Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y en tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Sor Juana Inés de la Cruz, Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba
La Papisa es el segundo arcano numerado, cuenta la leyenda que bajo su manto se suman todos los poderes terrenales que luego se conjugan con la potencia divina. Otras fábulas cuentan que la Papisa quedó huérfana a temprana edad y se lanzó a la aventura. Teniendo dotes para la meditación y la conexión espiritual, canalizó el mensaje de santas, vírgenes y otras mujeres iluminadas. Así fue como halló el camino al monasterio donde terminó su formación y también en el cual encontró al que sería el amor de su vida. Dedicó su tiempo a la contemplación de lo celeste, a la escritura y a la lectura de textos sagrados. Pero no le bastaría con eso. Muy pronto sus habilidades diplomáticas y su don de gentes, su discreción y su soltura la llevarían a lo más alto en las jerarquías eclesiásticas. Finalmente, la elegirían como la más alta mandataria y tomaría- ¿encubriendo su cualidad de mujer? ¿fingiendo? ¿obviándola? – el rol de Papa. O Papisa, según el Tarot. Pero este hecho se convertiría en un acto de transgresión. ¡Una mujer al mando del Vaticano! No se ha visto jamás. El final del relato concluye en tragedia. Dos dramas distintos, según quien sea el encargado de contar. Uno de los cierres posibles para la historia de La Papisa es que en sus amoríos dentro del convento ella queda embarazada. Cuando la visten con el ropaje de ceremonia, se devela el misterio debajo de las telas y su abdómen abultado queda a la vista. Y por lo tanto, la asesinan en plaza pública, como escarmiento por infringir las reglas de Dios. Otro de los finales posibles es que termina por dar a luz en medio de su rito de asunción. Muere desangrada. En ambas conclusiones clásicas, La Papisa ha guardado, al menos un secreto, ese secreto fue develado y, por último, se le ha dado su merecido. Para la historia, no hay forma de ser mujer y ocupar un cargo de poder en el reino de lo divino. ¡Qué pena! ¿No?
Voy a mudarme de nuevo esta vez la mudanza será de adentro hacia adentro. Voy a ir hacia mi propia patria. Poshitsa, Un amuleto bajo tierra
Pero esto no es todo, la historia de nuestra heroína no está exenta de humor, ni de guiños, ni de senderos laterales. Ella no va hacia un monasterio, ni quiere tomar el poder. Quiere concerse a sí misma. Quiere saber qué hay de la divinidad en ella y qué hay de ella en la divinidad. De adentro hacia adentro. Muchos cuentan que en las visiones de la Suma Sacerdotisa hay roces, amoríos, amantes inconfesas, novias, maridas. Todas santas y pecadoras a la vez. Si existe una patrona de las lesbianas es La Papisa. Y si existe una patrona de las papisas es Poshitsa. Esta poeta conurbana viene de editar su primer poemarío en clave de secretos, misterios y espiritualidad erótica. Una Sor Juana moderna. Su poesía reúne todas las condiciones para manifestarse como representante de este arcano. Por eso le pedí consejo en la tarea de dar a conocer los sentidos que puede adoptar este triunfo. Ella dijo que cuando hablamos del arcano II. estamos infringiendo toda norma, pronunciándonos, hablando del silencio, de lo secreto, de aquello que no puede ser dicho y, a la vez, tiene mil nombres.
“¿Qué se puede decir, aunque sea a media voz del silencio?”
Poshitsa confiesa: “Cuando pienso en la Papisa imagino, veo, tengo enfrente a esa mujer capaz de empollar un huevo. Es dorado y hermoso, frágil y poderoso. La poesía se mece en su nacimiento, dando a luz a una criatura extraña. A su tiempo. Con paciencia. Y, finalmente, son capaces, juntos de germinar este secreto a voces”. Cuando este arcano ve la luz, estamos frente a un estadío de gestación. El uso del lenguaje que se da en una lectura de Tarot, en un poema, en una canalización puede interpretarse en este sentido, el de la palabra.
Ella continúa: “Me fascina pensar cada verso, cada revelación como una piedra a descubrir, en lo que La Papisa escribe, se abre un pozo. No con la mente, con las manos, y ahí están los cristales, dignos, brillantes, relucientes para nosotrxs. El trabajo es saberlos ver y tomarlos, darles lugar para que maduren y como ese huevo, permitir que encuentren su lugar dentro de nuestro. El misterio siempre sabe y lo no-develado por la palabra, lo que nace sin permiso, es la parte mágica que habita en cada una de las cosas”. La vida, la poesía, la escritura y la lectura están siempre condensadas en el huevo de la Papisa.
¿Qué más se puede decir de este arcano singular? Que dice sin decir y habla sin hablar. Que le hace ruido al silencio y silencia las estructuras patriarcales clásicas vinculadas al poder en lo espiritual. En la Iglesia tradicional los papas son siempre varones. En el Tarot, no. Es simple. El amor de la Papisa es incondicional, no sabe de tabúes ni prohibiciones. Y el Tarot nos da la mano, afirma que en las visiones, el amor es lesbiano, eterno, magestuoso. Siempre abierto. Y siempre afín a la lírica. Podemos seguir buscando una y mil referencias de poetas, papisas, monjas y eruditas capaces de narrar lo inenarrable. Sor Juana (¿la peor de todas?), Hildegarda, Santa Bernardita, incluso Santa Lucía, la que se arranca los ojos, pero ninguna puede más que una imagen, la de esa papisa sentada en su trono, empollando un crío, un huevo, una esfera de eso que no podemos decir.
Cartas de lectores
¿Cómo leer una carta que encontramos en la calle?
En principio, todo encuentro con una carta, para mí, es una sincronía. Si vemos, levantamos o prestamos atención a una carta que se nos presenta por azar, podemos interpretarla. Yo creo que se nos presenta como señal positiva y, por eso, elijo sus significados más fluidos. Descarto las advertencias, las sombras y los matices. Pero esa es mi técnica. Sea un arcano “menor”, una figura (¡los más habituales por hallarse en todos los juegos!) o un arcano “mayor” (¡gran suerte, bien ahí!) da igual que si saliera en medio de una tirada, pero dándolo trolo. Si nos encontramos, por ejemplo, con un 2 de Espadas, para seguir en el papisa mood, puede tratarse de una idea a la que estamos dando nacimiento, a un verso, a un poema, a la creatividad llena de inspiración con la divinidad. Si se trata de un secreto, es aquel que debe ser dicho por altoparlante para que nadie más se haga lx distraíde.
¿Cómo leen ustedes las cartas que encuentran? ¿Las levantan o las dejan?
Sigamos en contacto, amigues, ¡hasta la próxima!
Y si quieren dejarme más preguntas, siempre abierto el DM de @soy.lu.martinez
PARA SEGUIR LEYENDO -O VIENDO EN ESTA OCASIÓN-
La leyenda, en clave de parodia, humor y ¡tan bien narrada!
La Papisa Juana, Emanuel Royidis (discontinuado de diversas editoriales pero se consigue fácil).
Poesía
Un amuleto bajo tierra, Poshitsa, Editorial Elemento Disruptivo
Cine
La pontífice, Sönke Wortmann.
