferentes y periodos diferentes, el acto homenajeó la lucha de las Abuelas y enlazó los emblemáticos pañuelos entre Colombia y Argentina.
¿Qué significa este 24 de marzo?
Antes de la movilización, Diana reflexionaba sobre el contexto actual del país y, mientras sostenía a su pequeño hijo en brazos, elaboraba la respuesta pensando que “el ethos político de los últimos 40 años de Argentina, el sistema político con sus vaivenes, con sus problemas, con sus deficiencias, con sus carencias, con sus deudas, ha tenido un contorno político y ético: el Nunca Más. Sabemos que el Nunca Más no ha sido una historia lineal, pero se tienen que seguir dando debates porque yo creo que no es una historia cerrada, es un error pensar en términos de pasado. Es necesario el diálogo para repensar con las nuevas generaciones qué es la memoria, qué es lo qué pasó, qué nos pasó y qué hacemos con lo que nos pasó y qué sigue pasando en los barrios y en los territorios del conurbano y de la Argentina en general, y de la Argentina en el mundo. Para este 24 de marzo tengo mucha expectativa y esperanza en este ritual de reencuentro con esa ética social y política, Hay algunos contornos del contrato social que resisten y que están siendo más fuertes que está avanzada”.

Irvin Moncada es activista colombiane. “Hago parte de la migrantada disidente”, cuenta mientras camina y afirma que “es importante estar acá este 24 de marzo para solidarizarme con el pueblo argentino y acompañarlo en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. La dictadura afectó al pueblo argentino, pero es un modelo que soportó toda la región”. Irvin también recuerda a las cinco personas colombianas desaparecidas por la última dictadura y advierte que también “hay personas migrantes víctimas de la dictadura cívico militar en Argentina, por ellos estamos acá presentes. Vamos a defender la lucha de la memoria que hace parte del pueblo argentino pero también para ejercitar la democracia y reconocernos a todes en este proceso que no está acabado. Hay que seguir alimentándolo, porque ningún gobierno debe estigmatizar ni negar las consecuencias de la dictadura cívico militar tal como sucede en este momento. El pueblo dijo Nunca Más y lo sigue manteniendo en las calles”.
Bellota de Júpiter es activista y artivista en el Bloque de Trabajadorxs Migrantes. Para elle “estar en las calles es importante porque en la dictadura hubo un genocidio y también una persecusión a migrantes que estaban escapando de diferentes dictaduras”. Como disidencia también es importante estar acá por los 30.400 de lxs que no se habla en los archivos y también porque la dictadura sigue vigente en un contexto como en el que estamos viviendo hoy en día en el que hay persecución, represión y como disidencias estamos siendo atacades como chivo expiatorio de este gobierno”, agrega
“Yo creo que este 24 de marzo va a ser de los más significativos de los últimos años”, decía Juan previo a la movilización y tuvo razón, fue una marcha multitudinaria no solo en la Ciudad de Buenos Aires, sino también en diferentes puntos del país. “Creo que va a ser la oportunidad de mostrar una unidad para ponerle un freno a la mano que se está viniendo. La sociedad argentina no está dispuesta a cruzar otra vez el umbral del horror y llevar a una sociedad a la completa insensibilidad de tolerar que golpeen a los jubilados, que le vuelen la cabeza a un compañero por tomar unas fotografías. Creo firmemente que el pueblo argentino dijo Nunca Más y que ese Nunca Más se va a cumplir.”
Además de multitudinaria por primera vez después de 19 años, hubo una sola marcha y con documento unificado. La lluvia se contuvo toda la tarde, apenas cayeron unas gotas que no impidieron que todas las columnas llegaran a la Plaza de Mayo. Allí la migrantada de diferentes países se reunió en un abrazo, se tomaron fotos y entre el humo de las infaltables parrillas ambulantes de cada movilización en Buenos Aires comieron la típica papa rellena colombiana.