Neesa Aracely Medina: “El gobierno de Xiomara no va a terminar sin que la píldora anticonceptiva de emergencia vuelva a ser un derecho”

Neesa Aracely Medina es socióloga e integrante de Somos Muchas, el colectivo que reúne a hondureñas por el derecho a decidir y que abrió la conversación en el país centroamericano sobre aborto. Hoy, ella forma parte del gobierno municipal de Comayagua, su ciudad natal. En esta entrevista conversamos sobre la historia de Somos Muchas, el problema que planteó el blindaje constitucional, los hitos de estos últimos años y las demandas del movimiento feminista al gobierno de Xiomara Castro, la primera mujer al frente de Honduras.

— ¿Cómo empezaste a activar por el derecho al aborto?

Con el golpe de Estado la vida cambió y las medias tintas fueron inadmisibles. Son esos hechos históricos que te obligan a tomar postura. Fue ahí que comencé a trabajar en una organización de derechos de mujeres, el Centro de Derechos de las Mujeres (CDM). Trabajé en la recolección de testimonios de violaciones de derechos humanos en contexto del golpe y tratábamos de aportar una mirada feminista al impacto de la dictadura, de la militarización como herramienta de represión. Ahí conocí a Regina Fonseca, que en aquel momento era la directora del Programa de Derechos Reproductivos de CDM. 

— ¿Cómo fue qué empezó a abrirse la conversación sobre la demanda del aborto en Honduras? ¿Cuándo surge Somos Muchas?

Comenzamos a hablar abiertamente y a pensar sobre aborto hace siete años cuando el Congreso nacional decide que va a crear un nuevo Código Penal. Para nosotras era el escenario perfecto, la excusa para ir por la despenalización de las causales. Convocamos a reuniones de organizaciones que sabíamos que tenían como área de trabajo los derechos sexuales y reproductivos, que sabíamos que estaban a favor de la despenalización por causales. Esa juntada fue en San Pedro Sula, para que pudieran participar compañeras de varias regiones. La hicimos en el gimnasio del hotel porque estaba ocupado el salón de reuniones; entonces, estábamos ahí, reunidas entre las máquinas. Había que pensar qué hacer para incidir y que se dejen de penalizar al menos las tres causales. Fueron dos días de trabajo. Armamos los equipos, pensamos escenarios. Teníamos la ventaja de que en ese momento había una compañera que había pasado por el proceso en República Dominicana. Y el último día nos preguntamos ¿Y cómo nos llamamos? Pongamosle Somos muchas por la libertad y la vida. Y ahí comenzamos. Tuvimos un año de trabajo muy fuerte. Se logró hablar con muchísimos diputados y diputadas de uno a uno; en privado decían que sí, que estaban a favor, pero como era año de elección entonces públicamente decían que no estaban a favor. Nuestra estrategia era hacer todo bien calladitas, trabajar con incidencia, con reuniones, pero fue un diputado el que nos sacó a la luz y dijo que lo habíamos ido a visitar. Dijo que había tenido una reunión con un grupo de mujeres que quería despenalizar el aborto. Y ahí empezaron a tomar el tema una serie de foros de debate de televisión. A las 7 de la mañana del día siguiente estábamos en todos lados. 

—¿Y estaban preparadas para salir del clóset como organización?

Teníamos tres meses ya leyéndonos, hablando, formándonos y pudimos estar en todos los medios que nos requirieron. El mayor hito fue que logramos que se discutiera. Nunca se había discutido en el Congreso nacional la posibilidad de despenalizar el aborto por causales. El debate se hizo de forma pública, televisada. Eso aquí no es tan común. Que se filme y que quede registro de las declaraciones de las votaciones ayudó a abrir la conversación. 

—¿Cuáles fueron las primeras reacciones de la sociedad?

Habíamos hecho un estudio de opinión, que ahora lo seguimos haciendo cada dos años, y la mayoría de la población está en contra de la penalización absoluta. No están a favor de que ocurran esos abortos, pero están en contra de que sea penalizado. Con Somos muchas éramos conscientes del tipo de discusión al que nos iban a querer llevar los medios, pero también los sectores conservadores antiderechos. 

La reacción de la población yo creo que fue, primero, de curiosidad, sin duda, porque no existió nunca antes la presencia mediática de discusión pública sobre aborto como en ese momento, hace siete años. Era la primera vez que estaba el tema en portadas, reportajes, artículos o publicaciones. Desconcertó mucho, por ejemplo, la juventud de varias de las voceras. En ese momento era muy difícil que alguien quisiera mostrar una postura pública. Logramos mantener el tema, sacar investigaciones, sacar artículos, mantener el tema durante casi un año hasta que ocurrió la discusión en el Congreso en 2017 y en esa discusión se logró que votaran a favor de la propuesta diputados de distintos partidos políticos. 

— Sin embargo, no se avanzó con la despenalización. ¿Cómo siguió la organización de Somos Muchas?

No nos habíamos vuelto a juntar después de esa primera reunión y después de ese primer año surge la idea de encontrarnos en lo que después se llamó el Encuentro Nacional por el derecho a decidir. Iba a ser una reunión de 80 personas y terminamos siendo 400. Llegaron de 16 departamentos y fue un solo día. Ese Encuentro hoy ya va por su quinta edición. Fue creciendo en participación año tras año. 

— ¿Cómo impactó la discusión en Argentina y la transnacionalización de la marea verde en Honduras?

Aquí habemos varias compañeras de Honduras que nos vimos las sesiones del Senado y del Congreso argentino. Estuvimos apuntando. Yo apuntaba argumentos a favor y contraargumentos. Fueron muy útiles esas sesiones. Las seguíamos como si fuese “Juego de Tronos”.

La alegría también nos invadió cuando se aprobó el aborto en Argentina. O sea, aquí lloramos, nos llamamos entre nosotras. Celebramos un montón. Y como es lógico, una ola va y viene, va y viene. Y la ola en América Latina es eso, en unos lados va y en otros lados viene, pero el oleaje no se detiene. El oleaje no para y el mar verde no para. Hay olas chiquitas y hay olas grandes. Y ahí el 30 de diciembre, todas celebrando, todas muy contentas y el 11 de enero aparece el diputado Mario Pérez del Partido Nacional con un proyecto de ley que en su justificación decía, “debido a los recientes hechos en Argentina” se propone una modificación a la Constitución de la República para elevar el rango de la prohibición del aborto en rango constitucional. Veníamos de pasar dos tormentas tropicales que habían arrasado con sus embates, sin atención pública, de salud, nada. Y lo que se le ocurre a este diputado y al partido es presentar ese proyecto de ley. 

No lo esperábamos porque el aborto ya está penalizado. Fue muy doloroso porque en la discusión en el Congreso un diputado en nombre de proteger la vida y la familia pidió agregar el matrimonio igualitario a ese mismo blindaje constitucional. El diputado que propuso eso es el actual presidente del Congreso Nacional

A partir de esa presentación se movieron a una velocidad nunca antes vista para una reforma de la Constitución. Estamos hablando no de cualquier cosa, de una reforma a la Constitución. En menos de tres semanas se había logrado la reforma y la ratificación de la Constitución para ese artículo.

—¿Por qué crees que fue acá, en Honduras, la primera reacción de repliegue a lo que se había logrado en Argentina y no en otro país?

El mismo diputado dijo que un grupo de parlamentarios centroamericanos habían estado analizando cómo se habían movido las feministas y ampliado la despenalización el acceso al aborto en América Latina y habían identificado que los códigos penales eran el punto porque se estaban cambiando las leyes. Entonces que para evitar eso se iban a la Constitución como herramienta que estaba utilizando para blindar. 

Nosotras, de inmediato, nos organizamos con compañeras de El Salvador, de Guatemala, porque Centroamérica es muy pequeño y claro, estamos todos muy juntitas para lo bueno y para lo malo. Implicó una vigilancia muy fuerte también de los otros países de la región para resguardar la Constitución. 

—¿Cómo analizas estos primeros meses del gobierno de Xiomara Castro? Hay muchas feministas en el gobierno, en distintas instancias, como es tu caso, por ejemplo.

Es una conquista. Es encontrar un espacio en la lucha partidaria para que la fuerza política vaya por la justicia social, por el acceso a derechos, puntualmente el aborto, por ejemplo. Es una conquista que haya estado el aborto en su plataforma de gobierno. Es una conquista porque es el trabajo de cientos de horas, de muchísimas compañeras que la pasaron a los espacios de discusión dentro del partido para lograr que eso fuera parte de un plan de gobierno. Pero también es la apuesta de todas quienes no están en los partidos que construyeron movimientos y facilitaron escuelas de formación política, foros de discusión e información para que fueran instrumentos y herramientas para llegar ahí. Yo lo veo como un logro total. Y también sé que el ataque más fuerte que enfrentó la Presidenta durante la campaña fue por ese tema. Un ataque horrible, doloroso, violento, despreciable. La atacaban a ella como madre. 

—¿Cómo sigue la lucha contra el blindaje que se puso al aborto?

Desde Somos Muchas, en este momento la apuesta por la despenalización por causales no está con el Poder Ejecutivo sino con el Poder Judicial porque pusimos un recurso de inconstitucionalidad. Hemos llevado expertos para que oigan sobre este tema. El recurso de inconstitucionalidad plantea cinco aspectos y uno de los aspectos es que la progresividad de los derechos fue violada con el blindaje constitucional. 

Complejizar la discusión es el gran logro que tenemos de estar en un gobierno, que las feministas hoy seamos parte del gobierno 

Y aquí vamos a seguir con la vía legal, con las instituciones que se pueda y vamos a seguir con la construcción social del movimiento de las conciencias. En Somos Muchas tenemos un equipo de nuevas narrativas que nuestro rol es ser las incómodas del grupo. Cuestionar los discursos que no son tan inclusivos o no logran llegar a quienes queremos llegar. No queremos seguir hablándonos entre nosotras.

Estamos haciendo Misiones por el derecho a decidir desde junio y en esas misiones es una conversación, no con nosotras, sino conversaciones con personas que no están organizadas, incluso con quienes personalmente están en contra del aborto. Especialmente son esas personas las que tenemos que salir a buscar, no? Desde el respeto. 

—Otro tema que le demandan las feministas al gobierno de Xiomara Castro es que se legalice la PAE, la píldora de anticoncepción de emergencia…es el único país de la región en el que está prohibida, ¿qué falta para que se avance sobre esto? 

Es una firma de la Secretaría de Salud la que se necesita. Es como un memo literal. Para que se entienda: es un memo el que hoy está prohibiendo el uso, consumo, venta y promoción de la anticoncepción de emergencia. El secretario de Salud ha dicho públicamente que no le interesa, pero además que no le convence que sea anticonceptiva, o sea, tiene dudas. Y lo que dice va en contra de lo que señala la Organización Mundial de la Salud.  Hoy, yo abrazo mucho a las compañeras que han asumido la defensa de la anticoncepción desde hace 13 años, desde que se prohibió. También confío en que este gobierno no va a terminar sin que la píldora anticonceptiva de emergencia vuelva a ser un derecho de todas las personas en este país.