Fotos: Sol Avena
“Está muy difícil moverse, por suerte”, le dice una chica a su compañera. La frase parece un poco incoherente. Son las dos de la tarde y no estamos ni cerca de Plaza de Mayo. Pero la conclusión es obvia y la dice ella: “Hay muchísima gente”. Había ganas de marchar y se nota. Desde la vigilia de la noche anterior a hoy, que parece que la gente almorzó temprano y vino o directamente se guardó el hambre para comer algo al paso y de parado. Hay ganas de salir a calle: este 24 de marzo llega con el impulso de la Marcha Antifascista del 1 de Febrero, del 8M, de los miércoles de lxs jubiladxs -sobre todo el 12 y el 19 de marzo-. Y las ganas de salir a la calle no vienen solas, vienen con la bronca porque está difícil. Bajo el gobierno de Javier Milei está difícil moverse, educarse, curarse, alimentarse, tener vivienda, vivir. Bajo este régimen de gobierno están en crisis los derechos humanos más elementales.
Por eso, este 24 de marzo en el que se cumple casi medio siglo del golpe de Estado que dio paso a la Dictadura más sangrienta que vivió nuestro país, y que dejó un saldo de -por lo menos- 30.000 detenidxs desaparecidxs y casi 500 bebés y niñxs expropiadxs, esta es una marcha por la Memoria, la Verdad y la Justicia contra el fascismo en un sentido que moja las arenas del presente. Hay carteles por Pablo Grillo, el fotoperiodista agredido violentamente por la policía de Bullrich mientras sacaba fotos en la marcha de lxs jubiladxs el 12 de marzo pasado en las afueras del Congreso, y que hoy pelea por su vida. Antes de que se hiciera la hora de ir a recibir el parte médico, su padre Fabián Grillo pasó por la Plaza de Mayo, y los compañeros de Pablo hicieron un camarazo. Una señora con aros de perla y un relicario sostiene un cartel: “Ser militante es un orgullo. Fuerza, Pablo Grillo!!!”
Algunas columnas marchan desde la mañana. La ya clásica caminata desde la Ex Esma dejó algunas postales memorables. La legisladora por CABA, Victoria Freire captura la imagen del abrazo entre Juan Grabois -referente de Argentina Humana ligado al Papa Francisco- y Georgina Orellano, Secretaria General de AMMAR y referenta del trabajo sexual en Argentina. Caminan juntxs. Es que el enemigo genera alianzas insólitas y nos fortalece. Esta vez, tras casi 20 años, la marcha del 24 está unificada y hay escenario y documento único.

Es un hecho histórico, Milei lo hizo. Después de 19 años de marcha bifurcada por los distintos posicionamientos partidarios, el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia -conformado por la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, Correpi, el Serpaj, entre otros-, y la mesa de organismos de Derechos Humanos, que integran Madres, Abuelas e H.I.J.O.S., entre otras organizaciones, están juntos y con una misma consigna: “Marchamos en unidad. Son 30 mil. Fue genocidio”. Así de simple. Volver a las bases. Es que en este contexto de negación, mentiras y videos, es necesario volver a establecer algunos consensos básicos.
Suele decirse que la gente sale a la calle cuando le tocan el bolsillo, pero hoy queda claro: bolsillo no mata ideología. O al revés. Como sea: van de la mano. Si la Dictadura fue también económica, hoy se desfinancian las políticas de derechos humanos y se reivindica el terror de Estado mientras se mata de hambre a lxs jubiladxs, se contrae (más) deuda con el FMI, se empobrece al país entero. Por eso, también, la marcha es tan masiva y transversal. Marchan las familias y las agrupaciones políticas, marchan las infancias y los sindicatos, marchan lxs viejxs y lxs estudiantes por la educación pública, marchan lxs mostris y lxs profesionales de la salud pública, marchan señoras y pañuelos verdes, marchan barrios y barrios.
La unidad de los derechos humanos está más desplegada que nunca abrazando la Avenida de Mayo y las diagonales: pañuelos, pines, remeras, todo tipo de merch y los tradicionales choris. Es la crisis, es la precarización, es la informalidad que no timbea en $Libra. Los cordones laterales también tienen olor a meo intenso, personas en situación de calle, personas buscando comida en los tachos de basura. Las imágenes copan el espacio: “La calle no calla”, “Con el coraje de las Abuelas”, “Nuestro Salón de las Mujeres son las Calles”. Grupos de pibxs intervienen el asfalto con pinturas, dibujan plantillas de stencil en las paredes: una Bullrich con gorra. Lenguajes cruzados: “Bullshit”, “Nunca Musk”. Los centros de estudiantes avanzan en ebullición. La juventud se volvió resistencia.

Dos amigas se encuentran en una esquina. Una es médica, otra veterinaria. Estudiaron juntas en los 70 en La Plata. “No son 30 mil”, me dicen. “Son muchos más”. Sorprenden al completar la frase porque la elegancia del atuendo engaña. “La memoria completa va ser cuando digan dónde están los nietos robados de los desaparecidos”. Es una frase que se escucha y se lee mucho hoy, todo el día. El fascismo busca provocar y provoca. Esta vez, la reacción no será tuiteada. La gente salió a la calle, vino de lejos, vino aunque chispea, salió en todas las provincias. La marcha es federal, hay cuadras y cuadras en Córdoba, en Rosario, Bahía Blanca, gente en todos lados.
“¿Ves? Mirá: ¿Ves que sigue y sigue pasando?”, le dice una mamá a su hijita mientras ven cómo llevan por el medio de la marcha la bandera de lxs desaparecidxs. La bandera pasa por el cauce de la marcha como un tronco que sostiene todo, de fondo azul, interminable. Pasa también el camión de las Madres con un pañuelo enorme que dice: “Si nos matan seguiremos estando”. Pasa, pero quedan. Al costado del camión, un cartel condensa la transversalidad de la marcha: “Las Madres nos sentimos putas, travestis, homosexuales, diversas y pobres”. Están ahí todos los sujetos más atacados por este gobierno. Faltan lxs jubiladxs, pero no es necesario que lxs nombren. Jubiladas ya son.

Más cerca de la Plaza se oye: “¡Abran paso, llegamos las maricas!” Es la columna mostri que despliega la bandera Antirracista, Antifascista, Anticapitalista. Una nenita con remera de San Lorenzo agita un Pequeño Pony. La fachada de la Catedral está de blanco y celeste con la cara del Padre Mujica y un cartel con los desaparecidos que “desde la fe, lucharon por la justicia”. Una memecoin de Norita es la única moneda de peso fuerte, hoy que Norita nos falta por primera vez un 24M.
Llegar a la Plaza de Mayo está difícil. Las personas se despliegan desde ahí por cuadras y cuadras a la redonda como una estrella. Si hay policía, está de civil. La que hay de uniforme está detrás del vallado de Casa Rosada. No hubo operativo, por ende no hubo incidentes. El pueblo se organiza, como cuando celebró el último Mundial. Como en el Mundial, muchos hoy marcharon con la camiseta de Argentina. Consensos. En el escenario, se forma una filita de sillas de ruedas. Las Madres y Abuelas están grandes, pero nadie las empata en coraje. Por acuerdo, los oradores serán cuatro: Taty Almeida, Elia Espen -Madres de Plaza de Mayo-, Estela de Carlotto -Abuela de Plaza de Mayo-, y Adolfo Pérez Esquivel, del Serpaj. Taty cierra con la afirmación de siempre: “¡30 mil detenidos desaparecidos, presentes, ahora y siempre!” La multitud que la acompaña en el grito es inmensa, hace eco en el pulmón del mundo. Las nubes explotan y caen algunas lágrimas. La gente no se va, se queda.