El viernes 30 de agosto en el Tribunal Oral Criminal 2 de La Plata —a cargo de los jueces Claudio Joaquín Bernard, Ramiro Fernández Lorenzo y la jueza Silvia Edit Hoerr— escucharemos el veredicto sobre la responsabilidad de Luis Ramos en el homicidio agravado por odio a la identidad de género de Tehuel de la Torre. Escribimos “homicidio” o “transhomicidio”, pero no sabemos si lo fue. Ese mismo viernes 30 se cumplen 1.268 días sin Tehuel, joven trans desaparecido desde el 11 de marzo de 2021. Este juicio no aportó ni un solo elemento que ayude a cambiar esa condición.
Ese día Tehuel se había levantado muy temprano. Salió de su casa a las 6 de la mañana y apenas pasadas las 9 salió de la oficina de Desarrollo Humano del municipio de San Vicente, al sur de la provincia de Buenos Aires, con una bolsa de mercadería. Por la tarde, a las 19, salió de su casa para encontrarse con Luiggi, como le decía a Ramos. Le iba a prestar plata y después se iban a trabajar de mozos a un evento en Alejandro Korn.
Tehuel y Ramos se habían conocido hacía dos años trabajando en una cooperativa y tenían una amistad. Alguna vez Tehuel llevó a su novia Michelle a cenar a lo de Ramos y ella se había sentido incómoda porque “cuando toma alcohol se pone baboso”. Por eso, a pesar de las invitaciones, preferían no ir. Si Ramos le prestaba plata, se encontraban en un cajero o en el banco. Ramos había prometido ayudar a Tehuel a conseguir un terreno y él le preguntaba siempre si sabía de algún laburo.
La última imagen que tenemos de Tehuel es del día de su desaparición a las 20.42. Es una foto tipo selfie que tomó Ramos. En el medio está Oscar Montes, “Cati”, y a la derecha Tehuel se tapa un poco la cara. A las 0.24 el teléfono celular de Tehuel dejó de emitir señal.
Cinco días después, allanaron el domicilio de Ramos. El 19 de marzo de 2021 la fiscalía ordenó su detención y el 27 allanaron la casa y detuvieron a Montes, quien será juzgado en otro debate porque pidió acceder a un juicio por jurados que todavía no tiene fecha prevista.
El juicio actual intentará dar por probado que Ramos mató a Tehuel y que, por lo tanto, Tehuel murió, a partir de estos elementos: una salpicadura de sangre de Tehuel en una pared cercana a la puerta de entrada de la casa de Ramos, fragmentos del celular de Tehuel que no alcanzaron a quemarse, la foto tomada. A lo largo del juicio se presumió que la tela encontrada en el perímetro de la casa de Ramos era de la campera de Tehuel.
La falta de un cuerpo, las discrepancias en algunos testimonios y los baches en la investigación ponen el foco en el Estado, que aún no puede responder dónde está Tehuel y qué pasó con él. Como respuesta, hace un juicio que probablemente termine en condena.
El juicio
A lo largo de las seis jornadas dieron testimonio 46 personas, entre ellas peritos genéticos e informáticos, personal del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. También familiares de Tehuel, como su mamá, Norma Nahuelcura, y su hermana Verónica. Afuera de la sala, el día de los alegatos, el activismo que acompaña el juicio cantaba “perpetua, perpetua”.
Los policías involucrados en los allanamientos en la casa de Ramos declararon sobre el material recogido y presentado como prueba, como restos de ropa quemada y de un celular. La tercera jornada del juicio puso de relieve los desafíos que tuvieron para levantar evidencia. También aparecieron hipótesis no investigadas sobre la desaparición de Tehuel y las contradicciones de testigos. Una de ellas fue acusada y detenida en la segunda jornada por falso testimonio a pedido de la fiscalía. Durante la instrucción de la causa, P. declaró haber sufrido violencia de género por parte de Ramos, algo que no sostuvo en el juicio oral. Suponiendo que P. no sea del todo sincera sobre lo que vivió, ¿el mismo Estado que no puede encontrar a Tehuel demanda de una joven una heroicidad que no puede proteger?
En las siguientes jornadas se mostró la principal prueba forense: las salpicaduras de sangre con el ADN de Tehuel. Algo para destacar de la instrucción de la causa es que ni la sangre encontrada en la casa de Ramos ni la hipótesis de la fiscalía de una violencia letal por odio a la identidad de género, que se habría desarrollado en esa vivienda, hizo que la fiscalía a cargo de Karina Guyot ordenara preservar el lugar. Por el contrario, la casa fue abandonada y terminó desmantelada y sus paredes destruidas.
También en la quinta jornada del juicio los peritos psicológicos hablaron del vínculo entre Ramos y Tehuel como “marcado por una dinámica de poder”. Surge la pregunta sobre si una dinámica de poder es autoevidente para explicar un delito. Los peritos señalaron falta de empatía de Ramos hacia Tehuel.
Martín Chiorazzi comenzó con los alegatos de la fiscalía. “Si bien es cierto que no tenemos forma de determinar cómo y con qué se cometió este atroz crimen contra la humanidad de Tehuel, no tenemos ninguna duda de que el imputado ha llevado a cabo esta macabra empresa delictiva”, aseguró. El fiscal Juan Caniggia afirmó que Ramos y Montes “causaron intencionalmente la muerte a Tehuel, quien se autopercibía varón, motivados por el odio a la identidad de género y la orientación sexual, con métodos aún no determinados”.
Los numerosos cuerpos que tiene la causa de Tehuel a esta altura contienen información aún sin procesar, como información documental, análisis de los rastrillajes. La fiscalía de juicio tiene la posibilidad de pedir medidas suplementarias para fortalecer la prueba. En este caso realizó un plano mural, es decir un croquis ampliado, del contexto geográfico donde Tehuel habría sido asesinado.
¿Dónde está Tehuel?
Hay dos protocolos para la búsqueda de personas desaparecidas en la Argentina, el de la PROTEX (Procuraduría de Trata y Explotación de Personas) y el de la UFEM (Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres), pero la fiscalía encargada de la búsqueda no recurrió a ellos. La instrucción se hizo sin agotar las medidas de prueba y sin llegar a una reconstrucción exhaustiva o una explicación científica acerca de por qué no se puede encontrar a Tehuel.
Celeste Perosino, integrante de la Colectiva de Intervención Ante las Violencias (CIAV), lo explica de esta forma: “el Estado trabaja con la hipótesis de violencia letal, pero no puede explicar cuál fue el mecanismo por el que ocurrió la muerte y tampoco qué mecanismo de descarte del cuerpo pusieron en acción”. “Incluso las recomendaciones de búsqueda de Naciones Unidas dicen ‘bueno, se puede cerrar una búsqueda pero se tiene que explicar por qué se agotó la búsqueda, cuál es el escenario que reconstruyó la justicia para poder decir que no puede seguir buscando'”, agrega.
Desde marzo de 2021 el Estado no pudo hacer un plan de búsqueda de Tehuel. Para Ximena Tordini, integrante del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), “si no se diseña en los primeros momentos un plan de búsqueda integral sobre diferentes hipótesis sobre lo que puede haber pasado es muy difícil dilucidar una desaparición. Y lo que sucede es que la desaparición se consolida y se convierte en una desaparición persistente”. Tordini es además autora de Desaparecidos y desaparecidas en la argentina contemporánea, una investigación en la que registró la transformación que viven las familias de personas desaparecidas y cómo, en un instante, pasan a tener que reorganizar su vida para asumir una búsqueda para la que encuentran poco acompañamiento.
En el “caso” de Tehuel, la instrucción sólo trabajó sobre una hipótesis: que el joven fue asesinado por Ramos y Montes. “Esa fue la única hipótesis que se exploró —dice Perosino—. Esto va en contra de lo que son las buenas prácticas y recomendaciones en la búsqueda de personas, que es explorar escenarios alternativos”. En la instrucción por la búsqueda de Tehuel, la causa “tuvo muy poco recorrido y muy poca medida de prueba generada, se llevó adelante con problemas técnicos —sobre todo con respecto a los rastrillajes—, hubo problemas con la recuperación de la información documental de los registros burocráticos que tiene el Estado, de hospitales, registros de NN y cementerios”. Es decir, la instrucción fue muy rápida en definir sospechosos, pero no mostró la misma pericia para llevar adelante la búsqueda.
La Colectiva de Intervención Ante las Violencias (CIAV) junto con el CELS solicitaron que la búsqueda de Tehuel permanezca abierta y se presentaron como particular damnificado en esa causa.
—Tenemos un Estado que no ha aprendido todavía a buscar personas —dice Tordini—. Por múltiples condiciones, pero en buena medida porque no se considera que la búsqueda de personas desaparecidas en el presente sea una prioridad.
A Tehuel lo busca su papá Andrés, que se sube al auto y recorre el país siguiendo pistas, poniendo su salud y su vida al servicio de la búsqueda. Desde que la causa fue elevada a juicio oral no hay ningún esfuerzo por encontrar a Tehuel. Hoy ninguna dependencia estatal lo está buscando. Más allá del veredicto, la pregunta sigue siendo: ¿Dónde está Tehuel?