De la carpa blanca que instalaron cinco trolebuseras despedidas en la puerta de la Municipalidad de Córdoba cuelgan gotas. Es invierno y llovió durante la madrugada. Todavía tienen puestas las camperas de polar verde que usaban cuando conducían los trolebuses. Hace 19 días que están en huelga de hambre. Van a seguir hasta recuperar sus fuentes de trabajo.
En junio hubo un paro de transporte que duró nueve días. Lxs trabajadores recibieron un aumento salarial del 21 por ciento, en tres cuotas, que terminarían de cobrar recién en 2018. Reclamaban que el aumento fuera en un solo pago y también que cese la intervención en el gremio local. Las mujeres soltaron los volantes y encabezaron una medida de fuerza. Con la misma firmeza que conducen sostuvieron el paro, como si fueran un muro imponente para frenar el descontento social por paralizar a una ciudad entera.
Ellas –mujeres, conductoras, jefas de hogar– fueron la voz pública del conflicto y les costó el trabajo: 56 trolebuseras fueron despedidas. Son el 6% de la fuerza de trabajo. Donde sí obtuvieron la mayoría es en el porcentaje de despidos: representan el 40% del total. Donde sí obtuvieron la mayoría es en el porcentaje de despidos de la empresa de transporte TAMSE: de 67 despedidxs sólo 11 son varones. Por eso, presentaron una denuncia por “discriminación, persecución gremial y violencia de género” ante el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
Los despidos funcionaron como castigo y herramienta disciplinadora por ser mujeres al frente de un conflicto. Están despedidas con causa por la ilegalidad de la medida de fuerza. Leticia Medina –integrante de la Intersindical de Córdoba– explica que hay acuerdos locales que fueron desconocidos por la conducción nacional de UTA (Unión Tranviarios Automotor) porque la sede cordobesa está intervenida y que la mesa de negociación entre el Ministerio de Transporte y los trabajadores había avanzado pero el intendente dio marcha atrás y así continuó el paro. Y agrega: “Hubo complicidad entre la UTA nacional, FETAP y la municipalidad: todos desprotegieron a los trabajadores”.
“Fue una maniobra del intendente –Ramón Mestre– para disciplinar a las mujeres. Además, él tiene un interés económico en el sistema de transporte. Fue un intento de desmantelar a la TAMSE que es la única empresa municipal”, asegura a LatFem Leticia Medina, de la Intersindical de Mujeres. Para Viviana Chiatti, una de las trolebuseras que hace huelga en la carpa, les “dieron un 8% de aumento, que era una burla, para crear el conflicto entre choferes y usuarios que estaban en contra del paro, y así el intendente sumó votos”.
En la carpa blanca no están todas las despedidas. Viviana asegura que muchas tienen miedo. “No se animan a venir pero nos llaman para saber cómo estamos. UTA mete miedo, está presionándolas”, dice Viviana. Cuenta que a veces manejaba trolebuses que no tenían los frenos eléctricos en buen estado y salían a la calle de todos modos. La empresa confiaba que ellas sabían manejar y que los devolverían sin inconvenientes.
“Las condiciones de trabajo no eran las mejores pero como una realmente lo necesita no puede hacer mucho. Es fácil despedir gente con tanta antigüedad sin pagarles nada. Detrás de cada compañera hay una familia, hay niños que tienen necesidades y viven sólo de lo que les da una”, dice Viviana.
Hasta el último día que Graciela condujo un trolebús lo hizo con los meñiscos rotos. No es la única que tiene marcas en el cuerpo por las condiciones de trabajo. Muchas de ellas son jefas de hogar. “Con la edad que tengo, ¿qué posibilidad de trabajo puedo tener? Tengo 47 años. ¿Qué empresa me va a tomar con los achaques que tengo?”, se pregunta Viviana.
La preocupación está enmarcada en una problemática aún más amplia: el ingreso de las mujeres al mercado laboral.
Según un trabajo de investigación de Leticia Medina y Elisa Arriaga –dos integrantes de la Intersindical de Mujeres de Córdoba– el mayor incremento en la participación laboral femenina desde el 2003 hasta el 2013 se produjo entre las mujeres con responsabilidades familiares: la participación laboral de las madres se incrementó de 35,6% en 1984 a 60,6% en 2012. No obstante, las madres están aún en desventaja respecto de las mujeres sin hijos/as en el ámbito laboral, es decir, participan menos, dado que entre las jefas de hogar o cónyuges sin hijos el 79,6% participan en el mercado laboral.
Susana Cardozo es otra de las trolebuseras que hace huelga de hambre. A su hija también la despidieron. Siempre tuvo asistencia perfecta. Para lograr ese récord faltó a los cumpleaños de sus hijos y a los festejos por el día de la madre. “Mis hijos no quieren que esté acá porque hace frío y paso hambre. Pero yo les digo cómo voy a perder 22 años de trabajo”, dice Susana en la carpa sentada al lado de un caloventor pequeño. Demasiado sacrificio como para volver a su casa con las manos vacías.
Cuando instalaron la carpa presentaron un petitorio formal para establecer un diálogo con el intendente y así negociar los puestos de trabajo. No tuvieron ninguna respuesta. “Parece que el intendente no nos hubiera visto”, dijo Viviana.
Los despidos funcionaron como una herramienta disciplinadora por ser mujeres. Están despedidas con causa por la ilegalidad de la medida de fuerza. Leticia Medina –integrante de la Intersindical de Córdoba– explica que hay acuerdos locales que fueron desconocidos y que la mesa de negociación entre el Ministerio de Transporte y los trabajadores había avanzado pero el intendente dio marcha atrás y así continuó el paro. Y agrega: “Hubo complicidad entre la UTA nacional, FETAP y la municipalidad: todos desprotegieron a los trabajadores”.
Las mujeres en la política sindical
Para el año 2001, momento en que la tasa de sindicalización general mostró uno de sus picos más bajos desde la dictadura, sólo el 39, 2 % de las asalariadas estaban sindicalizadas. Y al menos el 30% se habían sindicalizado recientemente, es decir en el transcurso del último año. Lo que podría suponer, según la investigación de Medina y Arriaga, un mejor desempeño de la sindicalización femenina en tiempos de crisis.
Así, en 1992 la CGT creó el Instituto de la Mujer y en el 2000 la Secretaría de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades. En el 2002 sancionaron la Ley de Cupo Sindical Femenino para lograr una mayor incidencia de la agenda de las mujeres transversalizando el enfoque de género en toda la organización sindical
Tanto gremios como sindicatos habilitan espacios para la agenda de género. Así, en 1992 la CGT creó el Instituto de la Mujer y en el 2000 la Secretaría de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades. Y en el 2002 la Ley de Cupo Sindical Femenino vino a empujar una mirada con perspectiva de género transversal a toda la organización sindical. Ahora la Intersindical de Mujeres que nació después del paro internacional del último 8 de marzo exige también representatividad en las conducciones gremiales y sindicales.
“Está bien que haya una Secretaría de la Mujer pero no alcanza. Apuntamos a una idea superadora: lograr una mirada transversal que recaiga sobre toda la acción sindical y sobre las condiciones de trabajo y política gremial”, explica Leticia.
La Intersindical de Mujeres acompañó a las trolebuseras en la audiencia conciliatoria que trató ayer la reincorporación de los despedidos. También pidieron que conserven sus puestos de trabajo los choferes que ingresaron tras las cesantías. “Llegó un grupo de despedidos y trabajadores que están con UTA y nos amenazó por medio de un chofer de la empresa Aucor. Nos dijo que nos vayamos o nos cagan a ladrillazos”, dicen las integrantes de la Intersindical. La audiencia pasó a cuarto intermedio hasta el martes de la próxima semana. Las trolebuseras seguirán en la carpa.