56 meses pasaron de la muerte de Luzmila Ortiz, Lulu, una pequeña niña de menos de dos años que murió a causa de los golpes que le dio Alejandro Fernández en la localidad bonaerense de Derqui el 17 de agosto de 2013. Durante este tiempo sucedieron acontecimientos relevantes para el feminismo organizado y sobre todo para Yanina González, la joven mujer que en ese entonces tenía 23 años de edad y se cruzó con la cara más cruel de un sistema que no protege a las mujeres en situación de violencia machista, pero que al que no le tiembla el pulso para castigar bajo el rótulo de malas: malas víctimas, malas mujeres, malas madres.
18 meses estuvo Yanina, la mamá de Lulú, en prisión preventiva por pedido de la Fiscal especializada en violencia de Género Carolina Carballido Calatayud y orden del Juez de Garantías Walter Saettone. Ambxs coincidieron en que esta joven con discapacidad mental, embarazada de seis meses al momento de la muerte de su pequeña hija en manos de Fernández -quien ejercía violencia de genero contra Yanina y contra la niña- debía ser investigada por el delito de omisión caratulado como abandono de persona y que estaban dadas las condiciones que habilitan la prisión preventiva.
Yanina no pudo asistir al funeral de su hija porque estaba detenida. Tuvo que transitar el ultimo trimestre de su embarazo en la Unidad Penal de Los Hornos y parió a su segunda hija, Tiziana (Titi), esposada a la camilla de un hospital. La Justicia adoptó un criterio diferente respecto a Alejandro Fernández, quien no fue investigado desde el primer momento y que incluso fue presentado por la Fiscal Carballido como el principal testigo en el juicio contra ella.
Yanina no pudo asistir al funeral de su hija porque estaba detenida. Tuvo que transitar el ultimo trimestre de su embarazo en la Unidad Penal de Los Hornos y parió a su segunda hija, Tiziana (Titi), esposada a la camilla de un hospital. La Justicia adoptó un criterio diferente respecto a Alejandro Fernández, quien no fue investigado desde el primer momento y que incluso fue presentado por la Fiscal Carballido como el principal testigo en el juicio contra ella.
Carina Leguizamón, compañera feminista del barrio del Plan Federal Lomas del Casasco en Moreno Sur, abrió las puertas de su casa, su corazón y puso el cuerpo para que Yanina y Titi pudieran esperar el juicio en prisión domiciliaria. Carina es madre de 10 hijxs.
Luego de conseguir que se apartara la Fiscal de la investigación se logró avanzar para investigar al asesino en lugar de la madre. El 11 de marzo de 2015 3 jueces fallaron en forma unánime sobreseyendo a Yanina, porque no existía delito. Recién ahora Alejandro Fernández llegará a un juicio oral para terminar con la impunidad por la muerte de Lulu.
346/14 es el número de la resolución por la que la Procuradora General de la PBA -María del Carmen Falbo- brinda discrecionalidad a los Fiscales Generales de los Departamentos Judiciales para conformar Fiscalías Especializadas en Violencia Familiar. O son los criterios de idoneidad y capacitación que exige para ocupar esos puestos. Desde estas supuestas Fiscalías especializadas se investigó a Yanina, cuando tendrían que haber investigado a Alejandro Fernández.
Muchas fuimos las que nos movilizamos para acompañar a Yani en su lucha por la libertad. Hubo una estrategia que artículo a periodistas, abogadas, comunicadoras, activistas del campo popular y mujeres organizadas en los barrios.
Ahora nos volvemos a convocar en el último round exigiendo justicia por Lulu; recordando siempre la responsabilidad de un sistema judicial que no nos protege, pero nos castiga y nos abandona. 9:00 AM, la hora en la que nos encontramos en los tribunales de San Isidro el 7 y 8 de mayo. El feminismo liberó a Yanina, el feminismo se vuelve a nuclear en manada para terminar con la impunidad. Con un deseo intacto: ¡Se va a caer!