Revuelta en el patio de juegos. Contra los actos fundacionales y a favor de la construcción de genealogías feministas y disidentes

Convocamos a Mariela Acevedo y a Daniela Ruggeri a prologar Fantástica Violeta, la antología de historieta y humor gráfico editada por LatFem y Maten al mensajero. En este texto abordan el cruce entre feminismo e historieta como si fuera un juego o, más bien, un patio de juegos en el que se recrean nuevas reglas: para el lenguaje, para lo visual, para otro orden simbólico y político.

En el patio de la historieta desde hace un tiempo que se viene desarrollando una revuelta, un movimiento de placas que sacude e invita a moverse, a pegar ciertos saltos, a jugar a otras cosas. Y es que esta no es la primera antología feminista de historietas. Por suerte. Eso significa que ya tenemos una historia que es interesante recuperar y que hay cruces, continuidades, diálogos.

Nos propusimos pensar la historieta y su cruce con el feminismo como un juego, como un lenguaje que cuestiona los binarismos, una apuesta transfronteriza entre lo visual/narrativo, donde esos aparentes dos órdenes —el dibujo y la palabra— se construyen de múltiples maneras y definen este “artefacto” historieta, como un híbrido, un producto marginal, siempre precario e inestable (las analogías no son inocentes). Esta característica convierte a este lenguaje/superficie en un patio de juegos de enorme riqueza para enunciar, denunciar, contar… dar sentido al mundo desde nuestra voz y mirada.

Y también como una historia coral de posicionamiento político: la de una toma de espacio. Podríamos decir que superamos aquella época en la que una antología de autoras “olía a feminismo”. En aquel entonces (y nos encanta imaginar que eso fue hace mucho tiempo… pero no) cuando un grupo de autoras se reunía para realizar una propuesta gráfica de historietas solía despertar furibundas críticas: sucedió en los setenta en Estados Unidos, cuando artistas que no tenían espacio en los comix del underground —alternativa contrahegemónica que continuaba siendo sexista— se organizaron y formaron Wimmen’s Comix y It Ain’t me, Babe!, y también —ya más cerca— cuando un grupo de colegas tras la cordillera formaron Tribuna Femenina Comixque luego daría lugar a las Tetas Tristes Cómics. Las TFC en su número inicial, debían aclarar: “El alma del proyecto no tiene que ver con una postura hostil hacia el otro sexo, si no con celebrar la femineidad y hacer también un ejercicio de registros en cómic y gráfica, proponer historietas cuyos referentes si bien son diversos, están vistos a través de un mismo prisma particular, esa experiencia nos parece interesante”. Casi un pedido de disculpas por hacer feminismo… ¡en 2009! Sí, hace poco más de diez años pedíamos perdón por juntarnos a producir y ser sospechosas de atentar contra los “búnker masculinos” que eran, en palabras de Claudia Ferman (1994), las revistas de historieta.

Por supuesto que mujeres no es sinónimo de feminismo y por eso, en 2010, Clítoris (la revista) buscaba con ese gesto provocador de su título que cualquiera —fuera hombre, mujer, cis o trans, torta, no binarie— llegara a la feria o a la librería y le dijera a su dealer de historietas, “¿tenés clítoris?”. Era una fantasía, un chiste, una ilusión, la apuesta de que todes podíamos disfrutar de ese espacio de placer simbólico. Y también eran las ganas de provocar esa incomodidad, ese “moverse en el asiento” que aún hoy le genera el feminismo a algunes (¿a unos cuantos?), incluso después de tanta producción artística feminista en este y otros lenguajes.

Cuando leemos historieta con los lentes del feminismo nos encontramos con distintos hilos para tirar y desarmar tejidos. Ver las costuras. Estos lentes nos despiertan preguntas que exploran distintas formas de representar, dibujar, guionar: lo visible, lo invisible, lo invisibilizado. El feminismo se puede pensar, en ese sentido, como un marco para encuadrar y ver a través de su lente cualquier producción cultural. Diríamos que el feminismo —como la belleza— no está en las cosas sino en la mirada que encuentra esos detalles que nos ayudan a pensar. Nos invita a ver, analizar, criticar, experimentar y también a disfrutar desde un lugar distinto. Y la maravilla es que este ejercicio, el de observar el mundo, producir, leer —cualquier— historieta desde una perspectiva feminista, puede ser un acto tan diverso que podríamos decir que no hay recetas, pero sí hay estilos: sutiles, intensos, dramáticos, divertidos, oscuros, molestos.

Tal el caso del feminismo gráfico revulsivo de la revista francesa Ah! Naná (1976-1978) editada por Les Humanoïdes Associés, donde las autoras incomodaban tanto que el Estado las persiguió por indecentes y cerró la publicación. Señala Adela Cortijo Talavera (2016:145): “Ellas denunciaron en sus viñetas, con un humor ácido y una gran maestría, la violencia sexual que sufrían las mujeres, la prostitución, el machismo o los estereotipos reduccionistas de la maternidad impuesta. Y defendieron el reconocimiento jurídico de la violación como delito […] el derecho al placer y la propia representación de la sexualidad sin caer en los estereotipos de cuerpos femeninos como los de Milo Manara o Guido Crepax”.

Otras múltiples iniciativas eligieron el lenguaje de la historieta como una forma de comunicar los derechos de las mujeres: Cambio el polvo por brillo, (años noventa en Catalunya), una antología de “cómic antisexista”, De ellas…, reunión de trabajos de colegas latinoamericanas y españolas, Sexy chix, compilación en español historietas breves de experimentadas y nuevas creadoras norteamericanas, los fanzines eróticos de Mirta Lamarca (que presentó en el Encuentro Nacional de Mujeres de Mar del Plata, 2005) tienen en común una vocación de usar las páginas para expresar un deseo de emancipación.

Con lo digital, la creatividad feminista en viñetas se dispersó a través de blogs, algo que sirvió definitivamente para democratizar el espacio de producción. En Argentina las Chicks on Comics —a mediados de la década del dos mil— fueron unas de las primeras colectivas que dialogaron en la red desde distintas coordenadas que unían América Latina y Europa. Hoy, hacemos ciberfeminismo dibujado en redes y activismo transfeminista con las imágenes de Femimutancia, las Escenas de la vida lésbica de Maia Venturini o las reflexiones de ChicaTrans de Gaby Binder y se potencian proyectos colectivos como los de In Bocca al Lupo, Las Fieras o Club Vampire, entre otros. Antes de estos espacios, sin embargo, hubo algunas “lobas solitarias” que nos abrieron camino, que hicieron un feminismo salvaje como el de Patricia Breccia en Fierro, donde también encontrábamos a Maitena y María Alcobre, un feminismo militante como el de Diana Raznovich en Lugar de Mujer o el de Sylvia Bruno en la revista Persona, un feminismo urbano como el de Marta Vicente en revista Humor, un humorismo feminista psi como el de Petisuí o Nelly Hoijman. Y más atrás aún, nuestras pioneras, que seguramente si les preguntáramos no estarían de acuerdo con algunas de nuestras ideas, pero que nos dieron un piso para que podamos hacer pie en un lugar en el que no nos querían: ese patio de juegos que era de ellos solamente. Ellas entraron haciendo recetas, dibujos ñoños o historias del corazón y lograron que hoy estemos contando historias con cuerpas orgullosas, tortas combativas y deseos de transformarlo todo[1].

En esta línea, esta antología presenta una enorme variedad, visual y narrativa, que ejemplifica lo que la historieta feminista aporta al campo. Historias de amor disidente y fugaz en los calores de un carnaval, placeres envueltos en referencias de Ciencia Ficción psicotrópica, cuerpxs diversxs y orgullosxs. Tetas al sol y el puño levantado, dibujos en la piel, géneros encontrados en sueños. Identidades que plantan bandera. Figuras matriarcales contradictorias y reales, autoras que no se callan más. Son dibujos y guiones que mezclan forma, línea, diálogo y color con fuego asomando sin disimulo a través de las páginas. Hay una invitación acá, es una invitación feminista que desafía a plantearse qué leemos/vemos en las historietas, qué observamos, qué pasamos de largo.

Las historietas que aquí se compilan tienen un recorrido por hacer pero también tienen una trayectoria detrás. Le hablan a un movimiento heterogéneo, plural, de autorxs, editorxs, lectorxs de una historieta disidente que se plasma en antologías, espacios virtuales y ferias. Espacios que inauguramos y sostuvimos –como Lady Comics de Brasil, Comiqueras de Chile, Vamos Las Pibas y Tinta Queer de Buenos Aires, El Festival Furioso de Dibujo de Rosario, Las Pibas solo quieren Dibujar del NEA, El Festival Increíble y el Dibujados, que pasó a ser Dibujadxs–, donde circulan y se forjan proyectos que le ponen imágenes a nuestras luchas. De allí también emergen reseñas, producciones periodísticas y académicas de ensayistas e investigadorxs que dan cuenta de esto que llamamos “historieta feminista y disidente”, como el grupo de lectura de historietas Rorschach (espacio de investigación-acción feminista y disidente de La Plata), las colegas españolas de la colectiva de Autoras de Tebeos de España y el Collectif des créatrices de bd contre le sexisme. Se trata de voces que interrogan el campo y cuestionan espacios consagratorios de construcción canónica y excluyente. Porque como los yuyitos en el patio, emergemos, ocupamos, crecemos, nos juntamos… y cuando miran para otro lado, craneamos destruir ese canon masculino, blanco y heterosexista. Y algo de esa pasión por encenderlo todo habita en esta antología, que hoy celebramos y que se suma a esta construcción de genealogía feminista y disidente, siempre incompleta, siempre inconclusa y en expansión.

Referencias
-ACEVEDO, Mariela (2011) “Creadoras de historietas: franqueando límites, creando mundos”, en GUTIÉRREZ, María Alicia (comp.) Voces Polifónicas. Itinerarios de los géneros y las sexualidades. Ed.Godot, Buenos Aires, pp. 229-259.
C-ORTIJO TALAVERA, Adela (2016) “Mirada y representación del cuerpo femenino en el cómic francés: las autoras de Ah! Nana” en Diablotexto Digital, Nº. 1, págs. 139-167.
-FERMAN, Claudia (1994) Política y Posmodernidad. Hacia una lectura de la antimodernidad en Latinoamérica. Buenos Aires, Editorial Almagesto.
-AA.VV. (2016) “Carta de autoras de cómic contra el sexismo”, en línea en http://bdegalite.org/


[1] En 2019 Feminismo Gráfico impulsó la muestra “Nosotras contamos” que compila parte de esta producción. Ver el catálogo en línea en www.feminismografico.com