Crónica sobre HPV: Escuchar a mi concha IV

Escuchar a mi concha es un relato en primera persona de una chica que descubre que tiene HPV, una enfermedad de transmisión sexual muy extendida. El relato va abriendo capas de sentidos y padecimientos a medida que avanzan los episodios: el sexo, los cuidados, la atención médica, la sanación, el qué dirán. En este capítulo la protagonista se da cuenta de la dificultad para tener sexo protegido con otra mujer: “incontagiable, impráctica, incogible”, sentencia. Crónica de escrita por Ana Solari. Leela todos los viernes en LatFem.

–¿Podría informarme sobre métodos de barrera de las infecciones de transmisión sexual entre lesbianas?

–No se nena, googlealo, ni idea. 

Googleé. Internet me explicaba cómo hacer un campo de látex para un sexo oral protegido. Pero me imaginé chupando un plástico sobre una vulva y no me cerraba. Quizás porque nunca vi un campo de látex en una porno. O porque ninguna amiga me contó que alguna vez lo haya usado. Pensé en hacer un campo de látex con tijerita y luego hacerle un tajo al centro para tener relaciones con penetración: preservativo y campo de látex. Incontagiable, impráctica, incogible.

El HPV también puede presentar lesiones bucales y dar cáncer de garganta. Una crioterapeuta me encontró una verruga en la pera, y por las dudas, me quemó con frío. Tuve una cáscara-frutilla en la cara varios meses. Las verdaderas lesiones de HPV bucales se presentan más parecidas a las llagas, dentro de la boca. Cuando consulté a una de las tantas ginecólogas por las que pasé por qué no me revisaba la boca, me dijo que no era su asunto, que sacara turno con un odontólogo.

 

Ilustración: Juana Mariasch

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