María Pía López estaba ubicada en tiempo y espacio y tuvo una idea: juntémonos a hablar de los femicidios, no, mejor a leer, o a escribir, juntémonos a hacer lo que sea pero basta. Una periodista y ensayista anarcofeminista le puso nombre: Ni Una Menos. Y se inauguró para muchas una incomodidad intelectual y un disloque corporal que no hay ortopedia que acomode. El movimiento feminista nunca volverá a ser el mismo después del Ni Una Menos de 2015. Mientras el efecto mariposa se expandía, semana a semana, clase a clase, género a género, María Pía López tomaba nota. Esos apuntes ahora se han vuelto libro-panfleto, como La unión obrera, de Flora Tristán, que López reivindica.
La suelta de estos apuntes personales hacia las militancias es una más de las intervenciones pedagógicas de la socióloga y escritora. Pía te pasa los apuntes. Por momentos las anotaciones dialogan con una interlocución interna al movimiento feminista, como cuando refiere al sujeto político inaugurado por el feminismo popular y advierte sobre el deseo de construir “una política sin dueñismos ni jefaturas, más allá de las necesarias en una contingencia o coyuntura”; y por momentos dialoga con una sujeta, o un sujeto, que desde afuera del feminismo se pregunta qué hacer con este hierro candente: “Ese Basta no puede ser desconocido en cualquier construcción electoral. […] No son contradicciones a tratar el día después de algún improbable triunfo”.
Habitante de ambos mundos, López trae y lleva con una lengua que es familiar en partes iguales a feministas y a militantes entusiastas del campo nacional y popular. Se trata de una escritura, pero también de una oralidad, ya que López es de oratoria pública frecuente y delicada, reconocible en las palabras preciosas y en una arenga combativa no titubeante pero calma.
Para los feminismos contemporáneos de la Argentina, esa escritura resuena porque la voz feminista de López estuvo presente en buena parte de los documentos, comunicados y ensayos que produjo el colectivo Ni Una Menos. Están su cadencia, su gracia argumentativa y su persistente complejización de cada acontecimiento que es arrojado a lo público buscando simplificación. Ni Una Menos complejiza, López complejiza, une universos que antes de 2015 parecían escindidos. Por ejemplo, Apuntes para las militancias trae el vínculo entre el “agarrá la pala” y el “cerrá las piernas”: “hubieras cerrado las piernas, no trabaja el que no quiere”. Intuye en esa suspicacia autoritaria un huevo de la serpiente común, un desprecio par por lo plebeyo y desobediente.
Los apuntes transcurren por diversos nudos conceptuales que arroja la marea, desde el aborto, la historia feminista y la paridad hasta la justicia penal. Pero más que intentar destrabar estas nebulosas de ideas (cada una de ellas implica una disciplina que lleva miles de libros publicados), el interés de Apuntes para las militancias está en el puente, en la facilitación de diálogos. Ligar, la masa liga, seguramente cree López. “Perdón por tanta sociología”, escribe luego de un guión largo, para disculparse por mencionar las condiciones de posibilidad históricas de la marea feminista. No es un libro de sociología, es un panfleto, un manual blando de la vida que late a la intemperie para las militancias de los últimos años, excitadas entre los feminismos y los campos nacionales y populares.
María Pia López, Apuntes para las militancias. Feminismos: promesas y combates, EME, 2019, 88 págs.