La rueda de la fortuna: Tarot feminista en fascículos virtuales coleccionables I

A partir de hoy, todos los meses en LatFem encontrarán la columna mensual de la escritora y guionista Lu Martínez que, además, es nuestra bruja feminista y nos invita a visitar el mundo de la lectura del tarot, una cálida barricada.

¡Bienvenidas, bienvenides, bienvenidos a esta primera vuelta de La Rueda de la Fortuna! Esta especie extraña de brujería es una forma de acercarme a la interpretación de las cartas. Lo que les propongo hacer acá es lo mismo que hacemos frente a un libro de poesía o a una obra de surrealismo chatarrero, de esas que hacen algo a partir de retazos del mundo. No es mi intención que aprendamos a prever el futuro —aunque quisiera enseñarles, no tengo ese don—, ni tampoco pretendo que abramos el mazo con promesas terapéuticas o sanadoras. En las imágenes, símbolos y mitos del Tarot se reflejan paradigmas y construcciones que estamos revisando socialmente. En parte por eso, creo que es interesante conocerlo y, a través de esta herramienta, permitirnos repensar nuestra historia y nuestro imaginario. Esta serie de fascículos virtuales coleccionables es un ticket para subirse a esta rueda del Tarot, para repensarlo y convertirlo en rompecabezas, armar y desarmar su relato. El Tarot es principalmente un juego. Lxs invito a barajar —y dar de nuevo— estas cartas para hackear viejas ideas, replantearnos qué chips del cis-tema tenemos instalados y ver si podemos inventar nuevas reglas para reprogramarnos. 

Como en la mayoría de los juegos, se necesita a más de unx jugadorx para que la máquina se ponga en funcionamiento. Por eso, me gustaría que este espacio sea abierto y dialogado, la propuesta es que nos carteemos como en los viejos tiempos. Me inspira siempre recordar esos suplementos y cuadernillos que venían en las revistas de los 90’s que difundían el esoterismo, los oráculos y mancias, donde la magia encontraba una cálida barricada. Ahí venía resistiendo una mística muy particular, que adoptó nuevos sentidos cuando se pasaba de mano en mano, por todo el país, sacudiéndose el lastre “ocultista”, las complejidades de lo académico y lo under de los libros de culto. Quedaba del lado de las “brujas de barrio” —en quienes más confío y de las que me siento parte—. Antes de este estallido reciente en las redes sociales, la magia creció como una enredadera popular, entre mujeres, y así fue como me llegó hasta mí y como me gusta ponerla en acción. Firmo al pie con mi contacto para recibir sus Cartas de lectorxs y poder responder preguntas, charlar, debatir, problematizar, tanto la teoría como el uso de la magia en el mundo contemporáneo y, especialmente, del Tarot. También lxs invito a escribirme con sus consultas, si tienen ganas, podemos practicar algunas lecturas.

*

La Sybila predecía el maleficio y la Bruja lo hacía. Esta es la grande, la verdadera diferencia. La Bruja invoca, conjura y actúa sobre el destino. No es la Casandra antigua, que veía claramente el porvenir, lo lamentaba y lo esperaba. La Bruja crea el porvenir.

Jules Michelet, La Bruja, Un estudio de las supersticiones en la Edad Media.

*

Si abrimos por primera vez un mazo de Tarot, lo que vamos a encontrar son 78 cartas. Cualquier mazo nos sirve, por ahora. Si van a comprarse uno, esperen a las próximas ediciones. Ya vamos a hablar acerca de los distintos tipos de Tarot y cómo elegir entre las miles de opciones que existen hoy: ¿egipcio?¿marsellés?¿Rider Waite Smith? ¿de autor? ¡hasta gatitos! El Tarot funciona como cualquier oráculo, pero no es un oráculo cualquiera. Mientras que los oráculos son numerados y tienen símbolos que varían según quien los haya creado, el Tarot tiene una estructura propia y característica. Todos los juegos de Tarot tienen tres secciones claramente diferenciables entre sí: lxs habitantes de palacio son: cuatro reyes, cuatro reinas, cuatro sotas y cuatro caballeros, los números —diez por cada uno de los cuatro palos— y otras veintidós cartas, a las que usualmente se les llama Arcanos Mayores. No creo que haya jerarquía entre estos supuestos hermanos mayores y el resto de las cartas, tradicionalmente apodadas Arcanos Menores. Por eso prefiero llamar a las veintidós cartas que diferencian al Tarot de un mazo de cartas españolas con el nombre de Arcanos Arquetípicos. Al resto las llamo Figuras de la Corte y Arcanos Numerológicos.

Voy a listar a las veintidós cartas de los Arcanos Arquetípicos y me gustaría proponerles una especie de primer ejercicio de asociación. Si quieren anotar, sus respuestas en un cuadernito que tengan a mano, mucho mejor.

¿Qué es lo primero que se les viene a la cabeza cuando leen estos nombres? ¿cómo creen que son estos personajes, situaciones, conceptos representadas en estas cartas? ¿a qué los asocian? ¿recuerdan algún cuento o leyenda en el que aparezcan? ¿por qué piensan que se ordenan de esta manera?

Ilustración de Seelvana

El Loco: este arcano no tiene número, aunque en algunos mazos, puede aparecer con el 0 y, en otros, con el 22.

I. El Mago

II. La Papisa

III. La Emperatriz

IIII. El Emperador (sí, en el Tarot aparecen así los números romanos, sumando palitos, sin restar nunca

V. El Papa

VI. El Enamorado

VII. El Carro

VIII. La Justicia

VIIII. El Ermitaño (¡a veces también se escribe así: Hermitaño!)

X. La Rueda de la Fortuna

XI. La Fuerza

XII. El Colgado

XIII. Este arcano no tiene nombre en muchos Tarots, en otros, se llama La Muerte

XIIII. La Templanza

XV. El Diablo

XVI. La Torre

XVII. La Estrella

XVIII. La Luna

XVIIII. El Sol

XX. El Juicio

XXI. El Mundo

Una de las posibles formas de entrar en el mundo del Tarot es esta vía de las asociaciones y proyecciones libres, que podríamos decir que es libre e intuitiva. Cuando saco cartas para una lectura me pregunto siempre: ¿qué es lo primero que veo, lo que más llama mi atención en este momento? Sobre esto no hay mucho más que decir, es sencillo. Estar atentxs, abrir los ojos cuando hace falta. Pero hay otras formas de aprender a interpretar el Tarot, la que les propongo explorar, es parecida al estudio de un nuevo lenguaje. Este idioma compone con símbolos de las artes visuales, narra como se narra la mitología y tiene una gramática propia. Es tan necesaria la creatividad como el estudio y la investigación.

Ilustración: Seelvana

Los arcanos son, en sí mismos, obras de arte, como tales tienen un contexto de producción y otro, de interpretación y lectura.  Si nos remontamos a sus orígenes, funcionaban como piezas de dominó que se fueron complejizando. Cada uno de los dibujos representados en las cartas fue tomando forma a partir de leyendas, creencias religiosas y filosóficas. Y fue, a su vez, fuente de inspiración para películas, poemas y canciones, el Tarot influenció a artistas y referentes culturales de todo tipo.

No se nace tarotista feminista

Como les contaba, mi aproximación al Tarot es creativa, un poco poética, un poco delirante, pero sobre todo feminista. Lo cual no implica que el Tarot en sí mismo lo sea. Me gusta decir, un poco en broma, otro poco en serio, porque lo creo fervientemente: el tarot es solo un montoncito de cartones pintados. ¿Es mágico el Tarot? ¿Hay que ser vidente para entenderlo? Definitivamente, no. Pero sus ilustraciones cuentan relatos que atraviesan a la humanidad —al menos, a Occidente—. Cuando empezamos a investigar el significado de sus símbolos, descubrimos un imaginario y una imaginería que carga con sentidos del mundo grecolatino y se afianza en la Edad Media para seguir estableciéndose en el Renacimiento y llegar —cada vez más deforme y genial— hasta nuestros días. Son estos arquetipos y no otros, los que están pintados en estas 78 cartas tan particulares. Lo que proyectamos sobre ellos, es otra cosa. Y ahí es donde está su poder especial. La traducción de imagen a lenguaje hablado, formando un discurso en sincronía con el diálogo entre lx lectorx y lx consultantx. Para preguntar y responder a las cuestiones que nos sacan el sueño, el Tarot usa la simultaneidad, superpone imágenes a nuestras ideas. Es catártico, fantasioso y debería sernos útil.

Es claramente anacrónico pensar en arcanos cuir o afirmar que a las mujeres del mazo se las mostraba empoderadas y buscando una representación equitativa. Pero a lo largo de estos fascículos, vamos a bucear en las raíces de esta herramienta para ver cuál fue el contexto de su producción y cómo podemos interpretar esas imágenes desde una perspectiva actual. En la historia del arte hay pistas sobre los orígenes de las figuras y de por qué fueron ilustradas de la forma en que lo fueron. Para el Tarot lo importante no es el pasado sino el presente (el futuro, ni idea, está en construcción). Acá, en el presente, con nuestras palabras, ideas y lecturas sí podemos armarnos de una mirada tan feminista como querramos. Es la forma de traducirlo y revelarlo la que trae esas imágenes a este momento histórico. Es esta forma de ser con el Tarot la que puede —o no— estar comprometida con las problemáticas —políticas, sociales, artísticas— contemporáneas y la que puede transformar a esos íconos de antiguos paradigmas patriarcales en nuevos personajes de los que aprender: diversxs, entrañables, cuir.
Traduttore, Traditore!, dice el dicho. Y sí, un poco vamos a traicionar a las concepciones de género desde las que fue creado el mazo y sus triunfos. Personalmente, creo que vale la pena sacudirnos de los prejuicios y perderle el respeto a las tradiciones que dejaron de servirnos. No hay dogmas en la lectura de Tarot. A lo largo del tiempo, tanto los arcanos como su forma de ser interpretados fue mutando y cada tarotista creó su propia forma de acercarse a ellxs. Si no fuera así, probablemente, el Tarot habría dejado de ser un misterio y las cartas estarían empolvadas y aburridas, detenidas en algún anaquel. Sin embargo, su espíritu imprudente y revolucionario, lúdico y transformador sigue ahí, lleno de intrigas por resolver. Si queremos un Tarot vivo, de alguna forma, tenemos que aprender a traicionarlo.

Cartas de lectorxs

Inauguramos esta sección con una pregunta clásica, pero a partir de la próxima entrega, lxs invito a escribirme para proponer temas de debate y seguir pensando el Tarot juntxs.

¿Puedo leerme el Tarot a mí mismx?

Como todo en este mundo: es relativo. El ejercicio de observación y traducción de los sentidos en una tirada de cartas tiene, en gran medida, una necesidad de “hacer foco”. ¿De qué se trata este foco? Acercar y alejar la mirada hasta encontrar el punto justo de distancia con la pregunta. Escuchar activamente el relato de quien consulta implica alejarse, sin querer intervenir o demostrarle nada a quien tengo enfrente. La clave es hacerle lugar a ese otrx. Y esta es la parte en la que puede ser tramposa la autolectura. Es prácticamente imposible apartarse de unx mismx. Siempre estamos sesgadxs por la propia identificación, natural y sana, con nuestro ego y nuestra forma de pensar y sentir una situación determinada. Para seguir con las metáforas ópticas, tenemos “puntos ciegos”: esos lugares de la mente donde opera la negación y todo se vuelve borroso. Justamente para eso le preguntamos al Tarot, queremos saber eso sobre lo que no tenemos discernimiento.

Pero, ¿por qué les digo que es relativo? El ejercicio de mirar hacia adentro y reflexionar sobre nuestra propia experiencia es, aunque difuso y quizás incompleto, enriquecedor. Cuando hacemos una consulta a las cartas y le damos lugar a lo simbólico, el Tarot está mediatizado nuestra duda y nos da lugar a vernos no del todo de frente, pero sí al espejo. Los arcanos operan de reflejo en este juego de proyecciones.

Una propuesta para la autolectura, entonces. Sacar cartas —ya veremos cómo estructurar las tiradas—, pero no hacerla hacia adentro, solo buscando “leer” con el pensamiento. En esta práctica será clave escribir las respuestas o hablar en voz alta, como si estuviéramos dirigiéndonos a otra persona. Esto ayuda a hacer una especie de truco mental y aporta mayor claridad. De todos modos, en el aquelarre de brujxs que crece cada vez más en estos días, estoy segura de que van a encontrar a alguien dispuestx a intercambiar lecturas. Otrx brujx, con otro punto de vista. Apuesto mis fichas a esto, a que construyamos lazos y redes de apoyo, a través del Tarot.

¡Hasta la vista, Brujxs!

Nos vemos en la próxima entrega de La Rueda de la Fortuna,

Lu,

PD: escribime a @soy.lu.martinez

PARA SEGUIR LEYENDO
Ideas creativas sobre el Tarot: Alberto Cousté – El Tarot o La máquina de imaginar (Ed. Bruguera)
Más data sobre brujas: Jules Michelet – La Bruja. Un estudio de las supersticiones en la Edad Media (Akal)