La región salvaje: una historia de pubis y tentáculos

“Narrar aquello que el realismo mira y apenas puede nombrar: el placer sexual de las mujeres”, sugiere Mariana Paterlini en esta crítica. La Región Salvaje es el cuarto largometraje de Amat Escalante y, como en los anteriores, retrata y denuncia los estragos del machismo en la sociedad mexicana actual: la distribución desigual de las tareas de cuidado; el odio a la homosexualidad; la doble vara con que se miden las prácticas sexuales de los varones respecto a las mujeres; y un poder judicial cómplice de la reproducción del orden patriarcal, entre otros.

Una mujer joven parece masturbarse desnuda sobre un colchón en una habitación oscura. Una mujer mayor la llama desde otro lugar: “Ya es suficiente”.  La mujer joven, en clímax, se detiene mientras algo sale de su pubis y repta entre sus piernas. La imagen extraña, quien mira vacila.

Otra mujer joven es penetrada por su marido a primera hora de la mañana en una habitación iluminada, la escena se cierra cuando él eyacula. Luego, la mujer se masturba en la ducha a las apuradas. “Mamá, mamá, mamá”, sus hijos la llaman. El acto de placer no se concreta, la imagen parece cotidiana.

La trama de la película dirigida por el mexicano Amat Escalante se sostiene sobre los nudos que enlazan a estas mujeres, y la clave para lxs espectadorxs atentxs se halla en la bisagra que el género fantástico propone para narrar aquello que el realismo mira y apenas puede nombrar: el placer sexual de las mujeres.

La realización es el cuarto largometraje de Escalante y, como en los anteriores, retrata y denuncia los estragos del machismo en la sociedad mexicana actual: la distribución desigual de las tareas de cuidado; el odio a la homosexualidad; la doble vara con que se miden las prácticas sexuales de los varones respecto a las mujeres; y un poder judicial cómplice de la reproducción del orden patriarcal, entre otros.

Hasta aquí, nada que no hayamos visto o escuchado antes. El extrañamiento vuelve y la tensión se exacerba cada vez que aparece en escena la región salvaje, las lecturas posibles son múltiples. ¿Qué es? ¿Dónde queda? Una cabaña a campo traviesa, alejada de Guanajuato, con dos ancianxs y la historia apenas creíble de un meteorito que dejó una criatura espeluznante, sin sexo reconocible y con terminaciones tentaculares a modo de brazos.

Tzevetan Todorov propuso pensar lo fantástico en relación a la incertidumbre, aquella vacilación o extrañamiento que nos produce un hecho sobrenatural. Más allá de lo insólito -que explica este acontecimiento con reglas plausibles a la lógica racional-, o lo maravilloso -que propone su propia lógica para despejar esta incertidumbre-, lo fantástico en estado puro escapa del orden de lo alegórico y no llega a explicarse: es un modo que nos mantiene en vilo ante lo inentendible y la posibilidad del absurdo. La región salvaje introduce una criatura de tentáculos sugerentemente fálicos, con pequeñas terminaciones que succionan todo aquello que cubren y penetran en los cuerpos de mujeres y hombres. Podríamos decirle la región del estímulo extremo. Pero también es la región de la destrucción porque esta criatura, en pleno estado de pulsión, por momentos parece borrar los grises entre el placer orgásmico de lo sexual y la muerte.

El filme mexicano, galardonado con el León de Plata en la categoría Mejor director del Festival de Venecia (2016), toma una trama cotidiana y la vuelve novedosa al introducir el elemento extraño. Las capas del relato se asientan unas sobre otras y nutren una historia que intenta abordar las facetas de las desigualdades de género en el México de hoy, enlazadas a una región que aparece enigmática y salvaje ante el ojo masculino de este director.

 

Título: La Región Salvaje

Título original: La Región Salvaje

Dirección: Amat Escalante

País: México

Año: 2016

Duración: 100 min.

Dónde verla: Cine BAMA, Av. Pres. Roque Sáenz Peña 1145, 21 hs.