Puerto Rico: tres jóvenes epidemiólogas reescriben la historia de las ciencias

Se convirtieron en pioneras al crear y replicar un sistema que identifica casos y rastrea contactos al coronavirus en la isla caribeña. Son Fabiola Cruz López, Yaritza Martoral Martínez y Eva Gordián Rivera. Una nota de la periodista puertorriqueña Norihelys Ramos Rodríguez, integrante de la Red de Periodistas Feministas de América Latina y el Caribe.

Fabiola Cruz López no esperó órdenes del Departamento de Salud en Puerto Rico ni del Centro de Control de Enfermedades en Estados Unidos para desarrollar lo que tenía en mente: un monitoreo municipal que evitara la propagación del contagio del COVID-19. La científica y estudiante doctoral de 28 años, a finales de marzo dijo: “Si no salimos a buscar a las personas, seguirán transmitiendo el virus. Hay que implementar un sistema de rastreo”. Sin dudarlo empujó su propio proyecto epidemiológico en el pueblo de Villalba, ubicado en la región central de la isla. Para ese entonces ya se empezaban a registrar los primeros casos positivos en el país y la ciudadanía cumplía un aislamiento obligatorio por Orden Ejecutiva de la gobernadora Wanda Vázquez Garced.

Hoy, la identificación de casos sospechosos, tanto como positivos y viajeros, junto con el rastreo de contactos directos son posibles gracias a una alianza entre la alcaldía municipal, los hospitales y laboratorios y las personas que participan voluntariamente. Fabiola Cruz López lidera este proyecto junto a un equipo de profesionales en enfermería, medicina, psicología y trabajo social. Obtiene datos y monitorea las posibles cadenas de propagación a través de las llamadas telefónicas de las personas que tienen síntomas o han sido diagnosticadas con coronavirus.

A cada persona se le realiza la prueba serológica y la molecular. Durante los días del aislamiento le brindan apoyo psicológico. Le escuchan y le preguntan qué necesitan. “El impacto que esto tiene a nivel mental es algo que se tiene que reconocer. Estos sistemas de rastreo sacan a la luz aún más estos problemas indirectos, que no son una infección viral, pero son problemas indirectos de la pandemia”, dijo a LATFEM la salubrista, que hasta la fecha ha cerrado 445 casos en Villalba.

La alcaldía municipal también entrega almuerzos, medicamentos y compra de alimentos. Además, reembolsa el costo de las pruebas a toda persona que participa y no tiene seguro médico. Semanalmente, orienta a más de 20 mil habitantes con mensajes en guaguas (cabinas) de sonido.

“Si sientes que has tenido algún síntoma déjanos saber o si has estado en exposición, llámanos a nuestro número de teléfono …”, se escucha desde las cabinas. “La comunicación directa con las comunidades ha sido clave para lograr un sistema de rastreo exitoso”, aseguró la joven científica que recibe más de 50 llamadas al día.

Otras alcaldías municipales se han interesado en implementar este monitoreo creado por Fabiola Cruz López. La especialista en Epidemiología Molecular ya ha orientado a 40 municipios y desde junio lidera un sistema de rastreo a nivel nacional.

Un sistema replicado por otras mujeres

—Mira, mi profesión se ha puesto de moda. Soy epidemióloga.

Así responde Yaritza Martoral Martínez desde que comenzó la pandemia cada vez que le preguntan a qué se dedica. A sus 34 años se ha convertido en la segunda epidemióloga que lidera un sistema municipal de identificación de casos y rastreo de contactos en Puerto Rico.

“Identifico con las trabajadoras sociales cuáles son los lugares visitados por personas positivas y sospechosas. Si esa persona visitó el supermercado o la farmacia, ordeno el proceso de desinfección de exteriores y también le notifico al comercio para que desinfecte el interior del lugar”, explicó la científica certificada en Liderazgo en Salud Pública.

Desde abril trabaja con la alcaldía de Guayanilla, municipio ubicado al sur de la isla. Su mayor reto es orientar a las personas y decirles que deben permanecer en aislamiento por 14 días. “De los casos admitidos, el 53% son mujeres y tienen entre 30 a 55 años. Esa es la plantilla laboral, que necesita salir a la calle a trabajar para poder sobrevivir”, enfatizó y dijo, que su equipo reconoce esta situación y, por eso, a las participantes se les entrega una compra de alimentos para dos semanas y se les brinda servicio de transporte. 

La salubrista ha logrado recopilar otras variables de información. Por ejemplo, en las entrevistas iniciales pregunta si se han realizado la prueba de influenza y de micoplasma, si toman medicamentos o si sufren alguna enfermedad crónica. Su propósito es prevenir y conocer los posibles riesgos que tendrían las personas diagnosticadas al COVID-19. Una mujer adulta mayor asintomática y con hipertensión sería un caso prioritario, mencionó Martorel Martínez.

A través de este monitoreo las epidemiólogas también detienen cadenas de contagio. A veces porque personas de la primera y segunda línea de propagación se comunican directamente con la alcaldía o porque la comunidad lo notifica.

—Hay una señora que padece cáncer y me preocupa— dice una vecina.

—Pues, esto es voluntario y confidencial. Tienes que decirle que se comunique con nosotras.

Eva Gordián Rivera, científica de 29 años, es quien recibe este tipo de llamadas a diario. Lidera el sistema de rastreo en el municipio de Orocovis. “La gente se comunica. Quizás no todas resultan casos positivos, pero de igual forma sienten que son personas y no una estadística más. Es muy valioso saber que nos tienen confianza y nos dirán si ven algo”, dijo la estudiante doctoral en Salud Pública.

Identificar cadenas de contagio favorece a los comercios de este pueblo, ubicado en la zona montañosa del país. El equipo municipal les advierte sobre brotes de infección y les recomienda que no abran. La salubrista explicó: “queremos que se protejan y tomen medidas de precaución para que no afecten a su familia, a su plantilla laboral y a su clientela. Además, para que los servicios médicos no colapsen”.

En Puerto Rico viven más de 3 millones de habitantes, según el Censo de los Estados Unidos. Una mujer italiana de 68 años, que llegó en el crucero Costa Luminosa, fue el primer caso sospechoso a principios de marzo. Hasta el lunes 20 de julio el Departamento de Salud ha reportado 4.011 personas infectadas y ha confirmado 81 muertes por el virus.

Un sistema que transforma la medicina occidental

“En la historia todos los ejemplos que hemos tenido son hombres, pero ya eso está cambiando. Aunque lo vemos ahora como presente, ya esto (el sistema de rastreo) es historia. Ver que este movimiento es liderado por mujeres y que así quedará en los libros, me llena de muchísimo orgullo”, dijo Cruz López, quien de niña jugaba a científica con sus primas.

A nivel mundial, alrededor del 30% de la población femenina elige en sus estudios superiores Ciencias, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés), según la Organización de las Naciones Unidas en el 2019. En América Latina la brecha de género de las mujeres graduadas en estas disciplinas representa un 37.4% en comparación con los hombres, de acuerdo al reporte del World Economic Forum del 2016. No todas las niñas se imaginan con gafas, bata y microscopio.

Sin embargo, la mayoría de las personas que estudia Ciencias Biológicas y obtiene un grado universitario en Estados Unidos son mujeres. Este dato publicado en el 2019 por la Fundación Nacional de la Ciencia también corresponde a la sociedad puertorriqueña.

“Cuando empecé la universidad recuerdo que los salones estaban balanceados entre la cantidad de mujeres y hombres. Luego en la maestría vi tantas mujeres y cuando entré al doctorado había un solo hombre. Pensé: Yeah! We got it! Las mujeres estamos ahí”, contó emocionada la epidemióloga Gordián Rivera, y creadora del blog My Public Health Journey

Aunque en las últimas décadas se ha observado que las mujeres tienen más acceso a la educación en estas disciplinas, todavía son muy pocas las que logran permanecer en la carrera y alcanzar posiciones de liderazgo. Las mujeres científicas abandonan la profesión por las obligaciones familiares, el ambiente y las condiciones laborales.

“Si la mayoría de los puestos esenciales en la toma de decisiones y el desarrollo de las ideas científicas son acaparadas por hombres blancos, heterosexuales, cisgénero y acomodados, pues los efectos son y serán una estructura desigual”, explicó Alicia (Ali) Petru Gerena, profesore en el programa de Estudios de la Mujer y Género en la Universidad de Puerto Rico.

Petru Gerena, especialista en Salud e Historia de la Medicina, propuso transformar la estructura porque no basta con aumentar la participación de las mujeres. “Es reflexionar desde la raíz para poder reconstruir un sistema humanitario, colectivo y accesible”, enfatizó.

Mientras tanto, es urgente ofrecer oportunidades a las nuevas generaciones de niñas y adolescentes. En palabras de la científica Greetchen Diaz Muñoz: mostrarles representaciones de mujeres diversas en las ciencias y brindarles herramientas para que se conviertan en líderes.

“Mayormente cuando le dices a una niña que dibuje a un científico, te dibuja a un hombre. Esos estereotipos son un problema, todavía existen y hay que erradicarlos”, dijo la coordinadora del primer programa de chicas embajadoras STEM en Puerto Rico.

En la isla caribeña estos imaginarios se deconstruyen durante la pandemia. Las jóvenes epidemiólogas y otras profesionales de la salud reescriben la historia de las ciencias.