La década feminista arrancó en un territorio donde se grita rebeldía y arde la dignidad. “Una mujer, una barricada”, anunciaron las activistas al cierre del segundo Encuentro Plurinacional de las que Luchan que se realizó el fin de semana pasado en la Universidad de Santiago, Chile. A la par de los debates que se abrieron tras el anuncio del presidente Sebastián Piñera de una reforma constitucional, las feministas siguen junto al pueblo que resiste. Por eso, el Encuentro fue una instancia para proyectar la vida digna y las propuestas giraron alrededor de la conformación de una Constituyente Feminista. Un proceso que integre las demandas de mujeres, lesbianas, travestis, trans y personas no binaries y que sea intergeneracional, transterritorial y sin fronteras.
Chile despertó y va “con todo sino pa qué“. Los feminismos y sus demandas siempre estuvieron en la primera línea de los movimientos sociales a pesar de las coberturas que visibilizan solo la potencia masculina enfrentándose a los Carabineros. Las que iniciaron las evasiones en el metro fueron las cabras (las chicas jóvenes). Las mismas que se organizaron en el movimiento estudiantil y tomaron sedes de universidades en 2017 contra la violencia sexual, las que se sumaron a la regional marea verde por el aborto libre en 2018 y las que convocaron a una de las movilizaciones más grandes de la posdictadura el pasado 8 de marzo de 2019, en la primera Huelga Feminista en el país.
El Encuentro estuvo organizado por la Coordinadora Feminista 8M y fue convocado por más de 20 organizaciones o colectivas. Fueron más de 5 mil las y les que participaron y fue el segundo que se realiza con la intención de definir la demandas del próximo 8 de marzo: Huelga General Feminista. Las conclusiones no esquivaron la coyuntura pero tampoco desconocieron la historia. Se exigió un sistema único, feminista, plurinacional y comunitario de cuidados y la renuncia de Piñera. Se fue por una educación no sexista y desmercantilizada y por el fin de la represión y la violencia política. Por salud pública y con perspectiva comunitaria y la liberación de lxs presxs políticos desde que comenzó el estallido. Por un sistema de seguridad social que amplíe la visión tradicional de trabajo que incluya a todes y la renuncia de la Ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Isabel Plá.
Tras dos días de debate, las y les que luchan se posicionaron ante la coyuntura a pesar de los disensos sobre cómo llevar adelante la participación inmediata: no habrá proceso constituyente hasta que no termine el proceso destituyente de un sistema que excluye, precariza las vidas, viola y mata, obstaculiza el acceso a los derechos y hasta que se libere a todxs lxs presxs políticxs tras el levantamiento que comenzó el 18 de octubre de 2019. Mientras tanto, las redes de solidaridad se fortalecen en los territorios y las asambleas y emergió un pacto feminista que es frase y bandera: “El neoliberalismo nace y muere en Chile, compañeras”.
Una articulación sin fronteras
Durante el segundo Encuentro, una de las novedades fue la conformación de un “Comité Internacionalista”. Dentro de este espacio formal e informal donde más de 100 personas de 25 países intercambiaron y se conocieron, surgió la necesidad de volver a encontrarse. Será en Brasil en 2020 en el “Primer Encuentro Internacional Feminista”, un objetivo del plan de lucha que surgió de los acuerdos que alcanzaron les activistas hacia una articulación feminista transfronteriza.
Durante la apertura se recordó a aquellas luchadoras que fueron asesinadas. Defensoras de Derechos Humanos, de la tierra, el agua y los pueblos indígenas, quienes son les originales habitantes del Abya Yala. Macarena Valdez, Berta Cáceres, Marielle Franco, Dilma Ferreira, Juana Quispe, Nicolasa Quintreman. Todas víctimas de “femicidios territoriales” en manos de sicarios contratados por empresas expropiadoras de los recursos básicos en los territorios en resistencia.
“Exigimos el fin de las violencias misógina, patriarcales, coloniales y racistas que los Estados latinoamericanos y caribeños están llevando a cabo en nuestros territorios”, dice el comunicado del Comité. “Nos manifestamos contra el avance de la derecha neoliberal y fundamentalista alrededor del mundo”, agregan. Y se manifiestan en apoyo al pueblo chileno exigiendo la renuncia de Sebastián Piñera, en repudio al Golpe de Estado cívico, militar y eclesiástico en Bolivia, en solidaridad con las kurdas en su lucha por la defensa de su pueblo, llaman a organizarse contra el avance fascista y machista en Brasil y en contra del modelo capitalista, extractivista y patriarcal.
Este “Comité Internacionalista”, conformado por activistas feministas de diferentes territorios y formas de habitar la militancia feminista, quedó encargado de realizar un mapeo de alianzas y concretar la logística para ese Encuentro sin fronteras. Un espacio para seguir acercando las luchas en tiempos de avance fascista y neo-conservador en la región y el mundo. Otro Encuentro plurinacional, con las disidencias, por la vida digna, contra el neoliberalismo como sistema único y por la soberanía de nuestros cuerpos y territorios.
Migrar con derechos rumbo a la autodeterminación
Hubo dos ejes temáticos del Encuentro que cruzaron transversalmente al “Comité Internacionalista” y fueron el de “Migraciones” y el de “Territorios en Resistencia”. Allí, feministas expusieron las violencias xenófobas y racistas, sobre todo de parte de agentes del Estado y debatieron sobre las propuestas que deberían ser incluidas en una Constituyente Feminista.
Las mujeres indígenas en resistencia abogaron por el cupo originario y paritario, por la conformación de un Estado Plurinacional, por normativas que impulsen la recuperación de la identidad, por el esclarecimiento y sanción a los asesinos de Macarena Valdez y Camilo Catrillanca y por la reparación histórica hacia el pueblo mapuche, pero con enfoque de mujeres indígenas. Exigieron, como cada vez que toman la voz, la desmilitarización del wallmapu y el fin de la Ley Antiterrorista, una herramienta del Estado opresor contra quienes exigen la autodeterminación.
Por su parte, las migrantes organizadas exigieron para una Constituyente Feminista que se garantice el derecho a migrar desde una perspectiva antirracista, la conformación de un Estado Plurinacional, el cumplimiento del libre tránsito por los territorios latinoamericanos y la migración digna. Repudiaron los procedimientos de expulsión, la burocracia interna y los permisos de salida. Propusieron además la redacción de una nueva Ley de Migraciones que tenga en cuenta los avatares que el cambio climático y la destrucción de las tierras está causando.
Durante la presentación de discusiones colectivas, uno de los ejes fue la violencia sexual, definida como “la violencia específica sobre los cuerpos feminizados con un largo historial desde la dictadura cívico- militar”. Se exigió la investigación y castigo a los responsables de los delitos contra la integridad dentro del territorio chileno y surgió la expresión de solidaridad con las mujeres que en Haití fueron violadas por militares chilenos. Desde que inició el estallido social, son 19 las historias que se transformaron en querellas por la violencia sexual. Las consecuencias de esas vulneraciones a los derechos afecta no solo a quienes la padecieron sino también a quienes desde el 18 de octubre comenzaron a escuchar, contener y litigar contra el Estado de Chile.
Sebastián Piñera está siendo querellado por múltiples actores políticos y referentes sociales. Se le acusa de homicidios, torturas y apremios ilegítimos físicos, mentales y sexuales, violaciones, privación de la libertad arbitraria, detenciones ilegales, privación de libertad física sin atender a la entrega de información referente a la suerte o paradero de las personas detenidas y mutilación de ojos. A la vez, son aproximadamente 2 mil las personas detenidas y casi 200 mil con procesos judiciales en el marco de la criminalización de la protesta que lleva como política su gobierno.
La década feminista comenzó y exige el desafío de enfrentar a los monstruos más grandes. Sin embargo, el feminismo está organizado y en la primera línea con las demandas y propuestas de reparación histórica, interviniendo a la vez en los debates coyunturales. El feminismo que va a vencer está en las calles de la región y el mundo, arde dolor y genera esperanzas a su paso.