La revolución trans en las elecciones municipales de Brasil

Con un récord de candidaturas ganadoras en las últimas elecciones de Brasil de gais, lesbianas y trans, el conservadurismo comenzó a ver su poder debilitado. Luciana Rosa habló en esta nota con Erika Hilton y con Robeyoncé Lima, negras, trans, orgullosas y esperanzadas: “podemos derribar el discurso de odio y retomar la vida democrática”.

El domingo 15 Brasil fue a las urnas para elegir legisladorxs e intendentxs en la primera elección desde que el ultra conservador Jair Bolsonaro fue electo presidente en 2018.

De esta nueva contienda electoral podemos destacar el fracaso de aquellos nombres respaldados por el presidente. De los trece que recibieron su apoyo en las redes sociales, solamente dos fueron efectivamente elegidos y otros dos llegaron a la segunda vuelta. 

En medio del avance del conservadurismo en el gigante latinoamericano se abre un hilo de esperanza con la elección récord de candidaturas LGBTIQ+. Recordemos que según un sondeo de la ONG Transgender Europe (TGEu) Brasil es el país más peligroso del mundo para lesbianas, gais, bisexuales, personas trans y no binarias. Solo en el período que va desde 2008 a 2017 fueron registrados 2.609 homicidios de personas transgénero. 

Según un mapeo de la ONG Aliança Nacional LGBTI+, difundido por el Huffpost Brasil, hasta julio de 2020 había 456 candidatos abiertamente del colectivo LGBTIQ+ y 41 que apoyaban la búsqueda de ampliación de derechos (en la carrera municipal de 2016 eran apenas 377). Los varones gais lideraron las listas con un 49% de participación, el 12% eran lesbianas y 11% mujeres trans. Casi la totalidad de esas candidaturas eran para concejalx, un 97% y el 3% para alcaidías.

Este año hubo un número récord de 83 políticxs LGBTIQ+ elegides en todo Brasil. De elles, 25 son travestis y transexuales, distribuides en 22 ciudades. Es una cifra mucho mayor a la de 2016 (últimas municipales) en las que solo se eligieron a ocho mujeres trans. Entre ellas, se destacó la elección de Erika Hilton a concejal por la ciudad de San Pablo, que se consolidó como la mujer más votada para la cámara de representantes. 

“Fue un cachetazo al conservadurismo brasileño. Las urnas mostraron que Bolsonaro y su política se condensan en su figura y que, aunque no se consumió, no tiene la misma fuerza que en 2018”, resume Erika Hilton, la primera legisladora negra y trans electa por la ciudad de San Pablo. 

Segun Erika, hay una ausencia del cuerpo negro, de los cuerpos diversos dentro de los espacios políticos, “este año nosotras mostramos que estamos organizadas, sedientas de justicia social, de equidad y de que estamos poniendo el cuerpo, nuestra lucha en el centro del debate político y que no aceptaremos calladas ser ejecutadas”, dijo a LatFem. 

La sexta concejal más votada de la ciudad de San Pablo, con 50.508 votos, reconoce que su elección marca un antes y un después en la política de la mayor ciudad latinoamericana. “Nosotras llegamos para hacer una gran revolución, que es negra, es periférica, es favelada, es lgbtq, y que esa gente que es llamada de minorías, es la masa y está tomando cada vez más conciencia de cuánto los políticos conservadores perjudican sus vidas y de cuán devastadora es la necropolítica y la política liberal para las clases más bajas de nuestra sociedad”, remarca. 

Un cambio producido a fuego lento 

El movimiento LGBTIQ+ ha buscado otras estrategias además de la acción directa o la vía judicial. “El ingreso a la institucionalidad ha sido una vía utilizada por estos agentes políticos y podemos ver un número creciente si comparamos con las elecciones de 2016”, analiza Pedro Barbabela, politólogo e investigador de la startup Todxs que trabaja por los derechos y la inclusión de la población LGBTIQ+ en Brasil. Para el analista esta “es una respuesta al Bolsonarismo. A este discurso extremadamente conservador de la extrema derecha, de retrocesos y pérdida de derechos para los segmentos discriminados por su identidad de género y raza en Brasil”. 

Para el director de la Alianza Nacional LGBTI, Toni Reis, los resultados superaron las expectativas de las elecciones de 2016, pues se triplicó el número de candidaturas, “realmente la diversidad estará representada en las cámaras municipales. Nosotrxs estamos extremadamente felices”. Pero aclara que el trabajo no termina ahí y que es solo el inicio: “queremos llegar a 2022 con la inclusión de representantes en el Congreso Nacional”, dice. 

Existe un gran trabajo colectivo previo a la consolidación de esos nombres en las urnas, que empieza con las listas de pre candidaturas, “nosotrxs llegamos a 500 nombres más o menos, que luego pasan por todo un proceso, la participación en talleres y procesos de formación, hasta consolidar las cerca de 300 candidaturas”, explica Toni. “Fue muy interesante este trabajo y estamos aprendiendo a hacerlo”, dice. 

Aclara también que no todes siguen una única línea partidaria. “Se eligieron candidatos de todo el espectro ideológico, en su mayoría de centro izquierda, pero también tuvimos candidaturas que son de la llamada derecha liberal. Eso para nosotros es muy importante, mostrar que hay una diversidad de pensamiento en nuestra comunidad”. Otro punto interesante es que no fueron solamente en las capitales donde esas victorias se dieron, sino en las pequeñas ciudades. 

Candidaturas colectivas

Una de las soluciones encontradas por los colectivos de la diversidad en Brasil son las candidaturas colectivas, que funcionan como una alternativa para aumentar las oportunidades en las urnas. Aunque no estén previstas en la legislación, desde 2016 hay candidaturas compartidas entre varias personas y pasaron de 13 en 2016 a 257 en 2020. 

Robeyoncé Lima

En estas candidaturas, la persona electa comparte las decisiones del mandato con un grupo de personas y requiere un acuerdo informal entre les miembres. Las candidaturas colectivas se han presentado como un dispositivo de representación diferente, más abierta e inclusiva. “El movimiento LGBTIQ ha encontrado un campo muy interesante de disputa y de apertura en los mandatos colectivos”, dice el politólogo Barbabela. 

“Muchas veces ellxs logran romper con algunas lógicas del propio partido, pues todavía hay una idea de que esas candidaturas no tienen capacidad para competir y ganar”, explica Barbabela. “Cuando las candidaturas de personas LGBTIQ se asocian a otros grupos en los mandatos colectivos, tienen chance también de estar representando esa causa, de estar ingresando a la política institucional”. 

La mayor parte de los mandatos colectivos en Brasil tienen la participación del colectivo lgbtiq+. 

La travesti co-diputada electa bajo esta modalidad en Pernambuco en las elecciones de 2016, Robeyoncé Lima, lo confirma: “las candidaturas colectivas son un formato nuevo de hacer política, que rompen con la cuestión del personalismo de la política tradicional y traen la idea de horizontalidad y una mayor participación de personas en el proceso político democrático”, dice. 

Además, las candidaturas colectivas traen consigo la amplitud de voces y posibilitan la ocupación de importantes espacios políticos. “Es más que importante. Estamos ocupando ese espacio porque vivimos en un escenario cada vez más difícil en el actual contexto político de Brasil, que es el país que más nos mata en el mundo. Y, de repente, vemos en 2020, en el último domingo, un récord de candidaturas trans electas. Ocupar ese espacio es fundamental para transformar esos índices estadísticos”, concluye.  

La co-diputada y primera abogada travesti de Pernambuco vislumbra un escenario favorable para 2022 y profetiza que podrán retirar a la extrema derecha del poder: “esto puede ser un indicador positivo de que podemos derribar este discurso de odio y retomar la vida democrática”.