¿A qué le decimos Nunca Más hoy?

A 40 años de la presentación del informe realizado por la Conadep (Comisión Nacional por la Desaparición de Personas), nos preguntamos por su sentido histórico y actual de esa sentencia labrada en el corazón del pueblo argentino. ¿Qué fue el Nunca Más para vos? ¿Qué es el Nunca Más hoy? ¿A qué le dirías Nunca Más hoy? Consultamos a activistas de derechos humanos, feministas, estudiantiles, campesinas y más en búsqueda de una respuesta colectiva.

Marcela Perelman
Directora de Investigación del CELS

El informe Nunca Más reveló la verdad sobre la dictadura y el terrorismo de Estado, exponiendo la tortura y desaparición como prácticas sistemáticas. Fue clave en consolidar el rechazo social y político a la represión, marcando una distinción entre represión y democracia que organizó nuestra cultura política, algo que se ataca hoy con discursos que reivindican el accionar de las Fuerzas Armadas.

Hoy, el Nunca Más tiene una relevancia renovada frente a discursos que relativizan, justifican o incluso reivindican las acciones de las Fuerzas Armadas durante la dictadura. El Nunca Más puede pensarse como el fundamento de la verdad del terrorismo de Estado para oponerse a los embates negacionistas. Aunque algunos aspectos del informe reflejan sentidos de una época, algunos que no compartimos, su núcleo central —que es la rigurosa reconstrucción del sistema represivo— sigue siendo clave. Releerlo con una mirada situada en las disyuntivas actuales renueva su valor.

Hoy diría Nunca Más a la legitimación de la violencia represiva, que no solo busca relativizar el terrorismo de Estado sino correr los límites de la violencia en el presente. Nunca Más a los discursos que justifican o minimizan el horror de aquella represión para habilitar nuevas formas represivas hoy. Por ejemplo, en la continuidad de la figura de “terrorismo” que algunas voces están trazando desde los 70 hasta acá, incluyendo allí a actores, sectores y acciones disímiles que lo que tienen en común es que son rechazados por los sectores que convergen en el poder actual y a quienes se les procura negar o suspender derechos fundamentales.

Susana Sementuch
Jubilada

Estoy lesionada desde la represión (del 11 de septiembre frente al Congreso). Estoy atenta ahora con todos mis compañeros. Para salir a asistir a alguien que pueda ser lesionado o gaseado en las manifestaciones de estos días. Entonces, estoy muy atenta a llamados de ellos y a saber dónde están. Entonces, le digo Nunca Más a este gobierno que nos quiere gasear como si fuésemos insectos. ¿Y por qué a los jubilados? Porque somos los que resistimos, los que nos concentramos cuando ellos quieren; porque somos obstinados y estamos luchando por nosotros, por los que no pueden estar ahí y están muriéndose de hambre en su casa, el futuro de nuestros hijos y nietos, y por un futuro un poquito mejor. Nosotros ya vivimos, ya sabemos muchas cosas y nos tenemos. No podemos hacer otra cosa que dar el ejemplo de resiliencia, de energía puesta al servicio del compañero del otro.

Mujeres campesinas indígenas del MOCASE
Movimiento Nacional Campesino Indígena MNCI CLOC Vía Campesina

Acá desde la asamblea le decimos Nunca Más a los desalojos, a los desmontes, a las fumigaciones con agrotóxicos. Nunca Más un Milei. Nunca Más a la trata de personas. Aquí decimos Nunca Más para algunos espacios de poder económico. Quienes movilizamos gritando en las calles, lo seguimos diciendo, y ahora con mucha más fuerza.

Reorganizarse fuerte para que el Nunca Más sea un principio político de la democracia, para ser posible el andar con valores humanos. Mantener en alto el Nunca Más es juntas y organizadas.

Karen Maydana Galván
Integrante de Nietes

Se cumplen 40 años del Nunca Más y me puse a pensar en lo que significó o significa esta frase para mí. En principio es una frase que siempre estuvo en mi vocabulario, desde muy chiquita, siendo nieta de desaparecido. Mi mamá siempre me habló de esa frase. Siempre me me explicó lo que le había pasado a mi abuelo, lo que había sucedido en el 76. Crecí con esa frase como un símbolo de lucha. Siempre fue una bandera que que levanté. Y a medida que fui creciendo, entendí las complejidades de lo que sucedió en el 76, un golpe de Estado. Y cómo, más allá del plan sistema sistemático de desaparición de personas, más allá del genocidio en esos años se beneficiaron las empresas, se privatizó todo como si nada. El país se inundó en una gran crisis económica, un gran retroceso. Cayó mucho la industria nacional, se devaluó la moneda, hubo muchos despidos y muchas cuestiones que rompieron el país. 

Y cuando pienso en el Nunca Más, ahora que soy grande, entiendo que cuando decimos Nunca Más no es solo Nunca Más al plan sistemático de desaparición de personas y robo de bebés, sino también Nunca Más una gran crisis económica con despidos, con la industria paralizada, con gente, con el pueblo, con hambre. Cuando decimos Nunca Más es a eso también. 

A lo que me remonta siempre que pienso Nunca Más es a Nunca Más un genocida suelto. Por eso son muy importantes los juicios por delitos de lesa humanidad que en la actualidad están sucediendo en varios puntos del país. Y me parece muy importante poder seguir visibilizándolos porque los genocidas tienen que estar en la cárcel. En la cárcel común. Es algo que siempre decimos: juicio y castigo a todos los genocidas culpables. Entonces, Nunca Más también tiene que ver con los juicios. 

Nunca Más está muy ligado a la memoria. No nos tenemos que olvidar lo que pasó y tenemos que recordar las razones por las que lucharon los 30.000, por sus sueños, por sus sueños de tener un país mejor. 

Y esas razones las que lucharon los 30.000 están muy ligadas a todo lo que está sucediendo hoy, son cosas por cosas que también estamos luchando en la actualidad. Hoy le diría Nunca Más a muchas cosas, pero por ejemplo, Nunca Más un pibe con hambre, Nunca Más a la criminalización de la protesta. Nunca Más a reprimir jubilados, Nunca Más al negacionismo y a la reivindicación del terrorismo de Estado, Nunca Más al desfinanciamiento de la educación pública. Nunca Más despidos. Y bueno, Nunca Más delitos de lesa humanidad y robo de bebés.

Maby Ibañez
Femeneidad travesti. Defensora territorial de Cafayate en el corazón del Valle Calchaqui territorio diaguita

Nunca Más, esta poderosa frase que se remonta a la creación de ese informe de investigación por lo que sucedió me parece que resume el gran pedido de un pueblo con conciencia de qué queremos. Como dice la frase, que eso Nunca Más vuelva a suceder. Si hay algo de lo que que está convencida esta comunidad que lucha, es de que no queremos volver a ver Nunca Más esas situaciones que se han vivido, tremendas, de mucho dolor, de mucha angustia, de desaparición, de tortura, de muerte, de aniquilamiento, por el solo hecho de pensar diferente o de creer que un pueblo puede vivir diferente. Y esto está ligado mucho a nuestras identidades, las identidades travesti, trans o de la comunidad diversa, que por el simple hecho de ser nos aniquilan. Nos expulsan. Nos corren. Nos matan. 

Y esto lo vivimos siempre. Lo vivimos en dictadura. Lo vivimos hoy. Entonces aún hoy siento que los discursos de odio irresponsables del gobierno Nacional impulsan la necesidad de querer exterminar nuevamente nuestra existencia. Hay una comunidad diversa que existe, que resiste, pero que no solamente quiere existir y resistir, sino quiere vivir y quiere encontrar un buen vivir. 

Hoy yo le digo Nunca Más a eso. Nunca Más a quedarnos calladas. Nunca Más a quedarnos en casa mirando el noticiero y no haciendo nada. Nunca Más a dejar que nuestros territorios se sigan quemando. Nunca Más a dejar que nuestros territorios se sigan explotando con las minas a que sigan sacando nuestros recursos naturales y que no quede nada más que muerte y destrucción. Decimos Nunca Más a los incendios intencionales. Detrás de eso están la especulación y la venta de esas tierras, detrás de la quema de los de los montes nativos, de los montes ancestrales, está la posterior venta y elaboración de canteras y barrios privados acá en Cafayate, en este territorio Diaguita Calchaquí. 

Digo Nunca Más a la expulsión de los territorios de mis hermanas y hermanos travos, trans que por no abrazar unas infancias. Diversas. Provocada por. Por el odio cultural y el rechazo de esta sociedad que simplemente repite normas culturales que se vienen de generación en generación. Expulsan a mis hermanas  a las grandes urbes, a las ciudades, para encontrar en el trabajo sexual la única forma de sobrevivir, y luego retornar a los territorios, enfermas, a morir. Condenadas a no poder ir a un hospital público. Porque en esos hospitales hoy no hay insumos. Hoy se juzga todavía una travesti enferma. Entonces le digo Nunca Más al silencio que es cómplice. Le digo Nunca Más a callarme cuando siento que una lucha tiene que ser defendida.

Susy Shock
Artista trans sudaca

Yo siempre me identifico como esa generación, la generación del Nunca Más. Cuando regresó la democracia, yo empezaba el primer año de la secundaria. Y junto con esa aventura de aprendizaje, en esa etapa de la vida que nos toca, a mí me tocó ser parte de esa generación que empezó a recibir a quienes se habían ido, y se tuvieron que ir porque los echaron. Me tocó tener que empezar a hablar de lo que estaba prohibido, a pensar cosas que estaban tapadas, a desangrarnos también con una historia que nos pasó alrededor, al costado, por adentro del mismo cuerpo. 

Y a partir de ese momento, en cada familia, en cada rincón del país empezamos a constituirnos en el país que somos hoy. La traba que soy hoy es porque pasó esa etapa también, la etapa del Nunca Más, la de los derechos humanos. Un momento de reivindicación de un concepto de ciudadanía que existe desde entonces y un Estado de Derecho que desde entonces venimos peleando, y al que le venimosaportando y mucho.

Creo que hoy le digo Nunca Más a quienes quieren olvidarse de eso, a quienes quieren hacer de la memoria un negocio y un oportunismo sesgado para hacernos retroceder en algo que es imposible retroceder, porque somos esa misma memoria viva. 

Piera Fernández de Piccoli
Presidenta de la FUA

El aniversario de la noche de los lápices fue el primer hecho que me llevó a investigar en mayor profundidad la dictadura y el Nunca Más. Lo que representa pensarse como esos chicos que fueron secuestrados, torturados y desaparecidos que tenían más o menos mi edad, hacían las mismas actividades que nosotros, tenían los mismos sueños, los mismos miedos. 

Y ahí entonces, el Nunca Más surge como un grito en defensa de la vida. 

Pero es un grito colectivo, el Nunca Más es y debe ser una expresión de toda la sociedad para que realmente tenga vigencia. Se construye todos los días desde la empatía y la memoria. Es un ejercicio de resistencia al olvido y a la impunidad. 

Hoy, que los discursos de odio son la estrategia y piedra angular del Poder Ejecutivo, como estrategia de disciplinamiento sobre el que piensa distinto, acompañados luego por el hostigamiento de trolls en redes sociales, creo que justamente ahí tenemos que resignificar el Nunca Más. Hoy el Nunca Más es un límite al poder y es una reafirmación de la dignidad de todas las personas.

Georgina Orellano
Secretaria General de AMMAR

Para mí el Nunca Más fue la posibilidad de conocer verdaderamente la historia que atravesó nuestro país. Conocer las consecuencias de una dictadura que se llevó la vida de 30.000 compañeros y compañeras detenidos, detenidas y desaparecidos. El Nunca Más fue la posibilidad del despertar de la conciencia social, de entender el compromiso verdadero con las luchas sociales y también defender la patria. A lo que le diría Nunca Más hoy es a que, aún hoy en democracia, en Argentina, se sigan vulnerando los derechos humanos de las trabajadoras sexuales, del colectivo travesti trans, de las personas en situación de calle, de los colectivos migrantes, de los trabajadores y trabajadoras, de la informalidad.Nosotras no solamente queremos estar en agenda, no somos una agenda, somos parte de este pueblo que necesitamos que despierte para no volver a cometer el mismo error que cometió en la historia de nuestro país. Esto se logra con tener compromiso social, con conciencia de clase, con no ser sectarias ni sectarios, con abrazar todas las luchas, todas, y poniendo un freno para que en la Argentina, en ningún colectivo, ningún sujeto político, ningún trabajador ni trabajadora, se sienta aislado de esta sociedad, ni tampoco violentado por las fuerzas represivas, ni por un Estado represivo y dictatorial. Así que yo le diría Nunca Más hoy a que todavía haya personas que somos violentadas en las calles por ejercer trabajo clandestino, por ejercer trabajos informales, por no tener derechos laborales. Todavía hay compañeras que seguimos siendo detenidas y parece que esa vulneración a nuestros derechos humanos no genera tan conmoción social. Tiene que ver con el color de piel, tiene que ver con la clase social y tiene que ver también con poder comprender que los derechos tienen que ser para todos y para todas por iguales y que no pueden vulnerar los derechos humanos de ningún sector, aunque muchas veces no coincidamos con lo que piensa el otro, con lo que decide para con su vida ni con los proyectos que tiene.