Eduardo Vásquez fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Wanda Taddei. Cumple su condena desde el 10 de noviembre de 2010. Vásquez tiene una hija, de una relación anterior, que el 27 de febrero cumple 15 años.
Su hija lo visita dos veces al año, porque vive lejos del penal donde está detenido. Este año, al coincidir la visita con su cumpleaños de quince, ha pedido realizar una reunión con su padre y algunas personas más, pero no puede realizarse por las medidas de prevención del covid. Por ese motivo y tomando en cuenta los derechos de la adolescente a compartir ese día con su padre, y por pedido de ella, se le autorizó a Vásquez a participar, el día del cumpleaños, durante unas horas, de una reunión en la que se respeten las disposiciones de DISPO, en el marco de la legislación vigente, y en la casa en la que la niña vive cuando está en Buenos Aires.
El papá de Wanda, Jorge Taddei, expresó, según la nota publicada en el diario Infobae este jueves que “Primero me sorprendí, pensé que no era posible. Hablé con mi abogado y me dijo que sí, que de acuerdo a la ley de Ejecución Penal Vázquez tiene derecho para lo que este juez le otorgó. Nosotros siempre nos ajustamos a derecho. Por eso estamos de acuerdo”. El señor Taddei se define desde el asesinato de su hija como “un militante de la causa de la violencia contra la mujer”.
Todo el resto de la nota en ese medio, como las intervenciones de los y las periodistas, estuvieron dirigidas a revolver en el dolor de ese padre que, con esa respuesta, demuestra el respeto por la ley vigente que otrxs no tienen.
No puedo siquiera imaginar el dolor de un padre o una madre en estas circunstancias, solo respetarlo. Y creo también que las personas, aun las condenadas por delitos graves, son mucho más que autoras de ese delito grave. En el caso de Eduardo Vasquez, a quien represento en el tramo de la ejecución de su condena, además de ser una persona condenada por un delito gravísimo, es entre otras cosas, un padre.
La hija de Eduardo Vásquez no cometió ningún delito y tiene derecho a estar uno de los días más significativos en la vida de cualquier adolescente, con su papá. Lamentablemente comenzaron a difundirse los detalles del día, lugar y hora de la reunión. No sorprende que datos sensibles sean “filtrados” a periodistas. Pasa sin ninguna consecuencia para la oficina pública que lo hizo, ni para lxs periodistas que reproducen esa información, pero tendrá un impacto bestial en la joven que solo quiere festejar su cumpleaños de 15 rodeada de las personas que quiere.
Como abogada, defiendo los derechos de las personas, no sus hechos. Y, en particular, los derechos de las personas privadas de libertad y de sus familias. En este caso, como en otros, se construye indignación popular por un permiso para que Vasquez, que cumple condena desde hace más de diez años, esté unas horas con su hija y la acompañe en ese día tan especial. Lo que están haciendo con el modo en que difunden el caso es provocar la angustia y el dolor de esa adolescente, quien -repito- no tiene ninguna responsabilidad en los hechos que llevaron a Vásquez a prisión, y que bastantes situaciones difíciles atraviesa por tenerlo preso.
Todos los medios, periodistas, comentaristas, no deberían olvidar que V. es una niña, que es sujeta de derechos, que la perspectiva de género también la alcanza, al igual que la ley de protección integral de los derechos de niñas, niños y adolescentes y la Convención sobre los Derechos del Niño, por ser menor de 18 años.
El dolor no se repara provocando más dolor, sobre todo a una niña.