“Siempre supe defenderme”, dice Sasha en un mensajito de wasap desde su internación en el Hospital Alvear. Supo defenderse cuando quiso dejar la guitarra y pasar a la música digital, cuando en Merlo la señalaban, cuando ejerció el trabajo sexual y cuando se reconoció como lesbiana trans, también. Ahora está a punto de sacar un disco nuevo con el trabajo de 3 años acumulado en 12 canciones que la terminan de emparentar con el transgénero musical que oscila entre el hip-hop, el trap, el dancehall. Para terminar el disco se realizó una colecta impulsada por amigas de Sasha, será que nuestra MIA no sólo se defiende sola, también la defienden sus amigas. En esta entrevista repasamos su historia con la música, sus reflexiones y lecturas en torno a la identidad de género y su situación actual en una institución de encierro en la que busca sanar.
¿Cómo es tu historia con la música? ¿cómo empezaste?
La música llega por parte de mis viejos, en mi casa había mucho material de discos y de libros, me fascinaba ese mundo en comparación con el afuera. Yo nací y crecí en un barrio que se llama Parque San Martín, que queda en Merlo y es un barrio muy hostil, a la vuelta de la cancha de Deportivo Merlo. La música fue mi forma de lidiar con esa realidad, me aburría mucho jugar con otras criaturas y pasaba mucho tiempo escuchando música. Los sábado mi vieja ponía discos de Dionne Warwick y Barbra Streisand y me encantaba. Por el lado de mi viejo, escuchaba rock progresivo.
Tenía mezcla rara de amor por las dos cosas: lo melódico, lo meloso y lo extraño.
Mi abuelo, oriundo de San Luis, era guitarrero, él tocaba un género que se llama vals cuyano, que es un estilo guitarrístico muy dificil de tocar y a mí me fascinaba verlo como tocaba, nunca me enseñó nada pero me enamoró el instrumento, hasta que un día corté un cartón y me hice una guitarra de cartón.
Cuando tuve mi primera guitarra ahi empecé a tocar y me empecé a aislar un poquito más de todo el mundo y dedicarme a aprender todo lo que quería tocar. Ese es mi primer contacto con la música: a los 13 años ya me estaban proponiendo tocar en una banda de rock and roll.
¿Cuál es tu relación con la identidad? ¿Cómo la vivís?
Creo que nunca me sentí muy cómoda con mi forma de expresarme, en mis dinámicas corporales. Siempre tuve esa práctica de vestirme con ropas que no le pertenecían a mi género asignado. Yo siempre fui de tener más afinidad con las pibas que con los pibes. Crecí en un lugar donde si tenías características femeninas te las remarcaban, pero yo me sabía defender y sobreviví bastante a ese tipo de bullying.
Mi dentidad se fue dando. Obstruí un montón de cosas relacionadas a los roles de género porque sabía que en un momento iba a tomar una decisión. Por ejemplo: cuando tenía 14-15 años y vivía en Lomas de Zamora, yo tenía una amigo que me invitó a ir al gimnasio y fui solo una sola vez. Yo sabía que se me iban a ensanchar los brazos y que eso me iba a costar un precio, no quería modificar mi cuerpo. Ya a partir de esa época tenía prácticas de crossdressing. En la intimidad a mi me gustaba montarme, mi vieja y mi hermana laburaban y cuando se iban les usaba la ropa todo el día. Pero creo que lo identitario llegó más con el tiempo, con una existencia más práctica con el mundo de lo femenino, de la mujer y de lo lésbico también. Cuando descubrí el mundo de las lesbianas me sentí parte, aunque en ese momento todo se centraba en una cuestión genital apuntada hacia lo ovárico, hacia lo vúlvico, para ponerle algún término, así que tuve que hacer la mía. Tuve que construirme una identidad propia para no sentir ningún tipo de verguenza o resquemor, o sentir que había sido un error haber nacido con un pene. Entonces eso también me dio otra identidad nueva y hoy entiendo la identidad como una serie de lecturas que se hacen que a mí me exceden y que esas lecturas están siempre ordenadas y catalogadas por una matriz de inteligibilidad de género, como diría la autora Leonor Silvestri. No es que si los varones dicen que dejan de ser varones va a ser todo igualitario. Todavía esa utopía de que los géneros no existan es eso: una utopía. Las identidades se van gestando en la calle a través de las lecturas, poniendo cuerpo. Yo eso lo vivo con la pollerita bien ajustada y con ese miedo a ser violada.
Por más de que yo pueda jugar con otras cuestiones, siempre me posiciono en una identidad femenina y la defiendo porque siento que ahí hay un capital, que no es una captura, que se pueden dar fugas también dentro de esa identidad femenina.
¿Cómo es el disco?
El disco es un trabajo de más o menos 2 años, 3 casi. Fue un proceso, tuve que aprender a componer de forma digital, yo siempre me dediqué a un formato acústico. La única forma que se me ocurría de hacer canciones era a partir de la guitarra pero ya tenía ganas de ejecutar otro género. El género que me gusta fue impulsado por la artista MIA, que desde el momento en que la vi dije: “esto es lo que yo quiero ser”. Producir ese tipo de música y sonido era muy difícil y además implicaba entrar en la cultura del baile. Tuve que forzarme y adentrarme en un montón de técnicas, elementos, formas de hacer música, computadoras. Arranqué con Windows XP, fue un proceso muy de abajo, hice bases horribles que usaba para tocar en vivo, todo el mundo me criticaba, “¿por qué no volvés a tocar la guitarra”, me decían. Fue un proceso muy radical. Las primeras músicas que yo ataqué fueron el hip house, el hip hop, el trap, el reggaeton (de alguna manera, aunque yo creo que hago más dance hall). Son entre 11 y 12 canciones.
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¿Qué esperás que pase cuando salga el disco?
Cuando salga el disco quiero ver qué produce, es un disco que tiene un contenido. Las cosas que dice son un testimonio, yo no quiero ser la voz de nadie, soy la que tiene el mic y ya, solo por un momento, después se termina el show. Quiero ver si hay un ida y vuelta. Hay que hacer giras, salir a tocar, promocionarlo y eso es lo que me mantiene más entusiasmada. Los últimos shows fueron muy positivos, hubo un ida y vuelta muy interesante.
¿Cómo estás en este momento? ¿Por qué estás hospitalizada?
Estoy haciendo un proceso de curación para poder llevar todo esto adelante. Tengo mis dudas acerca de los espacios de encierro y todo lo que Michel Foucault explicó mejor que yo. Estoy haciendo un proceso de curación respecto de cosas que resultaban destructivas en mi vida, descubrí que tengo una relación problemática con algunos excesos y eso fue un detonante en mis depresiones, que las potenciaron y las pasiones tristes no pueden ser potenciadas. También descubrí que toda historia depende de cómo se va escribiendo y yo estoy intentando darle un giro a eso. Hay cosas que me pasaron que siento que podrían no haber sucedido y tengo algunas cosas que hacer antes de terminar el disco. Hablar un poco de por qué este disco, eso es lo que me queda y tiene que ver con el sentido de la vida y de la historia, con el presente, darle un sentido al presente.
https://www.youtube.com/watch?v=p49mI2BVJ8E