Si entrás a una sala de concierto en Catamarca o en La Plata es posible que todo el personal técnico y que tome las decisiones artística sea varón cis. El programador, el sonidista serán hombres, es posible que el iluminador también, ni hablar del stage o el monitorista. Casi seguro que quien corta la entrada en la puerta también sea un varón cis-heterosexual, y lo mismo el dueño del lugar. El mundo de la música -y del rock en particular-, está lleno, repleto, de varones. “Si yo te trato de invisibilizar y te desprestigio históricamente no creo que se te ocurra hacer una banda de mujeres”, dice a LATFEM Paula Rivera, la vicepresidenta del INAMU.
“Las mujeres y las personas de identidad autopercibida tienen un desconocimiento tremendo de los recursos que tienen a disposición como músicxs. La desprofesionalización de la mujer es muy grande”, advierte. Ella viene de la gestión independiente. Es parte de Mujeres Dinamita, una red de trabajadoras de la cultura europea, y miembra de Satélite Lat, que es la primera red latinoamericana de trabajadoras de la música. Se especializa en la la industria cultural, y trabajó en esa área en el Ministerio de Cultura de Teresa Parodi, antes de que el macrismo lo achique a Secretaría. Fue en ese momento cuando las autoridades del Instituto Nacional de la Música cambiaron por primera vez, y así ocupó la vicepresidencia que Celsa Mel Gowland había inaugurado en una primera gestión. “Llegué como mujer, lesbiana, militante y trabajadora del sector”, dice. En abril de 2018 se instaló en las oficinas que están frente a la plaza del Congreso y le propuso al directorio una agenda de género. El INAMU es presidido desde su conformación por Diego Boris, aquel que persiguió judicialmente a Ariell Carolina, denunciante de Cristian Aldana de El Otro Yo con denuncias por calumnias e injurias.
“Lo primero que hicimos fue salir a buscar a las pibas en el país porque parecía que no había”, dice Paula. Es que en INAMU casi no había mujeres inscriptas en el Registro Único de Músicxs. Y agrega: “Estábamos viviendo tiempos inéditos del feminismo, sabíamos que las músicas se estaban organizando, que había colectivos en Rosario, comisiones de género en algunas organizaciones civiles de músicxs del país, no podía no haber”.
Entonces con las compañeras de Mu CABA hicieron un llamado público desde INAMU con un efecto sarpado. Empezaron a llegar mujeres, a inscribirse, gracias a que algún varón les había reenviado el mail. De ahí salió una encuesta que les enviaron a todas y se generaron 13 encuentros, entre agosto y diciembre de 2018, donde Paula armó un mapa, una red nacional, con una intranet propia para comunicarse y una división grupal del territorio argentino. Se determinaron los espacios para que se armen nodos en cada región.
La encuesta llevaba cinco preguntas, y la última era si alguna vez habían sufrido discriminación o violencia en el mundo de la música y el 61% dijo sí, sobre un total de 3380 mujeres, lesbianas y personas trans. Pero lo que queríamos era entender dónde estaban las músicas, si estaban activas o inactivas, porque no podía no haber mujeres en el registro, “si no hay pueblo en este país donde no haya una profe de música, no podía ser. ¿Y ante qué nos encontramos? Que no se perciben músicas. Las docentes no se autoperciben músicas porque nunca terminaron el conservatorio, porque no tocaron en banda, porque no tocan como un chabón, lo que sea”, cuenta.
En 2019 INAMU le otorgó presupuesto para hacer foros por las regiones establecidas, que eran Patagonia, Neocuyo, NOA, NEA, y Centro. “Hacíamos una acción por región cultural del país, llevábamos a una mujer nodo que multiplicaba el mensaje, a su vez ellas llevaban músiques, y cada una gestionaba en su municipio o provincia los pasajes para sus musiques”, relata. En los foros nunca había menos de 150 pibas, y después del que ocurrió en Corrientes, los foros fueron transfemenistas. “Yo ví cómo se cambiaba la vida de las músicas cuando se declaran a sí mismas como músicas en los foros, ellas mismas se reconocían por primera vez como tal ante las demás. Se empezaron a legitimar entre ellas”, cuenta.
Los foros tenían una dinámica preestablecida donde cada mujer-nodo podía exponer durante 7 minutos, y luego se armaban talleres de debate para resolver los problemas que las expositoras habían planteado. Los problemas comunes y graves que aparecieron tenían que ver con la invisibilidad que las músicas tienen en las asociaciones locales de músicos. “Si las mujeres no suben al escenario, no son músicas, y los festivales de verano son muy importantes en las provincias, que en muchas veces se arman en esas asociaciones, que están llena de varones”, dice Paula.
La foto de situación que sacaron de los foros sirvió para trazar un campo de acción durante 2019. La vicepresidenta del INAMU advierte que “el nivel de informalidad por el que hoy caminan las mujeres en la música es altísimo, sobre todo en las provincias”, y por eso empezaron a llevar capacitaciones dictadas por mujeres. “Son muy poquitas las que pudieron hacer el registro de sus temas en Sadaic. Probablemente haya mucho más hombres haciendo música que mujeres, pero es tremenda la diferencia entre los hombres que logran inscribir un tema y las mujeres que lo hacen. ¿Por qué un pibe hace cualquier tema y va y lo registra y las chicas no? Porque no sabe cómo hacerlo, porque no tienen acceso al conocimiento. Eso pasa porque esos espacios siempre están liderados por los varones. Entonces la información circula entre los hombres y en la asociación de músicos son todos varones. Registrar un tema es muy sencillo”. Entre otras capacitaciones, el INAMU hizo cursos de la Red de Mujeres en el Sonido, Clínicas de instrumentos con músicas, de producción musical, entre otras actividades por el país.
“La problemática común y grave que tienen es la invisibilidad que tienen las compañeras músicas en las asociaciones locales de músicos. Todo el tema de la profesionalización de las mujeres músicas está muy mal”, afirma. Gracias a la militancia feminista y el trabajo cara a cara de las músicas, se fortalecieron.
Desde 2018 se conformaron asociaciones de músicas en La Pampa, Catamarca, Santiago del Estero y Misiones, cuando históricamente hay más de 80 copadas por los varones. “Es un signo y una señal que necesiten ser solo de mujeres”, dice. Hay por lo menos hay 30 colectivos en de mujeres y trans en el país. El primero es el Grita de Mendoza, y la más grande es la de Rosario que ya lleva más de 60 asambleas. Fueron todas ellas las que impulsaron la Ley N° 27.539 de Cupo Femenino y Acceso de Artistas Mujeres a Eventos Musicales desde la mesa XMásMúsicasMujeresEnVivo y con la campaña Más Mujeres en los Escenarios.
Gracias al trabajo de los foros de músicas, la UNESCO declaró al INAMU como organismo de interés mundial en el trabajo en las industrias culturales con perspectiva de género. Aunque todavía quede tanto por hacer: primero hacer cumplir la ley de cupo, después trabajar en fortalecer a las músicas y musiques en todo el país.