Primero, un hombre le dio un beso en cámara mientras ella presentaba el tema que iba a introducir. Luego, otro vestido de máscara y mameluco, disfrazado como los ladrones de la serie española “La casa de papel” simuló secuestrarla mientras le tocaba un seno. El doble acoso sexual a la periodista de CNN Chile Mariela Estrada salió televisado en vivo y en directo la semana pasada. A partir de este episodio un grupo de casi 200 periodistas se organizó para redactar una carta donde exigen medidas responsables a empresas periodísticas y de comunicaciones para generar espacios libres de discriminación y violencias machistas.
“Este tipo de situaciones son un fiel reflejo de cómo las mujeres periodistas somos y podemos ser víctimas de conductas matonezcas, sexistas y depredadoras. Estas no solo ocurren en el reporteo en calle sino también en las redacciones, en los estadios, durante las entrevistas y en las universidades. De la misma forma, los agresores también pueden ser nuestros propios colegas, editores, jefes y hasta fuentes. A veces es la anulación, el mansplaning, hombres que descalifican o desaprueban los comentarios o el trabajo de sus colegas”, dicen en el texto que lleva 180 firmas.
En la carta mencionan datos e informes de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) ya lo ha advertido donde señalan que la mitad de las mujeres periodistas han sufrido acoso sexual, abuso psicológico, trolling en línea y otras formas de violencia machista mientras trabajan. En el 85% de los casos, las empresas periodísticas no han tomado acciones adecuadas porque ni siquiera tienen una política para contrarrestar tales abusos. El 48% vivió violencia de género en su trabajo y un 44% abuso en línea.
También citan datos e informes de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) ya lo ha advertido donde señalan que la mitad de las mujeres periodistas han sufrido acoso sexual, abuso psicológico, trolling en línea y otras formas de violencia machista mientras trabajan. En el 85% de los casos, las empresas periodísticas no han tomado acciones adecuadas porque ni siquiera tienen una política para contrarrestar tales abusos. El 48% vivió violencia de género en su trabajo y un 44% abuso en línea. Entre las formas más comunes de violencia de género relatados por las mujeres periodistas está el abuso verbal (63%), el abuso psicológico (41%), el acoso sexual (37%) y el abuso económico (21%). Casi el 11% había sufrido violencia física. En el 45% de esas situaciones, los agresores son personas ajenas al lugar de trabajo: informantes, políticos, lectores u oyentes. En el 38% eran jefaturas o superiores jerárquicos.
“El acoso sexual es una forma de violencia de género y en Chile, y particularmente en el gremio periodístico, es una práctica normalizada e invisible. El ejercicio del periodismo en sí mismo es un peligro. Las mujeres que lo ejercemos estamos en riesgo de vivir este tipo de situaciones todos los días. A veces el hostigamiento se confronta, otras se evade y hay veces en que se sostienen sonrisas incómodas como las de Marianela. Los efectos del acoso sexual no solo tienen como resultado las consecuencias de experimentarlo, también tiene múltiples formas de resistirlo, entre otras razones, por temor a perder el trabajo en un panorama medial tan precario y desalentador como el chileno. Y no podemos solo seguir resistiendo”, continuaron la misiva.
A su vez, de acuerdo al informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF) 2018, las periodistas son las más afectadas por el ciberacoso. En esa misma línea, la carta menciona el informe de la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Las periodistas chilenas organizadas señalan: “queremos hacer un llamado a trabajar en conciencia por sensibilizar los espacios de trabajo acerca del acoso que vivimos las mujeres en los medios. Acciones que rompan la barrera de la cobertura de turno al 8 de marzo ó 25 de noviembre, la camiseta de moda o la comodidad del calzado. Las situaciones de hostigamiento sexual en medios son algo endémico pese a que cada día aumenta, a nivel global, el número de mujeres que estudian la carrera. El periodismo es una profesión que antiguamente se reservó casi en exclusivo para el género masculino y hoy el acoso, en la mayoría de las situaciones, se mantiene en silencio como resabio de ese machismo”.
“Las mujeres en este oficio investigamos, producimos información, despachamos, escribimos historias sobre derechos humanos, hacemos coberturas noticiosas, somos la voz de las personas que no son escuchadas. Por eso la discriminación, el acoso y otras manifestaciones de violencia de género contra mujeres en los medios de comunicación son también atentados a la libertad de expresión, particularmente grave para aquellas que incorporan en su quehacer un enfoque de género y de derechos”, dice la carta que firman en solidaridad con la colega de CNN.
Hacia el final exigen a las empresas periodísticas la responsabilidad de generar espacios libres de estas situaciones y protocolos efectivos para la prevención y tratamiento de casos de acoso sexual. En definitiva, el derecho a trabajar tranquilas.