Dos femicidios en Formosa en menos de un mes

María Cabana fue asesinada el último jueves de agosto en un paraje de Las Lomitas. La mató su pareja delante de su hijo. A mediados de septiembre, murió Elida Flores en Villa Dos Trece. También, la mató su pareja. Dos femicidios con poca cobertura mediática a nivel nacional. El número de mujeres, lesbianas, travestis y trans asesinadas en Argentina por la forma más extrema de violencia machista, sigue siendo altísimo: por semana, hay 5 muertes. Según el último relevamiento realizado por el Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación, en el primer semestre de este año, se produjeron 139 femicidios en el país, de los cuales, 11 son casos vinculados y 4, personas trans.

A María Cabana la mató su padrastro, Carlos Giménez, que también era el padre de sus hijos en una relación a la que fue sometida durante más de una década. La violencia escaló hasta el femicidio el último 30 de agosto en un paraje de Las Lomitas. Ella tenía 29 años. El lunes 17 de septiembre, en Villa Dos Trece, otra localidad del interior de Formosa, la pareja de Elida Flores, -Julio Rodríguez- la asesinó de un escopetazo. De que fue él, no hay dudas: se entregó a la policía como autor del hecho. Sin embargo, se investiga si fue intencional o “se le escapó el tiro limpiando la escopeta”. La mayoría de los femicidios en la provincia de Formosa ocurren en el interior. A tres años de Ni Una Menos, las políticas públicas de prevención no son suficientes. La cobertura mediática nacional, en un contexto de vaciamiento de medios y despidos masivos, tampoco se ocupa de estas muertes, por eso es necesaria una memoria y un archivo desde el periodismo feminista.

La causa por el femicidio de María Cabana se extinguió porque Carlos Giménez se suicidió después de matarla en un camino vecinal, a cinco cuadras de su casa, cuando ella volvía de hacer unas compras acompañada por el hijo de ambos. El crimen ocurrió en Almirante Brown, un paraje que queda a 20 kilómetros de Las Lomitas (Formosa), en pleno medio día. A partir de las 12, los pueblos del oeste provincial se vuelven más desolados de lo que son, no sopla ni el viento. Es costumbre refugiarse del sol a esas horas, y la siesta, es sagrada. Pero afortunadamente, el día que María murió, había vecinos en la calle y lo vieron, intentaron auxiliarla y salieron de testigxs. 

El parte policial del día siguiente, calificó al crimen como homicidio seguido de suicidio. No mencionó nombres de las personas muertas. La información oficial que llegó a la prensa local señalaba que cuando se tuvo conocimiento del hecho, “personal de la comisaría local y una ambulancia del hospital, concurrieron al lugar indicado, donde hallaron a una mujer que presentaba una herida de arma de fuego en el cuerpo y junto a ella, un hijo menor y una motocicleta de 110 cilindradas”. Decía también, que la asistieron rápidamente y la trasladaron al hospital, que cerca de las 15, María murió y que “por cuestiones que se tratan de establecer”, antes de que Giménez la mate, tuvo una discusión con ella.

En el mismo parte decía que alrededor de las 21, la policía halló al sospechoso en el interior de un campo ganadero, ubicado a unos 4 kilómetros del lugar del hecho, con una herida de arma de fuego en el cuello y a su lado, una escopeta calibre 16. “Finalizadas las autopsias ambos cuerpos fueron entregados a sus familiares para las exequias correspondientes, dándose inicio a la causa judicial correspondiente”, se indicó. Así terminó la noticia, y también, la investigación.

Al confirmar que quien la mató fue la misma persona que se suicidó, no hay investigación que seguir. Lo afirmó el fiscal González: “No hay imputado y si no hay imputado, se archiva la causa”.

Todo quedó ahí, en un parte policial frío, sin nombres, como un hecho más entre tantos que pasan -cada tanto- en un pueblo desértico, donde todxs saben todo, pero nadie dice nada. El jueves 30 de agosto, la violencia machista que venía ejerciendo Giménez sobre María después de, al menos, 10 años llegó a la última instancia: el femicidio.

El número de mujeres asesinadas en Argentina, sigue siendo altísimo: por semana, hay 5. Según el último relevamiento realizado por el Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación, en el primer semestre de este año, se produjeron 139 femicidios en el país, de los cuales, 11 son casos vinculados y 4, personas trans.

 El número de mujeres asesinadas en Argentina, sigue siendo altísimo: por semana, hay 5. Según el último relevamiento realizado por el Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación, en el primer semestre de este año, se produjeron 139 femicidios en el país, de los cuales, 11 son casos vinculados y 4, personas trans.

El lunes 17 de septiembre, en Villa Dos Trece, otra localidad del interior de Formosa, la pareja de Elida Flores, -Julio Rodríguez- la mató de un escopetazo. Luego, se entregó a la policía como autor del crimen. Sin embargo, se investiga si fue intencional o “se le escapó el tiro limpiando la escopeta”.

Élida tenía 30 años, tenía cinco hijxs y estaba embarazada de seis meses. Vivía en el barrio Mariano Moreno, de Villa 213 (Formosa) y murió en su casa, por un disparo a corta distancia, de una calibre 36. Algunos vecinos mencionaron situaciones de violencia doméstica previa en la pareja, incluso dijeron que ella lo había denunciado varias veces. Sin embargo, no había una denuncia hecha ni en la Justicia ni en la Policía.

También trascendió que Rodríguez se entregó a la policía como autor del hecho, antes de llamar a la ambulancia para que la auxiliara. Cuando llegó la policía y el cuerpo médico, ya era tarde. El escenario y la forma en que pasó todo, es bastante raro.

El parte policial de este caso tampoco mencionó nombres. De nuevo, en el inconsciente colectivo suena: “una muerta más”; y por más que el femicidio de María, sea un caso cerrado para la Justicia y que la muerte de Élida esté tambaleando entre el homicidio y el femicidio, no se lo merecen. A Élida y a María hay que recordarlas como víctimas fatales de la violencia patriarcal, en Formosa. 

Zunilda Quintana, Nilda Núñez, Andresa Mereles, Zunilda Maidana, Mirta Beatriz Campo, María Cabana y Élida Flores: son algunos de los nombres de las víctimas de femicidio de Formosa. Nombrarlas forma parte del registro y la memoria feminista.