Ser madres hoy

“El cielo del mes” cumple un año y entrevistamos a sus impulsoras, las escritoras Noe Vera y Marina Gersberg. En esta charla con LatFem se sacuden el polvo los prejuicios acerca de las maternidades y se alumbran nuevas escrituras desviadas de los registros casi naturalistas de las madres del siglo XX. Invitamos a explorar esta revista amiga y, una vez más, a cuestionarlo todo.

¿Qué es El cielo del mes?

“El cielo del mes” es una revista digital que aspira a tribu virtual, muchxs escribiendo y pensando las nuevas maternidades/paternidades. Desde múltiples y diversos ojos, costumbres, sensibilidades. Creemos que de por sí contarlo es importante. Es un momento muy activo de reflexiones y grandes cambios, a nivel mundial. Las redes contribuyen a este fenómeno de explorar las cotidianidades. Así que en un momento nos pareció que estaba bueno sumar, multiplicar, dar a conocer lo que a cada unx le llega y le sirve para aprender, sentirnos mejor entre todxs y estar acompañadxs.

 

Hay otro sitio que tiene el mismo nombre, pero es de astronomía, ¿tiene relación la astronomía, el orden del cosmos, con lo que nos pasa a las mujeres?

Todo tiene que ver con la astronomía, algo del nombre hace juego con los ciclos femeninos, sí.

 

“Mi deseo para mañana es no estar enojada”, dice la poeta Ana Inés López en uno de los textos, ¿qué ideas de la maternidad hay detrás del proyecto?

Nos interesan las voces de nuestrxs contemporánexs, enterarnos y aprender, ver cómo se cría en nuestra época, conocer nuevas formas, apuestas, teorías y  es genial Internet para eso porque facilita y apura el intercambio, la socialización y la difusión de los contenidos que estamos generando madres, padres e hijos minuto a minuto.

 

Si bien ponen en común relatos e imágenes que sacan a la maternidad del lugar naif  y angelado de las concepciones tradicionales, no desisten de que sea un hecho central en la vida de algunas personas ¿qué piensan de esto? ¿hay política acá o no importa?

Sí, maternar es político y si te referís a que el modelo hegemónico para nuestras sociedades occidentales es el de la familia nuclear moderna, sumado a las teorías psicoanalíticas que echaron raíces poniendo en el centro los roles de madre y padre, sobre todo el de la madre, sí. La maternidad llegó a ocupar un rol central en la vida de muchas mujeres. En la revista hay incluso relatos de mujeres que no pudieron tener hijos y otros aun más trágicos, elaborados a través del canal de la escritura, por ejemplo. Hay lados b como el cansancio, sufrimiento por lo que se espera de nosotras, autoexigencias, frustraciones como cuando se caen fantasías en el día a día porque creíamos y planeábamos ser o hacer de una manera y nos encontramos que no somos o que no podemos. Un hijx te transforma para siempre quieras o no, no podes pasar por la experiencia de un parto sin salir siendo otra. Ahora, por suerte, se respira un clima de hiperconciencia y no hay quien no levante banderas como las de que respeten tu parto, tu embarazo, tu posparto, si das la teta o no das la teta, hasta cuándo y las trabas para reinsertarse al trabajo durante los meses de lactancia, las licencias por maternidad y paternidad. Todo eso es una lucha por derechos que compete a los Estados, por supuesto. Pero volviendo al asunto de la maternidad como hecho central en la vida de las mujeres, también es un tópico que está en cuestionamiento y las teorías que plantean la vuelta a la crianza en tribu hacen foco en esto, sobre todo porque hoy en nuestras sociedades capitalistas, criar es un proceso que implica a mucha más gente que papá y/o mamá. Todxs sabemos que hoy son imprescindibles lxs abuelxs, las empleadas domésticas, los colegios y guarderías. Sin ir tan lejos, el rol del padre en nuestras generaciones cambió un montón y eso se ve y se lee bastante en la revista, los varones tienen un papel mucho más activo, la idea es que sea una actividad compartida. Porque para la mujer están las dos cosas, la de necesitar seguir con su vida sin que nadie dependa de ella y en relación al capitalismo salvaje, salir a trabajar en las mismas condiciones que los hombres. Por otro lado la sanción social que la empuja a salir como si no hubiese pasado nada, a tener el mismo cuerpo y competencias… y son todas presiones que recaen sobre el mismo sujeto que además un poco siente culpa y otro poco deseo de algo más. Hay también algo transgeneracional que tiene que ver con nuestros antepasados y a quienes las defensoras de la crianza en común apelan: esas tribus en las que las  mujeres se juntaban y entre todas criaban a la par que pasaban sus conocimientos y “socializaban” el amor, podríamos decir. Hay que decir que muchas de estas prácticas solidarias se ven también en sectores más vulnerables como villas miserias y funcionan como potenciadores de recursos y creadores de hábitats más saludables para lxs niñxs.

 

 

“A veces siento que la maternidad me destruyó. Nada, eso”, dice la escritora Marina Yuszczuk en uno de los textos. El cielo del mes funciona como un diario que las madres llevan sobre ellas mismas, no sobre sus hijxs (mi mamá tenía un cuaderno por hijx donde anotaba peso, primera sonrisa, primera reptada, primer día de clase, etc). ¿Es esto literatura? ¿al lado de qué obras podríamos leer estos registros maternales sobre sí mismas?

Claro, es interesante cómo se modifican los puntos de vista. Esos cuadernos que decís se asemejan más a la tradición de los cuadernos de naturalistas donde se apuntan datos, medidas, descripciones. Es decir, se toma nota en un trabajo de campo sobre lo que pasa. Una madre que guardaba el pelo, el cordón umbilical, los dientes de leche y tomaba medidas, elaboraba un registro del paso del tiempo, sin involucrar la expresión de su subjetividad ahí. Cuando evidentemente, está claro que hacía también en esos actos un trabajo de amor hermoso. Hoy, es como decís, más cercano a un diario, una introspección, una exploración emocional en el campamento de supervivencia de la vida en familia.

En lo que respecta a la revista, cuidamos mucho y editamos lo que nos mandan, siempre respetando mucho la voz, la peculiaridad de cada autor/a. Lo que más nos interesa es cómo se cuenta, las singularidades y el motor del texto, qué los motiva. Puede haber formas más poéticas o literarias y otras no tanto, por lo general la forma está al servicio de la emoción o lo que se quiere narrar y no a la inversa. Eso es emblemático. Y también nos parece curioso el “género” nuevo que producen los relatos de parto, que están llenos de particularidades, a veces cercanos a la escatología,incluso. Aparecen una libertad y un desborde muy genuinos en el relato de algo tan íntimo y tan visceral como es el acto de parir. Tan físico y tan místico. Quizá lo revelador es que hasta el momento ni la propia muerte ni el propio nacimiento pueden ser escritos. Y el acto de dar vida sí.

 

 

¿Cómo lidian con las personas e ideas, principalmente desde el feminismo, que rechazan de pleno a la maternidad?

Respeto, obvio. Hace poco leímos un libro muy zarpado Madres arrepentidas. Nos interesa mucho todo lo que gira alrededor del deseo o no de ser madre. Y lo interesante es que son entrevistas y análisis de mujeres que tuvieron hijos y están arrepentidas y lo difícil es, en esos casos, primero asumir ese arrepentimiento a pesar de amarlos y el sentimiento omnipresente de que hubiese sido mejor no tenerlos. Está claro que no creemos en la realización de la mujer a través de maternidad como el triste equívoco de Facundo Arana, jaja.

 

¿Qué piensan de lo que dijo Facu Arana?

Habló, en un momento de incomodidad personal, con palabras de un discurso que evidentemente sigue vigente y no cabe más. Lo interesante es la reacción que generó en los medios masivos y el hecho de que hay ideas que no solo ya resultan obsoletas para las realidades que vivimos sino que además son ofensivas, la ola feminista ya se instaló y ahora resulta que estamos viendo programas de chimentos para estar actualizados sobre el estado de estos debates que nos interpelan. En ese sentido, brindamos.

¿Se viene el libro?

Ojalá ¡Nos encantaría armar un anuario y publicarlo todo en un libro!

 

Selección de posts

De la institución a la casa. Y lo bueno de cuestionarse, Nadia Lawsky y Sebastián Bruno.

“La luz está bien”, entradas desde un encierro, Ana Inés López.

La bola de cristal, Verónica Pérez Arango.

 

El cielo del mes es editado por Marina Gersberg y Noe Vera y diseñado por Estudio GuapaBombón.