“En Jujuy hay un patrón de impunidad e inacción ante los femicidios”

Lo dijo a LATFEM Malka Manestar, Coordinadora Institucional de la organización Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes) desde Jujuy. Una charla en profundidad en donde analiza el contexto de los últimos asesinatos que tienen a la provincia gobernada por Gerardo Morales movilizada a diario.

El número de teléfono de Malka Manestar está en un listado de abogadas feministas que acompañan situaciones de violencia machista e institucional en Jujuy. La lista circula en grupos de WhatsApp. La última semana no pararon de llegarle mensajes y distintos pedidos de ayuda. Es que en poco menos de un mes hubo cuatro femicidios en esta provincia del noroeste argentino. Frente a la crueldad que plantean esos crímenes, la organización popular y feminista surgió como respuesta, como una manera de autocuidado y autodefensa. Ese listado de abogadas fue la herramienta para que muchas jóvenes se animaran a salir a manifestarse el último día de septiembre en la movilización más grande que San Salvador de Jujuy recuerde. Marcharon con esos teléfonos a mano como escudo por si había represión y, efectivamente, tuvieron que usarlos porque la policía jujeña reprimió con gases y balas de goma. “Hay una sensación generalizada de miedo. Hasta yo misma tengo miedo”, dice Malka Manestar a LATFEM. Ella es Coordinadora Institucional de la organización Abogados y Abogadas del Noroeste Argentino en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes). Después de un mes y una semana agitada, en esta entrevista analiza el contexto de esta serie de asesinatos en la provincia gobernada por Gerardo Morales en la que ya no hay lugar para el silencio. Las movilizaciones para exigir justicia son a diario y se multiplican en distintas ciudades.

—En poco menos de un mes hubo cuatro femicidios. Llama la atención la cifra y las historias que surgieron detrás de estos casos entre la población jujeña ¿Cuál es el análisis que hacés como abogada feminista y representante de un organismo de derechos humanos que viene trabajando para erradicar las violencias?

—El mes de septiembre ha sido muy duro para todos, digamos para todas. Para el movimiento organizado de mujeres, especialmente, con cuatro femicidios cometidos en este último mes. Es una cifra alarmante contar con tres femicidios cometidos en esta última semana. Ha sido durísimo. El primer femicidio fue el de Cesia Reinaga que era de la localidad de Abra Pampa. Estuvo desaparecida 10 días. Fue encontrada asesinada después de un llamado anónimo. En este caso también se habla de trata de personas. El lunes se cometió el femicidio de Iara Rueda, una joven de 16 años. Estuvo desaparecida también cinco días. La policía no la buscó. Las familias y los vecinos organizaron los rastrillajes. Es muy indignante ver cómo las familias tiene que reclamar todo el tiempo la inacción por parte de las fuerzas de seguridad. El martes fue el femicidio de Roxana Mazala, que fue también muy duro porque ella había participado en la marcha de pedido de justicia en Perico. 

El lunes el reclamo fue masivo en distintos puntos de la provincia. Sobre Roxana fue durísimo escuchar el discurso que se fue construyendo. El propio ministro de Seguridad salió a decir que ella había vuelto voluntariamente con su expareja. Y por último, el jueves dimos con la noticia del femicidio de Gabriela Cruz, que también fue encontrada asesinada después de estar más de una semana desaparecida. Tanto Gabriela como Iara eran de la localidad de Palpalá.

Los feminismos tomaron las calles con los cuidados correspondientes para gritar Ni Una Menos.

—¿Observas un patrón común en estos femicidios recientes?

—Si una se pone a analizar caso por caso tienen características diferentes. Por ejemplo, en el de Cesia se habla de una cuestión de trata y por ese motivo también está interviniendo la justicia federal. El caso de Iara es el que más llama la atención porque era una niña chiquita de 16 años. En el caso de Roxana, es un caso de femicidio con características como cualquier femicidio que ya hayamos visto. Roxana no tuvo posibilidades de salir de esa relación por la falta de recursos y la falta de posibilidades que no le brindó el Estado. Y en el caso de Gabriela también se da un femicidio como los que conocemos más habitualmente. 

El factor común en los cuatro casos es la inacción del Estado, la falta del cumplimiento efectivo de los protocolos y que no se actúa de acuerdo al principio de debida diligencia y que por ese motivo también se genera tanta desconfianza y tanto señalamiento al accionar tanto de la Policía como de la Fiscalía. Entonces vemos muy claro que no se está actuando bien y no hay perspectiva de género. No se le da la importancia o no se le da la magnitud que tiene. En los casos que falta una chica de 16 años y en su casa y que te digan “Bueno, hay que esperar, hay que seguir esperando que capaz que se fue con el noviecito”. Esto discursos generan, en los grupos de Whatsapp especialmente, un miedo generalizado. Este miedo a que no me cuide el Estado y me cuido yo como puedo, “me cuidan mis amigas porque el Estado no me cuida”, “el Estado no responde por nosotras”. Y lo he visto, por ejemplo, en que se organizan para comprar gas pimienta o de las clases de defensa personal o cómo hacer gas pimienta casero.

En Jujuy vamos a tener que dejar de hablar de femicidios para empezar a hablar de feminicidios, porque hay un patrón de impunidad e inacción del Estado que hace que las más jóvenes sientan desprotección y que el Estado no hace nada. Hay, por parte del Estado, inacción y un accionar deficiente. 

Marcha en Palpalá

—Familiares de las jóvenes desaparecidas cuentan que no les tomaron la denuncia o les pidieron que esperan en las comisarías...

—Los obstáculos en el acceso a la justicia son permanentes y vienen de la mano de la falta de perspectiva en operadores/as. Si bien se crearon juzgados especializados y fiscalías, estos espacios son hostiles con las víctimas de violencia, las revictimiza

—En ese contexto de miedo generalizado e inacción estatal, se habla de trata de personas y al mismo tiempo empieza a agitarse el fantasma de una auto blanco que secuestra chicas como se ha escuchado otras veces y en otros lugares. ¿Cómo dar información segura en este escenario tan complejo?

Ha circulado mucho últimamente en redes sociales el tema del secuestro de las adolescentes e imágenes de un auto blanco que no sabemos si son reales o no pero se ha visto por distintos lugares de la provincia. Y esto está muy exacerbado por los medios y por la falta de perspectiva en los medios. Los medios ayudan a crear esta paranoia generalizada. 

—¿Cómo son esas coberturas mediáticas?

Desde la noche que se encontró a Gabriela, los medios estaban ahí. Estuvieron transmitiendo el hallazgo en vivo y todos los rastrillajes. Toda esta información que te llega también te afecta. Y otra cosa que también veo es cómo se ha exacerbado en este período de cuarentena por la pandemia mucho más la violencia digital. El otro dia me contactaron compañeras de Ni una menos Puna de Jujuy, chicas de La Quiaca, preocupadas porque les habían hackeado sus cuentas de Facebook y para devolverles las cuentas les pedían que manden fotos de ellas o videos de ellas desnudas. Es una exacerbación de la violencia digital se une a un aumento de la violencia política a las mujeres. Hay diputadas que las conocemos porque pertenecen al movimiento feminista y en este período se las acusa todo el tiempo de estar haciendo uso político de la tragedia.Se las acusa de hacer uso político de los femicidios y esto también forma parte de este entramado de violencias de distinto tipo que jugó en este contexto.

Durante toda la semana hubo marchas en todos los puntos de la provincia.

—La pandemia profundizó las situaciones y los casos de violencia machista en todos los sentidos. Frente al mandato de quedarse en casa, ¿el Estado provincial propuso medidas para acompañar a aquellas niñas, adolescentes, mujeres que se encontraban pasando la cuarentena con sus agresores?

Según las cifras de Mumalá, somos la provincia con la tasa más elevada de femicidios del país y vemos estos niveles de violencias que tienen que ver con los altos niveles de pobreza, de desocupación y trabajo infantil. Entonces esto, de alguna manera, también se ve reflejado en la violencia de género en pandemia. 

Creo que no es casual lo que está sucediendo en Jujuy en el marco de la pandemia. Sabemos, somos conscientes, de que los índices de violencia han aumentado exponencialmente, pero tienen que ver con una problemática estructural compleja y con la falta de implementación de políticas públicas acordes. Esta semana se debatió y se sancionó una ley provincial que crea un comité de actuación en los casos de desapariciones de mujeres niñas. Pero esa ley, es totalmente innecesaria. Plantea cosas que ya se deberían estar haciendo desde las instituciones del Estado. 

Tuvieron que suceder todas estas tragedias y estas muertes, los femicidios de esta semana, para que se activara. El Estado ya de por sí se tiene que poder sentar a dialogar, a pensar políticas integrales, intersecciones con perspectiva de género. Es algo que tendrían que estar haciendo porque ya tenemos un montón de leyes vigentes. Además de la Ley de Protección Integral 26.485, hay leyes provinciales.

—¿Qué lugar tienen las organizaciones feministas de derechos y humanos en la ejecución y planeación de las políticas?

—Este comité interinstitucional que se creó plantea que haya reuniones de las de las instituciones, tanto del Ejecutivo como del del Poder Judicial y también del Ministerio Público de la Acusación, que puedan sentarse a dialogar y resolver estas situaciones concretas. Esa ley, al igual que absolutamente todas las decisiones políticas que se toman en materia de género en la provincia de Jujuy, no tienen ningún tipo de diálogo con las organizaciones feministas, con el movimiento organizado de mujeres, que somos quienes permanentemente bancamos la parada, ponemos el cuerpo, estamos cuando las papas queman ante las situaciones que nos contactan de un montón de mujeres en situación de violencia, entonces somos las que permanentemente estamos.

El gobierno provincial no ejerce un diálogo directo con las organizaciones, no se sienta a pensar de manera articulada en el diseño, ni tampoco en la implementación, en la ejecución, ni que hablar de monitoreo y evaluación de políticas públicas. Creemos que estas instancias de diálogo permanente con las organizaciones son muy necesarias en materia de cuestiones de género, porque es necesario buscar la mayor amplitud en los consensos y en las estrategias. Es una problemática que nos atraviesa a todas y a todos, también, entonces esto nos parece muy importante. 

También las decisiones que se toman en el gobierno de la provincia no solamente no son consensuadas con las organizaciones de la sociedad civil, sino tampoco se abren espacios de consenso, de diálogo con la oposición política. Acá, por ejemplo, se ha creado un Observatorio de violencia de género en el ámbito de la legislatura por las diputadas, principalmente del bloque opositor peronista, que tampoco se les da mucha participación. Esta semana todas las diputadas votaron en contra de este proyecto porque entienden que que no cumple, no reviste estándares mínimos en materia de derechos de las mujeres. Sin embargo, se ha aprobado igual porque sabemos que el oficialismo radical es mayoría en la provincia de Jujuy. 

—¿Cómo es el presupuesto que se designa a las políticas de género?

—A la fecha no tenemos datos sobre cuál es el presupuesto que se destina a materia de políticas de género. No sabemos cuál es el presupuesto con el que se está manejando el Consejo Provincial de la Mujer y hemos hecho reiterados pedidos de informes para hacer análisis presupuestario. Sin embargo, no tenemos datos de cuál es el presupuesto. 

Obviamente el presupuesto no se elabora con perspectiva de género y también vemos eso que hoy se habla, se dice, se pregonan políticas desde el gobierno provincial, pero sin embargo esas políticas están siendo bien deficientes y esto lo vemos de manera permanente desde las organizaciones, porque la demanda es muchísima. Acuden a nosotras, a las organizaciones, ante la falta de respuestas del Estado.