Once años después, comienza el juicio por el abuso sexual contra Luna

Comenzó el juicio contra el progenitor de Luna, acusado de abuso sexual cuando ella era una niña. Tanto ella como su mamá atravesaron distintos modos de revictimización a lo largo de los años. Hoy esperan justicia y reparación.

Desde que Luna tenía 9 años espera junto a su mamá Yama Corín que el poder judicial responda. Hoy Luna tiene 21 años. La causa por abuso sexual por parte de su progenitor arrancó primero en el fuero civil de Morón en 2011 cuando su mamá comenzó a notar que algo no estaba bien y la psicóloga que atendía a la niña le dio la razón. Realizó la denuncia penal en abril del 2012 en el mismo distrito. En ese momento dictaron medidas de cuidado para que Luna no tuviera contacto con quien comenzaba a ser investigado como su abusador.

Los años siguientes fueron difíciles por todo lo que implica atravesar un poder judicial deshumanizado y poco empático con quienes fueron victimizadas. Luna tuvo que vivir desde niña diversas pericias, malos tratos y descreimiento, así como intentos de revinculación. También que la causa se prolongara durante años por discusiones lánguidas sobre la competencia de fueros: si Morón o la Ciudad de Buenos Aires, donde sucedieron los hechos. Mientras tanto, Luna crecía. Nunca se imaginaron que podía llevar tanto tiempo, ni el peso de tantos años sin resolución judicial.

Yama Corín le contó a LatFem qué zonas ilumina esta causa. En primer lugar pone a la luz todo lo que hay que cambiar: “necesitamos que los juicios sean en menos tiempo, que sean con otros cuidados, necesitamos políticas públicas para quienes no pueden pagar”. Es que, además de que Luna y su mamá tienen acompañamiento político y feminista, Yama tiene la posibilidad de pagar profesionales que las acompañen “y eso es algo que otras mamás no pueden hacer, entonces la justicia excluye a quienes no pueden pagar, además de patriarcal, es una justicia clasista. Nosotras tomamos la decisión de seguir y seguir”. Sin profesionales que acompañen, en el poder judicial suelen no mover el expediente y las causas inician su camino a la prescripción sin respuesta. De hecho, Luna declaró y fue escuchada como adulta, a los 18 años, sin acceder al derecho a hacerlo en Cámara Gesell. Recién entonces se resolvió la elevación a juicio en Capital Federal.

“Estamos con toda la angustia que implica atravesar el proceso del juicio, pero queriendo ya que suceda y celebrando el acompañamiento que tenemos, porque este juicio va más allá de Luna y de mí. Muestra que organizadas se puede avanzar”, dice Yama. Están rodeadas, además, por las expectativas de otras familias en la misma situación.

Para Yama y Luna, “hay un aspecto de la reparación que no va a llegar sin la condena”. También hay otras reparaciones, como entender que hay un mensaje importante en la dimensión de lo colectivo, “que organizadas podemos”. Y dentro de ese plano, la resistencia común como un escudo protector para que “la justicia no sea aleccionante hasta que nosotras podamos enfrentarla, hay un juego entre la violencia que recibimos en el camino de búsqueda de justicia y lo que nosotras podemos construir”.

El tribunal está a cargo de la jueza Virginia Sansone, y los jueces Adrián Martín y Gustavo Pablo Valle, del Tribunal Oral Criminal N° 15 de la Ciudad de Buenos Aires. Las audiencias serán en agosto, el 8, 10, 15, 22, 24, 29 y 31, en Lavalle 1771. En la puerta habrá jornadas de concientización, a cargo de la Agrupación Feminista Mundanas.