Una brigada feminista recorre México desde el martes. Al igual que miles y miles de personas que llegaron ese día por la noche al estadio olímpico universitario, el CU, otras miles armaron brigadas de ayuda con amigxs, con el vecindario. La esperanza de rescatar a más sobrevivientes en México y contener a quienes quedaron a la deriva está en manos de la sociedad civil organizada.
El sonido de un terremoto parece el de un trueno, los edificios, las piedras crujen al mismo tiempo y las sacudidas de 7.1 de magnitud en la escala de Richter tiran todo lo que pueden abajo. Desde las 13.14 del martes, México está en emergencia. El terremoto dejó ver el tejido solidario y generoso de lxs mexicanxs, pero también destapó muchas ollas siniestras.
El viernes por la noche, por ejemplo, durante las tareas de rescate en una fábrica textil de la colonia Obrera, encontraron que no hay una lista precisa de las personas que trabajaban ahí, muchas son migrantes asiáticas y centroamericanas en condiciones laborales muy precarias, no se sabe quiénes están vivas y quiénes fallecieron. La policía de la Secretaría de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal -mucha policía sin identificación- se dedicaron a obstaculizar las tareas, porque mientras el rescate de la sociedad civil continuaba, los agentes decidieron retirarse y llevarse los materiales: ante las protestas, reaccionaron con violencia y represión. Los forcejeos entre civiles y militares son cotidianos; lxs civiles no se rinden. Las trabajadoras de la maquila tienen que tener nombre y esta situación, ser leída en la misma línea que el incendio intencional de Sirtwoot Cotton, cuando la huelga de las textiles.
Algunas de quienes denunciaron este tipo de situaciones son las integrantes de la Brigada Feminista de Apoyo CDMX. En esa esquina, donde los planos no coincidían con la construcción y encontraron un sótano, colgaron una bandera de advertencia: Vivas o muertas, nuestro cuerpo no es un desecho. Es que el Estado pareciera querer dar vuelta la página de la improvisación que expone desde hace cuatro días y meter maquinaria pesada a remover los escombros, sin importar que no hayan aparecido todas las personas buscadas en estas horas ni que puedan estar ahí abajo. Prefiere darlas por muerta. En la Brigada remarcan que es imprescindible que el Estado “dé las listas de las personas encontradas bajo los escombros”.
Ese gobierno mexicano, tan indiferente a la población desde hace años, tan comprometido con hacer negocios con los fondos del Estado, tan responsable de no verificar las construcciones defectuosas que colapsaron, no despierta confianza de que pueda actuar distinto en la reconstrucción de la Ciudad de México.
Se abrieron vías alternativas para hacer llegar donaciones. Los actores Gael García Bernal y Diego Luna reciben donaciones en Documental Ambulante AC, una organización civil sin fines de lucro; los fondos se repartirán a las “organizaciones y proyectos civiles que se enfoquen en los procesos de reconstrucción”. La Cruz Roja mexicana también recibe donaciones en un sitio web habilitado para lxs afectadxs por el sismo. La lista de personas afectadas, centros de acopio, hospitales, voluntarixs, pueden encontrarse en este enlace de organización colectiva. El Centro Prodh difunde desde twitter los pedidos de ayuda en los centros de acopio. Es que la necesidad es mucha más que remover escombros: lxs músicxs llevan equipos de sonido a los derrumbes para amplificar los posibles pedidos de ayuda, quienes pueden cocinar van a los centros de refugiados a hacerlo o a dar contención, otrxs ordenan el tránsito en las zonas sin luz.
La Brigada Feminista de Apoyo CDMX publica actualizaciones a toda hora, sus integrantes están ayudando a mujeres, madres solteras, trabajadoras, sus familias y personas cercanas y necesitan el apoyo del feminismo global. Se las puede contactar a través de su facebook.
Los temblores no han parado. El sábado 23, casi a las 8 de la mañana, hubo un sismo de 6.1 en Oaxaca, con réplicas fuertes que no cesan. La única respuesta es más solidaridad con México y la esperanza es que ese tejido espontáneo que hoy se ve en las calles se transforme en más organización.