“Me voy a meter despacio porque no vaya a ser que me de un bobazo justo ahora, imaginate el despelote”, dice Pierina Nochetti, el miércoles por la tarde, mientras avanza mar adentro en la playa pública del centro de Necochea. Está muy cerca de terminar el que será, sin duda, un capítulo inolvidable en su vida. El “justo ahora” es porque acaba de aceptar la conciliación que al día siguiente dará por extinguido el proceso penal que padeció durante casi tres años por estar acusada de pintar una pared en la ciudad de Necochea con la pregunta ¿Dónde está Tehuel? El chapuzón es una celebración con quienes la vienen acompañando desde el principio en este proceso judicial insólito: personas de la comunidad LGTBIQ sobre todo, pero también organismos como el CELS, Amnistía Internacional, la Comisión Provincial por la Memoria y el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad bonaerense.
Meter los pies en el agua es un shock de temperatura helada que contrasta con los casi 36 grados que hace en la ciudad. Hay otros contrastes: el de una Necochea tranquila en temporada baja, ahora movilizada por un juicio que Pierina Nochetti y muchxs más creyeron que nunca debió haber existido. Hoy su inexistencia es un hecho, después de la audiencia del miércoles y la conciliación el jueves, solo queda por delante la posibilidad de una reparación para la activista lesbiana nacida en tierra costera.
Pierina trabaja en la Municipalidad, es vestuarista y fue acusada de daño al patrimonio público por una pintada realizada en el marco de la marcha del Orgullo de 2022 sobre uno de los muros del Anfiteatro del Parque Miguel Lillo. Se cumplía un año de la desaparición de Tehuel, el chico trans que fue a una entrevista de trabajo y hoy se cuentan casi cuatro años sin saber nada sobre su paradero, con una cadena perpetua a Luis Alberto Ramos, acusado de homicidio calificado por odio a la identidad de género. Norma Nahuelcura, la madre de Tehuel, también acompañó a Pierina durante estos días; más allá del juicio mencionado, la pregunta pintada en una pared sobre la que se edificó toda la acusación sigue sin responderse.
Se reconoció que hubo discriminación
“De alguna manera logramos que el juicio no se produzca”, dice Aramis Amaris, amiga de Pierina y abogada. En medio del despliegue de carpas, sombrillas y lonas que improvisaron en la playa, horas después de que el fiscal José Luis Cippoletti le ofreciera a la acusada una instancia de conciliación, en donde quedó extinguido el juicio penal y las partes llegaron a un acuerdo de palabra con poder reparar los daños padecidos por Pierina en su ambiente laboral, entre ellos, el no poder cobrar horas extras, y también considerar su recategorización.
“Hay un compromiso; todavía no me arreglaron nada. Esperemos que se cumpla, por suerte las personas que estaban como mediadoras por parte de la Municipalidad fueron personas con sensibilidad y con las que se puedo hablar”, dijo Pierina una vez finalizada la reunión en la Oficina de Resolución Alternativa de Conflictos (ORAC).
Una declaración con todas las letras de la feminista aguafiestas de Sara Ahmed. Entre el agua y la fiesta, sigue siendo un triunfo que se suma, como un granito de arena a esa lucha que se desprende contra una justicia desfasada a la hora de velar por personas como Pierina.
“Yo quisiera intercambiar la vida por un mes con el fiscal, a ver qué hace con 275 mil pesos, no le dura ni una semana”, dice Pierina. Está enojada a pesar que la conciliación que le ofrece el fiscal es el camino para terminar con un proceso largo, tedioso y con mucho daño.
Un expediente insólito
La denuncia inicial fue realizada por la Municipalidad de Necochea en la gestión de Arturo Rojas (ex Juntos por el Cambio, ahora Nueva Necochea), tres años después el expediente es escuálido y cuenta con la foto, pedidos de informes y tres testimonios. Uno de ellos es el de la denunciante, Sol Castrillón, abogada en la Secretaría de Desarrollo Humano y Políticas Sociales del Municipio, que no se presentó a la audiencia aludiendo un estado de estrés. Otra de las testigos es Mariella Ceredino, entonces Directora de Educación del Municipio y jefa directa de Pierina, que había declarado reconocer a la activista como autora del mural.
Al definirse la instancia de conciliación, las declaraciones de los y las testigos no se llevaron adelante, la audiencia apenas duró una hora y este camino de resolución resultó ser el más sensato: “Este proceso me ha afectado en todo, ha afectado a mis hijes, quiero que se termine”, dijo Pierina frente al juez, con la voz firme pero el cuerpo agotado. “Es muy importante todo el apoyo que recibí en este tiempo, pero también hay que saber que es una denuncia contra mi persona y eso pesa”, sostuvo horas más tarde, ya metida en el agua. Estaba estrenando una malla símil cuero hecha por ella y para la ocasión.
El caso resultó tener una escalada inusitada; fuentes allegadas a la fiscalía reconocen que la causa no debería haber llegado a esta instancia, como sucede en general con las contravenciones que terminan siendo archivadas.
“Mi sueldo entero es el diez por ciento de lo que ganan las personas que me denuncian”, dijo también en la audiencia. Y es que esta cuestión es clave, el conflicto no comenzó con la pintada; Pierina venía sufriendo acoso laboral. Ahora que finalizó la instancia conciliatoria queda por delante un camino de reparación para ella. “No olvidemos que ella tiene pendiente una sanción administrativa de diez días de suspensión, que ya se los descontaron pero nunca se los devolvieron”, declaró a la salida de la audiencia Francisco Arrospide, abogado de Pierina.
Durante las dos jornadas, Pierina estuvo acompañada no solo por activistas de Necochea sino por quienes viajaron desde Ciudad de Buenos Aires y La Plata. Los dos días que duró esta resolución estuvieron copados por banderas, rancheo y mucho cariño. El hijo de Pierina, Juanchi, estuvo encargado de musicalizar el festejo y una vez finalizada su playlist le dijo a su mamá: “Estoy emocionado”. Y no es para menos, es un merecido momento de descanso y de seguir metiendo la lucha y los pies en el agua fresca.