La primera marcha del orgullo en el gobierno de Javier Milei tuvo lugar al final de un octubre muy largo; en un tiempo en el que estamos cansadxs, gaseadxs, precarizadxs (con un montón de laburos o muy pocos), atravesadxs por las violencias, los discursos de odio y donde la vida está cada vez más difícil. Por eso, frente a los despidos, el lesbicidio de Barracas, la pregunta permanente por Tehuel de la Torre, el apañe a lxs jubilados, el festejo por Pierina y la inflación; bailamos, sí. Pero también nos miramos a los ojos para sabernos juntxs. Marchamos así, atravesadxs.
En la 33º Marcha del Orgullo de Buenos Aires, alrededor de un millón de personas se movilizaron entre la Plaza de Mayo y el Congreso nacional. Pero también, en esta edición participaron muchas más empresas y marcas que otros años y varias armaron sus carrozas y stands. Por eso, cuando lxs lesbianxs se toparon con la sonrisa gigante de cartón pintado de Colgate y un ejército de promotoras y drag queens contratadas, no lo dudaron: de espaldas al show, se sacaron la dentadura postiza y, con la boca bien abierta, hicieron una foto, muertxs de risa.
“Estoy vivx gracias al hospital público“
Saro armó su outfit juntando todos los blisters de medicación psiquiátrica que toma a diario. Se hizo un chaleco, aunque le hubiese gustado ponerle algo más en los hombros: “Se parece bastante a una armadura”, dijo. La sertralina y el diazepam se la entregan en el Hospital Penna y en algunos CeSAC de la ciudad. También se armó aros con dos sobres de Androlone; la testo que se pasa por los brazos. “Además de mi red amorosa y afectiva, la primera persona que me llamó con mis pronombres fue la ginecóloga del hospital y eso fue muy importante para mí; es un espacio de escucha amorosa. En este tiempo de profunda crisis, ella está súper precarizada, cobrando poco y es re importante lo que hace. Me demostró que no soy un número, un paciente y ya. Me escuchó y me abrazó”, dijo y, por eso, en la bolsita que cargaba, tenía un stencil y un aerosol para marcar las paredes: “Estoy vivx gracias al hospital público”.
Z. tiene trece años, es compañera de la escuela de M., de doce y la prima de A., que tiene once. Es la primera vez que están en una marcha del orgullo. “Yo lloré como nunca para que me dejaran venir. Le rogué a mi mamá, patalié y, al final, nos dejó”, dice M. mientras juega con unos preservativos inflados como globos. Charlaron en la escuela que iban a ir a la marcha y están manijas: “¡Nos encanta! ¡Queremos que vengan más amigues!”, dicen. Pero también aclaran, no es la primera marcha de sus vidas: “La otra vez fuimos a defender el Bonaparte”. Quieren que toque Lali en el cierre y, si tienen que elegir un camión, van a ir donde pasen temas de Duki, Niki Nicole, Trueno y María Becerra.
Sebastián armó un tocado con jeringas llenas de sangre y marchó con un guardapolvo médico: porque el gobierno nacional busca recortar en un 76% el presupuesto de 2025 de la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis. Desde abril no hay esquemas de tratamiento completos, faltan reactivos, no hay preservativos para penes en los dispositivos de salud pública y muchas personas que dependen de la entrega de los medicamentos de los hospitales podrían quedarse sin atención.
Memoria, verdad, justicia y reparación
A tres días de haberse metido al mar de Necochea, Hugui participó de la marcha con su perrita. “Estuvo recontra bueno meternos al mar. Le pedí que se lleve todo lo malo y que traiga todo lo bueno. Y así fue, porque liberaron a Pierina. Pero para mí también fue re importante porque en mi casa estaba muy complicada”, dijo.
Es que la de ayer fue la primera marcha del orgullo con Pierina Nochetti sobreseída después de más de dos años. La notificación llegó el viernes, después de una semana de tensión por el inicio del juicio y la audiencia de conciliación con el municipio de Necochea. Desde 2022, Pierina tenía abierta una causa penal que la amenazaba con hasta cuatro años de cárcel porque estaba acusada de hacer una pintada que decía ¿Dónde está Tehuel?, aunque la única prueba que tenía esa causa era una foto de tres personas de espaldas a la pintada.
La noche antes de la marcha nos enteramos que murió Mirta Baravalle, fundadora de Madres de Plaza de Mayo, amiguísima de Norita, Chicha Mariani y Elsa Pavón. Se murió sin saber dónde está su nieto o su nieta. Por eso, y porque el negacionismo está a flor de piel en muchas esferas del Estado y medios de comunicación, la marcha tuvo un pañuelazo por la Memoria, la Verdad y la Justicia, con Taty Almeida a la cabeza. Y también lo dijeron las travas y las putas: “¡Son 30.400! Somos víctimas de la dictadura cívico militar y de los edictos policiales. Queremos reparación y una muerte digna, con acceso a la salud, a la jubilación. Fuimos perseguidas, excluidas, encarceladas, torturadas, desaparecidas y muertas en dictadura y democracia. ¡Queremos la ley de Reparación Histórica ya!”
Valeria del Mar Ramírez fue la primera travesti en declarar como víctima de violaciones, torturas, trabajo esclavo y secuestros en un juicio de lesa humanidad en el mundo. “A raíz de eso muchas compañeras decidieron hablar. Muchas no se decidían a hacerlo. Yo también tuve miedo. Declaré en la pandemia, por zoom y, encima, murió Etchecolatz antes del veredicto”, dijo. Lo que hizo Valeria fue histórico, pero no fue la única. Después, pudieron declarar sus compañeras, con las que trabajaba ejerciendo el trabajo sexual en La Tablada, en Camino de Cintura: Fabiana Gutiérrez, Paola Alagastino, Julieta González, Analia Velázquez y Marcela Viegas Pedro y que también estuvieron detenidas desaparecidas en el Pozo de Banfield. En ese juicio, Marlene Wayar dijo que la democracia, para ellas, empezó a vislumbrarse, de manera incipiente, con el fin de los edictos policiales o la sanción de la ley de identidad de género. Por eso, y por una lucha sostenida a lo largo de muchos años, están pidiendo la sanción de la Ley de Reparación Histórica y el fin a los despidos de travestis y trans en el Estado.
También por eso el viernes desde el Cels y el Archivo de la Memoria Trans presentaron una acción legal travesti trans para garantizar el derecho a la seguridad social a cualquier persona integrante del colectivo travesti y trans mayor de 50 años. “Es la culminación de cuatro años de trabajo en la búsqueda en los archivos y los legajos de los edictos policiales. Nos presentamos con las pruebas para demostrar cómo la policía nos detenía, nos identificaba y nos perseguía. Por eso impulsamos esta acción, como un juicio al Estado, una acción legal para poder tener una vejez digna”, dijo María Belén Correa.
“Ahora estamos retrocediendo”, dice Valeria del Mar cuando recuerda lo que pasó esta semana, cuando la policía de la ciudad de Buenos Aires se llevó detenidas a Georgina Orellano y a Daniela Reyes. “Ya no respetan las leyes ni los derechos que tenemos las trabajadoras sexuales. La violencia institucional que hay hacia nosotras es brutal. Nos detienen y nos desnudan en plena calle; nos sacan el dinero y los celulares. Pasa todos los días. Nosotras hacemos ollas populares en Plaza Garay y Patricia Bullrich manda a la policía Federal a levantar nuestra organización para el barrio. Es una vergüenza; no dejan comer”, contó.
A su lado, Georgina aportó que los discursos de odio que fomenta este gobierno terminan generando más violencia en la calle: “El estado se retira, se criminaliza a trabajadoras sexuales migrantes, y son siempre las personas mas débiles las que ponen el cuerpo y terminan pagando con hambre la desidia del Estado”.
La procesión desviada intervino la marcha con un altar lleno de velas, flores y fotos, mientras cantaban coplas con velos negros y repetían como mantra el texto que Pepe Cibrián le escribió a Federico García Lorca y que leyó cuando defendió la Ley de Matrimonio Igualitario en el Congreso:
“Convocamos a nuestrxs muertxs, a quienes lucharon, marcaron el camino con el cuerpo y con su vida. Sepamos que si queremos seguir consiguiendo derechos los tenemos que defender organizándonos en las calles, porque nunca nos regalaron nada. Nuestra memoria está viva y la defendemos en comunidad. No dejemos a nadie solx”, dijeron. Y en el altar estaban todxs: Sofía Fernández, Tehuel de la Torre, Andrea, Roxana y Pamela (las lesbianas asesinadas en Barracas) Carlos Jáuregui, César Cigliutti, Lohana Berkins y una pregunta: ¿A vos alguna vez te detuvieron por ser cis, blancx y heterosexual?
Orgullosxs
“La marcha del orgullo es nacional, no sólo en capital”, dijeron lxs integrantes de Identidad Marrón, porque marchas del orgullo hay en todos los rincones del país, en diferentes fechas y territorios pese a que la que tiene mayor visibilidad es la que sucede hace 33 años en Ciudad de Buenos Aires. Además, frente a tanto pinkwashing también levantaron carteles que rezaban “lo queer no te quita lo racista”.
“¡Ay, les puedo enseñar a bailar dabke!”, dijo Tom después del kufiyazo. Kufiya es el nombre del pañuelo palestino, que es símbolo de resistencia desde antes de la Gran Revolución Palestina de 1936 y, ahora, es un símbolo de resistencia contra la ocupación israelí. Y como estamos en América Latina, es fácil decir azo, azo, azo, se viene el kufiyazo, como nos enseñó la marea verde.
Tom estuvo en Palestina hace poco, tiene puesto un thob, un vestido tradicional de las mujeres palestinas, bordado por ellas, con unos rojos vibrantes. “Me gustaría aprender a bordar”, dice. En Palestina también aprendió a bailar dabke, que es un baile de oriente y también escuchó varios bombardeos. “Qué miedo, cómo me tembló el cuerpo sólo por haber escuchado unas sirenas que avisaban de bombardeos. Y hay mucha gente que no tiene una sirena, que solo escucha la explosión”, dijo.
“Hace 75 años hay un genocidio, pero desde el 7 de octubre de 2023 hay una escalada de violencia y de masacre extrema que está siendo televisada. Les compas LGBTIQ+ de Palestina existen y están organizades. Están defendiendo su territorio, su vida, su comunidad. Ellxs nos dicen que tienen más riesgos de que lxs mate una bomba de Israel a que puedan salir del closet dentro de las familias. Lo que no tienen es agua, comida ni su familia viva”, relató Natalia, de Sandía, la Coordinadora Transfeminista por Palestina.
“Somos parte de un pueblo que tiene memoria, de una comunidad que lucha, baila y brilla. Que defiende verdad y justicia. Somos les compañeres de Ilse Fuskova, de Carlos Jauregui y de Claudia Pía Baudracco. Crecimos al calor de los derechos humanos y nos abrimos paso, sin miedo”, decía el documento que se leyó en el escenario, que también agregó: “No hay libertad sin derechos ni políticas públicas”. Es que la eliminación de organismos y el desfinanciamiento de políticas públicas es parte de la agenda cotidiana.
Como en cada marcha, como cada vez que salimos a la calle, también estuvieron lxs jubiladxs organizadxs haciendo el aguante, abrazando y mirando a los ojos a cada unx que pasaba cerca suyo. Estuvieron ahí junto al millón de personas que, a lo largo de todo el día, marcharon desde Plaza de Mayo hasta el Congreso y que se pintaron en sus cuerpos y gritaron con euforia la premisa mucho sexo gay, en respuesta a los dichos homo-odiantes de Milei.