No venían sólo por nosotres. Lo dijimos. Si a alguien le pareció que lo único que aglutinaba a los discursos de odio y de ultraderecha era su lucha contra los feminismos, no fue necesario mucho tiempo para entender que venían por todo: nuestros derechos humanos sí, pero también por la economía, el Estado y la vida en el planeta. En el medio, la avanzada conservadora que sirvió como empuje para los discursos más radicales y violentos se apropió de nuestros conceptos, los vació de sentido y los tornó en nuestra contra. Libertad, derechos, igualdad, inclusión, rebeldía, son términos en franca discusión. Las audiencias también viraron y las izquierdas, los movimientos sociales y los colectivos identitarios viven un proceso de deslegitimación.
En la agenda pública encontramos debates antidemocráticos que dábamos por saldados. En países como Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, en nuestra región, hay un retroceso evidente: aquellas personas que se podían sentir identificadas con nuestras luchas por ampliar derechos, o sumarse y apoyar nuestros reclamos de mayor igualdad e inclusión, nos dan la espalda o dudan. ¿Podremos recuperarlas? ¿Cómo podemos hacer que nos vuelvan a escuchar? ¿Podremos dejar de hablar entre nosotras y hacer que nuestro grito llegue a más personas, por fuera de los activismos?
En el contexto de polarización al interior de cada país y a nivel global, los movimientos sociales fueron fragmentados y debilitados. Los feminismos, ambientalismos y los movimientos de reivindicaciones raciales y sexuales son permanentemente señalados como accesorios en una disputa bipolar entre unas difusas izquierdas y derechas planetarias. La polarización está acompañada de un crecimiento de la agresividad en los términos de las conversaciones, las posiciones se extreman, la palabras se enroscan y las burbujas cada vez se separan más, tan es así que al final del día una ya no sabe si habla la misma lengua que su vecino. ¿Cómo saltar el cerco? ¿Cómo decir nuevamente que queremos cambiar el mundo desafiando los prejuicios y estereotipos que recaen sobre nosotres y que predisponen negativamente a las audiencias?¿Es posible volver a acercarnos?
Estas preguntas, que venimos elaborando desde el comienzo de la pandemia, fueron un diagnóstico interno y un llamado a la acción. Como periodistas especializadas en género la reactividad al discurso feminista nos preocupa particularmente. Desde nuestros inicios como medios de comunicación nos propusimos ampliar la conversación y hacer un periodismo feminista que sea para el 99 por ciento. Allá por 2017 el escenario era más favorable para tomar ese desafío, ahora en este nuevo contexto, LatFem decidió liderar la conversación sobre cambio narrativo y para eso trazamos un plan que comenzó en 2021 que está más vigente que nunca. No lo hacemos solas, para poder contestar (y rediseñar) estas preguntas es necesario conversar con colegas activistas y militantes de la región y abrir la conversación a otras disciplinas.
Tres ideas del cambio narrativo
Para LatFem, el cambio narrativo es un proceso de cuestionamiento y reinvención de la comunicación, la búsqueda de nuevas formas de decir y llegar a las audiencias con los temas que los activismos de derechos humanos quieren conversar para producir una transformación social. En el cambio narrativo es fundamental el diálogo y la escucha de la lengua popular. Ese cambio narrativo trae aparejado no sólo un cambio de paradigma cultural, también un cambio político.
Dentro de lo que estudiamos, hay 3 ideas básicas para lograr el cambio narrativo:
1) Las flexibles: estudiar a la audiencia a la cual queremos llegar. No pueden ser los anti, tampoco a las nuestras porque ya están convencidas, tenemos que hablarle a toda esa gente del medio, a las flexibles, que en algunas causas nos apoyaron y en otras se alejaron. Que simpatizan pero no se identifican. Aquellas personas que no tienen una postura tan definida, militante, convencida. A ellas tenemos que hablarles, llegarles desde la emotividad y el sentido común, como lo hicimos tantas veces, y para eso hay que estudiarlas. ¿Quiénes son? ¿En qué creén? ¿Qué quieren? Escuchar es la mejor manera de empezar a hablar.
2) Cómo hablarles: hay que hacerlo con un lenguaje que atraiga y no repela, que sea popular y no dogmático, que sea simple y empático. A veces somos un poco crípticas, compañeras. Sabemos que las historias que todas entendemos llegan más que los datos y los trabalenguas teóricos. Dejar caer nuestras consignas pensadas durante décadas, pintadas en banderas y cantadas en nuestros himnos puede dolernos mucho, pero a la hora de ampliar y conservar audiencias (y compañeras) son repelentes para muchas y muchos. No se trata de dejar caer consignas sino de crear estrategias a mediano y largo plazo, sostenarlas en el tiempo. Nuestro mensaje no puede ser espontáneo, tiene que actuar por acumulación y tramado con otras organizaciones en red. Incluso con esas organizaciones con las que no compartimos historia.
3) Buena feminista: para atraer a nuevas audiencias a lo que queremos decir, a que se sientan atraídas por nuestro mensaje, nuestras luchas, nuestra forma de ver la vida, podemos probar hablándoles de manera optimista de eso que celebramos, queremos y apoyamos, no solo de lo que queremos que se caiga. Narrar el futuro, figurar todo lo que sí, no mostrarnos víctimas ni amenazadas. Los mensajes deben ser positivos y propositivos. Podemos estar muy enojadas pero comunicar el enojo no es la forma de convencer a más personas de sumarse. La rabia sigue siendo el motor para nosotras, pero también la esperanza. Esa es una buena forma para salir de nuestra burbuja militante y llegar a nuevas audiencias.
Después de pelear mucho con este paradigma, lo hemos asumido como parte de nuestra reflexión cotidiana como periodistas y militantes del amplio campo de los derechos humanos y la comunicación. Cuesta, pero una buena manera de introducirnos fue leer Una guía para una comunicación basada en la esperanza, discutirle a Thomas Coombes y tratar de armar nuestras propias definiciones, desde el sur global. En eso estamos.
Una experiencia de cambio narrativo en el periodismo
En 2023 nos juntamos con 10 medios y más de 30 periodistas latinoamericanas para pensar en la agenda de derechos sexuales y reproductivos en América Latina y el Caribe. Decidimos focalizar en este tema porque es paradigmático: la marea verde tiñó las calles de varias ciudades de latinoamérica y el mundo, pero a la vez provocó una enorme reacción detractora. Nos capacitamos en un ciclo de encuentros formativos de cuatro módulos: el primero fue interno, de diagnóstico y discusión; el segundo estuvo a cargo del argentino Fernando Torrente, quien es director del Instituto de Neurociencias y Políticas Públicas, así como director del Laboratorio de neurociencia y Sociedad de la Fundación INECO, con quien hablamos sobre las dinámicas del cambio de opiniones de las personas, entendimos juntes cómo se arman las creencias con una perspectivas desde las ciencias del comportamiento y las neurociencias; en tercer lugar tuvimos una capacitación con Daniela Barbieri, socióloga argentina de la UBA, magíster en Comunicación Política (GWU) y directora del Observatorio Pulsar, sobre las posibilidades de comunicación en contextos polarizados; por último, la colombiana Alejandra Bonnet desde España nos habló sobre el trabajo narrativo y el nuevo paradigma de las comunicaciones. Ella es coordinadora de la comunidad de poder narrativo y comunicación estratégica de Bridges/Puentes.
Luego del ciclo de encuentros formativos, iniciamos un Laboratorio vivo de cambio narrativo en el periodismo feminista junto a 5 periodistas feministas de la región: Michelle Nogales del medio Muy Waso de Bolivia; Génesis Anangonó, colega independiente de Ecuador; Catalina Ruiz Navarro directora de Volcánicas, de Colombia; Graciela Tiburcio, de La Malpensante, medio novísimo de Perú y Fabiola Gutierrez de la Red de Periodistas Feministas de Chile. En esta instancia contaron con las mentorías de Florencia Alcaraz, Romina Zanellato y Agustina Frontera de LatFem, con el apoyo de Oxfam en el marco del programa Poder Elegir, financiado por Asuntos Mundiales Canadá (AMC).
Experiencias del Laboratorio de narrativas sobre Derechos sexuales y reproductivos
“Lo que más me gustó fue romper la burbuja de la conversación feminista entre feministas”, nos dijo Michelle Nogales de Muy Waso. Ella, junto a Mijail Miranda, realizaron el reportaje Ginecología y Obstetricia: ¿cuáles son nuestras experiencias en estos consultorios en Bolivia? que podés ver acá. Hicieron una encuesta nacional, dos informes, dos videos, obtuvieron datos de violencia obstétrica oficial en su país y pudieron llegar a nuevas audiencias. “Sobre todo en TikTok, donde la interacción se dio con mujeres que comentaban sus experiencias desde una postura no necesariamente feminista”.
En el caso de Catalina Ruiz Navarro, de Volcánicas, ella decidió trabajar con el tema de la lactancia materna. Un tópico que despierta opiniones pasionales. “Los contenidos disputaron la narrativa común y normalizada, provocaron reacciones a favor y en contra, pero sobre todo conversación. Definitivamente llegamos a nuevas audiencias, en especial audiencias que suelen sentirse marginadas y juzgadas al interior del feminismo como las madres. Para seguir llegando más lejos podemos ampliar esta conversación, atendiendo algunas de las dudas y preguntas o puntos controversiales que surgieron en los comentarios”, nos comentó Catalina. Con unos videos para redes y un informe en la web de su medio, los comentarios se multiplicaron y la conversación, como dice ella, se agrandó incluyendo a mujeres que no necesariamente tienen posturas feministas.
“Volví a confirmar que es necesario poner en práctica las narrativas que se alejen del corte aleccionador y que, más bien, se presenten como una alternativa de solución o una oportunidad de nuevos conocimientos”, reflexiona con nosotras Graciela Tiburcio de La Malpensante, un nuevo medio de Perú, que con el trabajo sobre la reducción de casos de embarazos adolescentes en dos colegios logró crecer 500% en TikTok gracias a este video.
En el caso de Fabiola Gutierrez de la Red de Periodistas Feministas el desafío era doble, cómo llegar con un mensaje amplio desde una cuenta de redes sociales activista. Hubo un par de aprendizajes en el proceso de hacer la campaña de(ESI)de: el primero es la posibilidad de compartir lo aprendido entre colegas, luego la necesidad de seguir capacitándonos para educar y permear en nuevas audiencias, y el tercero: “que es posible sostener una comunicación desde el paradigma de los derechos humanos y que no renunciamos a nuestro activismo, pero construimos nuevas narrativas elaborando nuevos o mejores mensajes”.
En el caso de Génesis Anangonó, quien escribió un reportaje en LatFem titulado El aborto fue, es y será afrodescendiente, su aprendizaje fue que el tono combativo que suele utilizar en sus textos puede atenuarse para encontrar más llegada, alcance y difusión. “A través de narrativas diferentes, pero que apelan al mismo objetivo: sensibilizar respecto al racismo, feminismos, derechos sexuales y reproductivos”.
Otras experiencias en LatFem
En esta misma línea de trabajo de cambio narrativo presentamos en 2022 y 2023 dos experiencias en alianza con Bridges/Puentes, organización que construye poder narrativo en América Latina. En estos productos trabajamos con dos ejercicios innovadores: por un lado tratar de narrar nuestras utopías, poner el foco en el futuro que queremos y no en el desastre y el terror que nos produce la amenaza del cambio climático y la desigualdad extrema. Este ejercicio se llama Postales del Futuro. Trabajamos con el lenguaje fotográfico, el collage digital y la creatividad audiovisual para romper con los lenguajes tradicionales de la denuncia política y el relato periodístico. Y, por otro lado, otra experiencia fundada en un principio de articulación entre activismos para romper la fragmentación: buscamos hacer un puente entre el activismo por la diversidad sexual y el activismo agroecológico de las trabajadoras rurales, así creamos la alianza EcoCuir, que en esta primera etapa contó con una jornada de intercambio y una temporada de podcast.
Cómo seguimos
En el marco del proceso de formación de una red global por el cambio narrativo, que se presentó en septiembre de 2023 y se denomina The Global Narrative Hive o La colmena narrativa global, LatFem comenzó la creación de una red de intercambio narrativo para organizaciones políticas, sociales y activistas por los Derechos Humanos que trabajan comunicación en el Cono Sur. Allí se reúnen organizaciones de la diversidad cultural, sexual, feministas, ambientalistas, antirracistas, de trabajadores y de derechos humanos. Este proyecto nos encontró en la Argentina con un acelerado proceso de derechización y un contexto electoral que apremia y provoca acciones urgentes. Junto a diversas organizaciones —principalmente de la Argentina pero también de Brasil, Paraguay y Chile—, comenzamos un proceso de producción y reflexión sobre la campaña política vinculada a estas elecciones locales. Las experiencias de Brasil y Chile sobre cómo disputar con las opciones de derecha el voto flexible y atraer más votantes para los candidatos vinculados al campo nacional y popular y progresista son una referencia para perfilar nuestra comunicación política y alimentar el enorme y variado ecosistema de grupos de activismo comunicacional que floreció tras la victoria del partido de ultraderecha en las elecciones primarias. Es así que las campañas que produce LatFem y sus aliados en este contexto son parte de una red de intercambio narrativo del sur global en formación, en continua revisión y con identidad local.
Sea desde el periodismo feminista, desde el activismo digital, la comunicación estratégica o la disputa callejera, el cambio en nuestras narrativas es urgente, requiere alianzas imprevisibles, romper el cerco y animarse a cambiar las formas de decir. Para más información sobre estos proyectos, solicitarnos una consultoría o capacitación en estos temas o contactarnos para sumar tu organización a la red escribinos a contacto@latfem.org.