El giro pronatalista del gobierno de Milei

Una exfuncionaria del Ministerio de Capital Humano dijo ante la CIDH que Argentina estaba preocupada por la baja en la tasa de natalidad, alineándose con discursos de extrema derecha. Edurne Cárdenas contextualiza estos dichos como un retroceso constitucional que arremete contra la lucha feminista.

Foto: Sol Avena

Argentina es reconocida por su compromiso con los derechos humanos y su presencia activa y vocal en foros intergubernamentales. La marea verde nació acá, en nuestras calles, y las demandas del movimiento feminista a lo largo de más de cuarenta años se vieron reflejadas en un andamiaje de normas y políticas públicas de que sostienen la vigencia de los derechos sexuales y reproductivos, y que aportaron también a la construcción de un marco internacional de reconocimiento y protección.

La gestión de Javier Milei vino a romper una tradición sostenida de Argentina con los derechos humanos. La presencia activa y vocal del país en foros intergubernamentales, la marea verde que nació acá, en nuestras calles, y la demanda del movimiento feminista a lo largo de más de 40 años se se vieron reflejadas en un andamiaje de normas y políticas públicas de que sostienen la vigencia de los derechos sexuales y reproductivos. Todo eso sufrió un giro de 180 grados estos primeros seis meses de gestión, que pasó de ser, a raíz de intervenciones y aportes de sus funcionaries en distintos foros, de sorpresiva a bochornosa. 

El 1 de marzo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) convocó a una audiencia temática sobre la situación de los derechos humanos de las personas mayores. Se convocó para pedir información acerca de los avances, retos e implementación de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, pero fue ahí donde el Estado argentino, representado por la entonces subsecretaria de Políticas Familiares del Ministerio de Capital Humano, Ana Belén Marmora, mencionó una preocupación.

La funcionaria dijo que Argentina tiene la población más envejecida de la región e indicó, como un grave problema para el recambio generacional, la reducción significativa de la tasa de natalidad. Marmora señaló, además, como origen de esa reducción el 2018, año donde la marea verde tomó por completo las calles, el debate por el aborto estaba en boca de todes y en particular como efecto de la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. 

Los datos contradicen esa afirmación: el punto de inicio de la baja en la natalidad es anterior.  

Cippec señala que entre 2014 y 2020, la tasa global de fecundidad bajó un 34%, el descenso más pronunciado desde que existen registros anuales de esta variable en Argentina. La tendencia a la baja fue aún más acelerada (-55%) en las adolescentes, dato no menor puesto que los embarazos en edades tempranas son, en su mayoría, no intencionales. (Cippec, 2022). 

La gestión de Javier Milei vino a romper una tradición sostenida de Argentina con los derechos humanos.

Este año celebramos los 30 años de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD), que se celebró en 1994 en la Ciudad de El Cairo. La Conferencia es un hito histórico que reunió a representantes de 179 países para abordar las interrelaciones entre población, desarrollo y derechos humano y que marcó un cambio paradigmático al centrarse en los derechos y la salud reproductiva, reconociendo que el empoderamiento de las mujeres y la igualdad de género son esenciales para el desarrollo sostenible. 

Uno de sus principales aportes fue el Programa de Acción de El Cairo, que promovió el acceso universal a servicios de salud reproductiva y la educación integral en sexualidad. Además, la conferencia subrayó la importancia de reducir la mortalidad materna y mejorar la calidad de vida de las mujeres, niñas y jóvenes, estableciendo metas específicas para reducir la pobreza y promover el desarrollo equitativo. El enfoque centrado en las personas y sus derechos, en lugar de objetivos estrictamente demográficos, influyó profundamente en las políticas de población y desarrollo a nivel global.

Además de presentar datos falsos e interpretaciones acrobáticas, la presentación de Marmora está alineada con el discurso pronatalista que caracteriza a los gobiernos más reaccionarios. Como señala Françoise Girard, en un post en su blog Feminism Makes Us Smarter (FMUS), el discurso pronatalista está resurgiendo de repente en todo el mundo. En los últimos años hemos escuchado a líderes políticos y religiosos lamentarse sobre “inviernos demográficos” y “naciones debilitadas”. Sin embargo, el pronatalismo, en una vuelta malthusiana, siempre fue un tema importante para la extrema derecha, porque la composición demográfica de la nación siempre estuvo en su agenda. 

Este giro en una posición natalista atrasa 30 años de una construcción acordada y progresiva a nivel global.

Así, el primer ministro de Hungría, líder de Fidesz-Unión Cívica Húngara y referente de los grupos de extrema derecha, militó esta idea, acompañada por discursos políticos que, como dice Girard, combinan pronatalismo con posturas antiinmigración, racistas y homofóbicas: “No necesitamos números, sino niños húngaros. En nuestras mentes, la inmigración significa rendición. Si nos resignamos al hecho de que no podemos sostenernos ni siquiera biológicamente, al hacerlo, admitimos que no somos importantes ni para nosotros mismos”. 

Esta semana tendrá lugar en Cartagena, Colombia, la V Conferencia Regional de Población y Desarrollo, que da seguimiento a nivel regional a la agenda y compromisos en materia de población y desarrollo. Nuestra hoja de ruta regional en esta materia es el Consenso de Montevideo, un documento adoptado por los países de nuestra región en 2013. Es probable que no aparezca ningún representante de esta administración de Gobierno.

La intervención de Marmora, una funcionaria de segunda línea, hoy desplazada, muestra una nueva posición del Estado argentino: adopta posturas malthusianas pronatalistas que promueven políticas restrictivas sobre la reproducción y la planificación familiar, que se contradice por completo con la normativa interna del país y con los compromisos que asumió internacionalmente.   

Este giro en una posición natalista atrasa 30 años de una construcción acordada y progresiva a nivel global. Durante la Conferencia de El Cairo, el entonces gobierno de Carlos Menem, se alineó con la postura de el Vaticano y un grupo de países conservadores y observó los párrafos relativos a la planificación familiar el aborto, sin embargo, en otros aspectos vinculados con el desarrollo y la democracia, la posición argentina fue de más avanzada (Susana Novik, 1999). Es decir, pone a nuestro país –en contra de su propia normativa interna y de los compromisos asumidos– muy por detrás de 1994.


Bibliografía: 

Cippec, Odisea demográfica, 2022. Disponible en: https://www.cippec.org/publicacion/odisea-demografica-tendencias-demograficas-en-argentina-insumos-clave-para-el-diseno-del-bienestar-social/

Novick, Susana La posición argentina en las tres conferencias mundiales de población Papeles de Población, vol. 5, núm. 20, abril-junio, 1999, pp. 25 – 67 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México