“Más que la declaración de un día, es un acto de memoria”, dice Claudia Neira sobre este 19 de diciembre, Día Nacional contra los Femicidios en Chile. La hija de Claudia, Javiera Neira Oportus, tenía apenas seis años cuando su padre la atacó hasta matarla en 2005. Fue un castigo femicida. El hombre había querido asesinar también a Claudia pero ella sobrevivió y ahí comenzó la lucha junto a organizaciones feministas para impulsar la ley ––aprobada en 2020-––, que ha reconocido este día. Ella dice que hay muchos días declarados y que a ninguna le gustaría que este existiera, pero que es una manera de enrostrale a la sociedad que a las mujeres las (nos) siguen asesinando.
“Estamos tan debilitadas en cuanto a las normas que nos resguardan, que esta ha venido a llenar un espacio grande, mucho más de lo que pensábamos. Es una fecha que ha conmovido porque ha apoyado un trabajo político importante de visibilización de las historias de las mujeres, de su vida, de los aspectos judiciales”, explica a LatFem la impulsora de la Coordinadora 19 de Diciembre.
En 2020, según el registro de la Red Chilena contra la Violencia Hacia las Mujeres, 47 mujeres han sido asesinadas en Chile; de estos asesinatos, uno ha sido lesbofemicidio; tres de ellos, transfemicidios; y a esto se suman seis suicidios femicidas.
Para esta fecha habrá varias actividades. En Santiago se presenta, en el Palacio Cousiño, la exposición “Por nuestras muertas, toda una vida de lucha”, en la que trabajaron ilustradoras mexicanas y chilenas. Se trata de un homenaje a Paulina Gatica, una mujer de 42 años, trabajadora de una cadena de supermercados, asesinada en 2021, que será con el mundo sindical. También se hará un acto arteactivista que será en la Universidad de Santiago.
Contra la violencia femicida
Como parte de la reflexión de este día se han puesto discusiones urgentes para la erradicación de la violencia hacia las mujeres, teniendo muy presente el contexto de pandemia que, a la luz de las cifras, aumentó la violencia doméstica por la convivencia de las mujeres con sus agresores.
Dentro de las demandas urgentes a las que apuntan las organizaciones feministas están aprobar la Ley de Violencia Integral que se mantiene en el Congreso desde 2016 y avanzar con la ley de protección y reparación a familiares de víctimas de femicidios.
La Ley de Violencia Integral busca “prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, cualquiera sea su edad, estado civil, etnia, idioma, religión o creencia, ideología u opinión política, o de otro tipo, origen nacional o social, filiación, situación socioeconómica, situación laboral, nivel educacional, de embarazo, orientación sexual, identidad y expresión de género, apariencia, condición de salud, de migrante o de refugiada, discapacidad de cualquier tipo o cualquier otra condición”. A este proyecto, en el Congreso, le dieron urgencia simple en marzo de este año.
En esa oportunidad la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, dijo que se buscará incorporar a los niños, niñas y adolescentes como víctimas directas de la violencia de género y como personas que sufren violencia de género y que requieren una representación jurídica especializada. “Hemos dicho que los niños y niñas no son testigos solamente, son víctimas de este círculo de violencia y por lo tanto necesitan ser atendidos. Incorporarlos de este modo permite que haya una interacción más virtuosa entre los Tribunales de Familia y los Tribunales de Garantía que ven los delitos de maltrato. Esto va a permitir también que haya menos revictimización, que haya reparación a esos niños y niñas y que, sobre todo, se pueden ver en conjunto todos los factores que producen la violencia”, explicó.
En cuanto al proyecto de reparación a les familiares de víctimas de femicidios, fue presentado en 2020 y en noviembre pasado votado en la Cámara de Diputadas y Diputados, aún con revisiones antes de pasar al Senado. Este ha contado con más celeridad, según
Alda Reyes Briones es mamá de Yini Sandoval Reyes y una de las integrantes de la Agrupación de Familiares de Víctimas de Femicidios, que ha peleado por su hija asesinada en 2016 al igual que sus nietos. El femicida fue condenado a 30 años de cárcel. “Es muy necesario porque, por ejemplo, los niños de las madres asesinadas quedan desprotegidos, a cargo de los abuelos, apenas con una pensión, y se está pidiendo una ayuda. También se está pidiendo un fuero de dos años para los familiares que están pidiendo justicia. A mí me despidieron porque estaba haciendo los trámites. El juicio de mi hija partía en enero de 2020 y me despidieron unos días antes”, dice.
Son dos proyectos de ley que, para Loreto Pérez Carreño, integrante del Memorial Feminista -organización dedicada a registrar los femicidios y suicidios feminicidas en el país- son indicativos de una resistencia del legislador de avanzar en materia de protección, prevención y reparación en temas de violencia hacia las mujeres. “Están pasando cosas, no tan rápido como quisiéramos. Todo este año se ha estado trabajando intensamente las organizaciones, tanto con las víctimas de femicidio como de suicidio feminicida, que es por su tipificación (…) Nos parece que avanzar hacia problematizar hacia tipos de violencia que sufrimos las mujeres es esencial, como la violencia en el pololeo que está completamente invisbilizada”, plantea.
Tipificación del suicidio femicida
El registro de víctimas que llevan las organizaciones ha contado 27 víctimas de suicidio feminicida. De acuerdo a la definición de la Red Chilena Contra la Violencia, el suicidio femicida se refiere a mujeres que deciden acabar con su vida como consecuencia de la violencia machista que viven, o bien ante la impunidad de sus agresores y la negligencia de las instituciones que deberían protegerlas, vislumbrando el suicidio como “única salida” al sufrimiento que padecen.
Las organizaciones han iniciado una fuerte campaña informativa para visibilizar este fenómeno que por redes y en convocatorias públicas se ha conocido como #ElSuicidioFemicidaExiste.
Fue a partir del suicidio de Antonia Barra, la joven de 21 años que se suicidó después de haber sobrevivido a una violación, que empezó a empujarse el proyecto de ley Antonia para lograr una ampliación de la tipificación de las víctimas. Esta iniciativa ha tenido avances en el Congreso y está a la espera de su promulgación.
Desde el Memorial señalan que es una ley que todavía está quedando al debe porque no es preventiva. “No previenen, no atacan ni condenan a agresores antes de la muerte de una mujer. Cuando una mujer muere se aplica la condena, recién se actúa”, opina.
Lorena Astudillo, abogada de la Red, coincide en que es necesario atacar las bases donde se sustenta la máxima expresión de violencia hacia las mujeres que es el femicidio, y esas bases son muy sutiles y es la semilla donde se siembra la semilla del machismo y del patriarcado.
“Siempre vamos a llegar tarde si la institucionalidad sigue pensando que la forma es hacerlo una vez que ya nos han violentado o poniendo el foco en la máxima expresión de la violencia que vivimos las mujeres y no en evitar que empecemos como sociedad a construir una vida libre de violencia porque es posible”, plantea.
Desafíos y rearticulación post plebiscito
El escenario que abrió el rechazo a la nueva Constitución el 4 de septiembre, que reconocía demandas fundamentales de la lucha feminista, ha venido a dar un tiempo de reflexión para las organizaciones para pensarse y plantearse los desafíos en cuanto a la proyección de las políticas y los siguientes pasos que se darán.
Sobre esto, Lorena Astudillo, desde la Red, dice que es necesario repensarse como movimiento feminista, darse un espacio para reencontrarse y posicionar a los feminismos.
“Hay que mirar la realidad y ver cómo ha existido una especie de cooptación del movimiento. Los partidos políticos han tratado de apropiarse, la derecha, hasta las tiendas comerciales. Por eso, necesitamos reuniros, pensar, discutir, abuenarnos. Más aún, en el escenario político de hoy, donde los grandes perdedores fueron los movimientos sociales y los ganadores los partidos políticos y los poderes fácticos”, reflexiona.
“Avanzar también hacia problematizar los tipos de violencia que sufrimos las mujeres es esencial, como la violencia en el pololeo que está completamente invisbilizada”, es lo que recalca Loreto desde el Memorial Feminista. “Las distinciones entre el suicidio, castigo y femicidio se pueden englobar en un gran concepto que es la violencia femicnicida que son todas las violencias que puede sufrir una mujer a lo largo de su vida y que las puede llevar a la muerte, violencia política, psicológica, física”, agrega.
Es en ese contexto que, desde el Ministerio de la Mujer, lanzaron a fines de noviembre la campaña “Sí es mi problema”, después de reunirse con organizaciones de la sociedad civil vinculadas a temas de género de todo el país. La campaña busca involucrar a todes para actuar y frenar la violencia hacia las mujeres. “Porque cuando asumimos que sí es nuestro problema, nos volvemos parte de la solución”, manifestaron.