Toda persona que haya cuidado y haya sido cuidada es capaz de reconocer el valor de la tarea. Hacer la comida de niñas y niños, limpiar y acompañar a personas mayores, asistir a personas discapacitadas, a enfermos. Históricamente, las tareas de cuidado fueron asignadas a las mujeres, en especial a las mujeres pobres, y su estatus laboral fue invisibilizado. Cuidar no es considerado ni un derecho ni un trabajo, para revertir esta situación el senador por La Pampa Daniel Lovera presentó dos proyectos de Ley, uno que crea el Sistema Integral y Federal de cuidados y otro que promueve la empleabilidad de las/os trabajadores del cuidado.
Las leyes presentadas por Lovera y acompañadas por la senadora Beatriz Mirkin, Secretaria adjunta del Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina, fueron discutidas en un desayuno de trabajo el martes 27 de agosto en el salón Eva Perón del Congreso nacional.
“El déficit de cuidado sobrecarga a las mujeres y al Estado, por eso las mujeres no llegan a alcanzar una forma de vida autónoma”, destacó el senador Lovera en la apertura del encuentro, luego de señalar la pertinencia de que sea en el Salón Eva Perón que se conversara sobre ampliación de derechos de las mujeres. Remarcó el objetivo de considerar el cuidado como un bien público, un derecho para quien lo recibe y un trabajo para quien lo realiza. “El cuidado es un nuevo yacimiento de empleo”, apuntó.

Por su parte, la senadora Beatriz Mirkin, señaló que la mayoría del trabajo de cuidados de niños y adultos mayores lo realizan las mujeres, y que es trabajo que no está monetizado. “Hay trabajo que es amor, pero también es trabajo”, dijo, haciendo alusión a la frase de la filósofa italiana Silvia Federici “eso que llaman amor, es trabajo no pago”. También la senadora se refirió a la necesidad de realizar Encuestas de uso del tiempo, una herramienta que permite medir la cantidad de horas que mujeres y varones dedican al trabajo no remunerado.
La última Encuesta sobre Trabajo no Remunerado y Uso del Tiempo para el total nacional urbano en el año 2013 según EPH-INDEC muestra que las mujeres se involucran en un 88,9% en las tareas no remuneradas mientras que los varones se involucran en un 57,9%. Ahora bien, estos porcentajes significan diferencias en el uso del tiempo: las mujeres destinan en promedio 6,4 horas a los trabajos domésticos y de cuidados no remunerados, mientras que los varones dedican casi la mitad, 3,4 horas.
En el Salón Eva Perón estuvieron presentes expertas en la materia de diversas instituciones y organismos, que hicieron observaciones sobre los proyectos, con la moderación de Pamela Eleonora Ares. Natalia Gherardi, Directora Ejecutiva del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) planteó que entre los cerca de 50 proyectos de ley relativos a la economía del cuidado que se han presentado, “este plantea como horizonte un sistema integral de cuidados con enfoque de derechos e interseccionalidad”. Señaló, además, la necesidad de reparar en el derecho a cuidar, no solo a ser cuidados y el derecho al autocuidado, “aspecto que las mujeres descuidamos”.

Carolina Aulicino, de UNICEF, aportó una mirada respecto a las condiciones de empleo de las y los trabajadores del cuidado y puso el acento en el impacto en chicas y chicos cuando deben ocuparse de las tareas de cuidado en el hogar, especialmente en las adolescentes. También destacó cómo las deficiencias en la economía de cuidado redundan en un cuidado inadecuado de la primera infancia y remarcó la ausencia de un mapa de cuántos espacios de cuidado efectivamente existen hoy en las ciudades y territorios.
“El cuidado es un yacimiento de empleo”, había señalado el senador Lovera. “Se trata de capacitar, profesionalizar y darle un rango de trabajador o trabajadora a quien realiza el cuidado”, expresó en diálogo con LatFem. De esta perspectiva laboral habló Noe Ruiz, representante de la Secretaría de Género y Oportunidad de la CGT. “Venimos hace muchos años trabajando este tema, ya no se puede esperar más”, sentenció, “el tema del cuidado no es sólo un tema de mujeres”. También hizo referencia a que la mujer necesita autonomía económica y sobre su cuerpo para poder desarrollarse y señaló que el tiempo dedicado al cuidado es parte del PBI nacional.
De parte de la sede argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Elva López Mourelo reflexionó sobre las condiciones de trabajo de las/os cuidadoras/os y se refirió al “círculo del cuidado”, por el cual las condiciones del trabajo no remunerado impactan sobre las mujeres y sobre las/los cuidadoras/es sí remunerados. También llamó la atención sobre datos del contexto nacional y regional que repercuten directamente en el trabajo y, especialmente, en la economía del cuidado: el fenómeno migratorio y la crisis económica.
Adriana Vicente, coordinadora del Observatorio Nacional de Violencia del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM) sumó una arista no mencionada hasta entonces, la relación entre la falta de autonomía de las mujeres debido a la invisibilización y no remuneración de las labores domésticas y de cuidado con la violencia machista.
María Lucila “Pimpi” Colombo, Secretaria General del Sindicato de Amas de Casa, señaló que “el problema no es la tarea que hacemos, sino la desvalorización del trabajo. El problema es que nos digan que no trabajamos, por eso decimos que el trabajo de ama de casa no es desvalorizante, sino desvalorizado”. Y señaló que el 80% de los recursos totales de la salud son recursos de cuidado no remunerado. También hizo mención a cómo la Asignación Universal por Hijo en su momento fue recibido como un salario al cuidado, que junto con la jubilación por moratoria permite a las mujeres romper con la “desgastante relación que ocurre cuando trabajás todo el día y tu trabajo no está valorado”.
El sistema integral de cuidados supone una corresponsabilidad entre las familias, los varones, la comunidad, el Estado y las empresas. Cintia González Oviedo, directora de Bridge The Gap, se refirió a las empresas como actores sociales de presión sobre políticas públicas y a la expansión de un nuevo modelo de involucramiento empresarial, que tiene como ejemplo las acciones que Netflix y CBS llevaron adelante en algunos distritos de Estados Unidos que no respetaban los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y trabajadoras. También hizo referencia a que “las mujeres se caen de la curva de crecimiento” luego de que son madres y la necesidad de involucrar a las nuevas masculinidades como cuidadores y beneficiarios del cambio de paradigma.

Laura Sirotzky, de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) también destacó que el mercado de trabajo de mayor desigualdad entre varones y mujeres es el del cuidado. Reforzó la necesidad de jerarquizar y visibilizar como trabajo a las tareas de cuidados y la necesidad de mejorar las condiciones laborales de quienes las realizan ya de forma remunerada. Y trajo a discusión la tensión presentada por las/os enfermeras/os, para quienes la jerarquización del trabajo de cuidados no remunerado, podría significar una precarización de sus condiciones laborales.
Por su parte, Gala Díaz Langou, del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) destacó la necesidad de crear un órgano que coordine el sistema integral de cuidados y se refirió a que el trabajo de cuidados puede reactivar la economía: “puede generar 1.300.000 puestos de trabajo, y contribuir con un 5,3% del PBI”.
Para finalizar, Lovera destacó que “venimos escuchando hace tiempo a distintos sectores pidiendo este tema, viendo que la brecha es más desigual en las provincias, y que el cuidado no es solamente un problema de mujeres”. Y se comprometió a visibilizar la agenda de los cuidados en el Congreso y “ver si lo podemos sacar antes de fin de año”. Para el senador, el mayor obstáculo con el que se enfrentan las dos leyes propuestas “es que se lo toma como un gasto, cuando corresponde pensar cuál es la retribución para el país, cuántos puestos de trabajo se podrían crear, y a su vez cuánta justicia que se hace. Es un error preguntar cuánto cuesta y no qué resuelve”.