Foto de portada: Jose Nicolini
El Jujeñazo marcó el norte y un poco lo predijo también. A una semana de las elecciones generales del año pasado, el movimiento transfeminista eligió San Salvador de Jujuy como la sede del Encuentro Plurinacional 2024. Lo hizo para abrazar a un pueblo que se había levantado masivamente contra la reforma de la Constitución Provincial impulsada por Gerardo Morales, una reforma saqueadora e ilegítima, aprobada a espaldas de la ciudadanía, a fuerza de balas y sangre en la calle.
“Jujuy ha sido el laboratorio del modelo represivo y antipopular que hoy reina en todo el país”, leyeron las compañeras jujeñas en el acto de apertura. Es que desde la asunción del presidente Javier Milei, se desplegó un plan de destrucción del Estado (con énfasis en el vaciamiento de las políticas públicas con perspectivas de género y derechos humanos) y miseria planificada contra el pueblo, con un índice de pobreza del 52,9% durante el primer semestre de 2024, según el INDEC.
“Se cuidan, se cuidan, se cuidan los fascistas, América Latina va a ser toda feminista”, fue uno de los cantos más entonados por las 80 mil personas que se movilizaron desde todas las provincias del país. Porque hoy, el feminismo es uno de los enemigos principales de los gobiernos de derecha, acá y en todo el mundo , y eso tiene un impacto devastador en las existencias que odian: mujeres, personas LGBTIQ+, de pueblos originarios, empobrecidas, jubiladas, con discapacidad, trabajadoras de la economía popular, las villeras, las organizadas; científicas, brigadistas, artistas; estudiantes y docentes de la educación pública; pacientes y profesionales de la salud pública. La lista sigue.
En este contexto que busca desarticular la organización a través de la precarización de la vida, el primer Encuentro Plurinacional de la era Milei fue una patada al machismo libertario: reunió por dos días a múltiples identidades, que se entreveraron en los 103 talleres de debate e intercambio sobre 16 ejes temáticos; movilizaron con rabia y alegría en marchas; se amontonaron en actos; disfrutaron en decenas de actividades culturales; gozaron en fiestas; circularon la plata en ferias autogestivas; debatieron en asambleas; y, fundamentalmente, se unieron, fortalecieron y organizaron para no dar ni un paso atrás.
La potencia de la transversalidad
A la vera del Río Grande, bajo un sol que calentaba la tierra y los cuerpos, se celebró una de las actividades principales: la asamblea de feministas del Abya Yala. “Cinco siglos resistiendo, cinco siglos de coraje, manteniendo siempre la esencia; se hace vida con el sol y en la Pachamama florece”, cantaron y bailaron con puño alzado todas las presentes en el inicio de la ceremonia ancestral, encabezada por las lideresas Lolita Chávez Ixcaquic (Guatemala), Verónica Chávez (Comunidad Kolla Santuario Tres Pozos, Jujuy), Machi Betiana Colhuan Nahuel (Lafken Winkul Mapu), Mama Ave (Ecuador) y Entropía Delgado (Cusco).
El humo de los sahumos de hierbas aromáticas y resina purificaba el aire y disponía a escuchar en silencio y con calma a esas mujeres, quienes contaron sobre la defensa de sus territorios y comunidades del saqueo de empresarios y gobiernos capitalistas. “Nosotras venimos luchando contra la violación de derechos. El gobierno no nos respeta y no nos consulta. Están entrando las empresas litieras sin el consentimiento de nuestras comunidades. No vamos a bajar los brazos porque somos madres y queremos dejar un futuro para nuestros hijos como dejaron nuestros abuelos. Estamos luchando por el agua que es muy importante. El agua no tiene fronteras”, aseguró Verónica, que vive en las Salinas Grandes de Jujuy y valoró el Encuentro. “Ahora me siento más fortalecida”, expresó con un tono de voz firme y suave a la vez.
Lolita fue la voz cantante de la grupa. En medias y con una sonrisa que ilumina a su paso, iba y venía sahumando a las personas presentes; muchas cerraban los ojos e inspiraban profundamente, como queriendo llenarse el pecho de la sabiduría de las ancestras.
“Lo que podemos hacer contra estos gobiernos fascistas, que no nos quieren ver en pie de lucha en nuestros movimientos, es levantar: arreciar la lucha, arreciar las asambleas, arreciar la organización. Pero principalmente, de todo corazón, les pedimos que sembremos la semilla de la autonomía y la libre determinación de todos los movimientos porque nadie nos puede imponer las agendas de políticas de muerte”, propuso Lolita. Después, compartió una enseñanza de las abuelas de su pueblo maya – k’iche para ayudarnos a rumbear el camino de la resistencia. “Mientras lata tu corazón y mientras respires hay esperanza. ¿Cómo no se pierde la esperanza? Venciendo el miedo, la culpa y la vergüenza. Ellos con sus estructuras son los criminales, nosotras somos amor y somos red con la red de la vida”.
La asamblea coincidió con el 12 de octubre, aniversario del inicio del genocidio de los pueblos nativos del Abya Yala por parte del imperialismo europeo, principalmente, español. Mientras tanto en la ciudad Autónoma de Buenos Aires, a 1.500 kilómetros de distancia de Jujuy, el Gobierno de Milei decidía renombrar el Día del Respeto a la Diversidad Cultural por su anterior denominación, Día de la Raza. No hay remate.
Los cruces de las luchas atravesaron el Encuentro. Y en la asamblea de las feministas del Abya Yala, también. Una de las participaciones más celebradas fuera la de Ana, integrante de los Jubilados Insurgentes, la organización de personas mayores que todos los miércoles da una vuelta manzana al Congreso Nacional para reclamar por su derecho al bienestar después de vidas entregadas al trabajo remunerado o no remunerado. Y lo único que reciben sobre sus cuerpos es el filo de la motosierra de Milei y el Congreso cómplice, más represiones feroces de las fuerzas del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich (conocida por su odio histórico hacia este sector de la población). Sin embargo, también están en las calles para defender la educación pública. Saben que la lucha es una sola. Y son incansables.
“Las jubiladas estamos planificando tener un espacio acá en el Encuentro, juntas con ustedes, para el año que viene”, aseguró Ana en tono de primicia, lo que generó una ovación. Un mechón violeta brillaba en medio de su cabellera cana. Una semana atrás, también había tomado la palabra en las jornadas en contra del cierre del Hospital Nacional Laura Bonaparte. “Como decía Norita, donde exista una injusticia, ese es el lugar, compañeras. El miércoles estaremos ahí presentes en el Congreso con nuestras cuerpas. ¡Pero siempre de pie, nunca de rodillas! ¡Arriba las que luchamos, compañeras!”, arengó con una sonrisa. La respuesta fue: “¡Jubiladas, Carajo!. Un grito al unísono, con aplausos y aullidos incluidos.
Universitarias en lucha
“¡Universidad de lxs trabajadorxs y al que no le gusta, se jode, se jode!”. Ese cántico se instaló con fuerza en la primera marcha histórica del 3 de abril en defensa de la Universidad Nacional gratuita, pública, laica y federal ante el desfinanciamiento destructor que implementó y sostiene hasta hoy el Ejecutivo nacional. La consigna es un crossover en sí misma: la educación pública existe por y para lxs trabajadorxs. El movimiento estudiantil estuvo presente en el Encuentro, mientras lleva a cabo un plan de lucha con tomas en decenas de instituciones públicas de todo el país.
“La semana pasada se tomaron más de cinco facultades en la Universidad Nacional de Córdoba; para nosotras es muy importante seguir apostando a esos espacios, que no sea solo una lucha estudiantil sino que sea de trabajadores, de estudiantes, docentes y no docentes, porque la salida es colectiva y no es solamente de un sector”, explicó Mora López, secretaria general del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba, que conduce la agrupación Arcilla La Bisagra.
Ella y sus compañeras fueron el sábado a la mañana a la Plaza de los Inmigrantes para sumarse a la 6° Asamblea Nacional de Trabajadoras de Prensa convocada por La Federación Argentina de Trabajadoras de Prensa, la Federación Internacional de Periodistas, la Red de Medios Digitales y de Alternativos y Ni Una Menos. Participaron de ese evento, dicen, porque creen en la organización sindical como el espacio de defensa de los derechos de lxs trabajadorxs. “Apostamos hace más de diez años a venir a los Encuentros Plurinacionales. Hoy venimos acá también para buscar herramientas para interpelar a las compañeras y los compañeros que no se ven representados por la lucha de la Universidad Pública, no les interesa tomar una facultad o salir a las calles. Tenemos que buscarle una vuelta entre todos, con una perspectiva federal que no solamente se centre en Buenos Aires”, contó Mora acerca de cómo cranean la batalla que están librando por el presente y el futuro de la educación nacional.
En la capital jujeña, la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy mantuvo la toma durante el fin de semana. Lxs pibxs sacaron los bancos a la calle y compartieron tiempo, charlas y mates con lxs encuentrerxs que les pasaron a visitar. El lunes posterior al Encuentro confirmaron que la medida de fuerza continuará por tiempo indefinido y que, además, ocuparán el rectorado por 24 horas.
La lucha es un poema colectivo. La frase se le atribuye a la activista feminista y defensora de los Derechos Humanos salvadoreña, Joshi Leban. La escena de mujeres y disidencias sentadas en la calle a la hora de la siesta a la espera de la asamblea de estudiantes de todo el país fue un poema. “Sabíamos que iban a venir compañeras de universidades del resto del país. Queremos conocer la situación de todas las provincias y el objetivo es delinear juntos un plan de lucha nacional”, contó Bian Flores, una piba no binarie y jujeña de 20 años, con el pañuelo verde abortero atado en la bandolera.
Por estas horas, hay casi cien facultades tomadas en todo el país. Bian asegura que la mayoría de las tomas fueron impulsadas por mujeres. “Me encanta que sean las mujeres, las minas, las pibas. Somos las que nos quedamos a dormir en la facultad, las que hacemos las ollas populares, las que hacemos la comunicación. Todo lo empujamos nosotras. Y es hermoso escuchar cómo algunas chicas de otras provincias nos cuentan que habían empezado la toma siendo tres mujeres y ahora son trescientas”.
“No estamos todas porque faltan tres”
Con ese grito, entraron las lesbianas con su bandera a encolumnarse a la marcha contra los contra los Lesbicidios, Transfemicidios y Travesticidios, que se realiza desde 2017, en cada Encuentro Plurinacional. Este año, fue la primera vez que se sumó el término de lesbicidios al nombre de manera oficial, tras el triple lesbicidio de Barracas, perpetrado por Justo Fernando Barrientos el 5 de mayo pasado, donde murieron Andrea, Pamela y Roxana. Sofía fue la única sobreviviente. Se trata de una herida abierta, que demostró una vez más que los discursos de odio y el negacionismo de la violencia de género se materializa en muerte.
El odio mata y la falta de políticas públicas, sumado a los recortes presupuestarios a programas para abordar integralmente esta problemática, también. Desde su llegada, el Gobierno nacional eliminó el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad y achicó el presupuesto destinado a la violencia por motivos de género un 33% respecto al 2023, según datos de Amnistía Internacional.
Esta marcha fue el evento que más disidencias y mujeres convocó en la primera jornada del Encuentro. Fueron siete cuadras en las que se calcularon alrededor de 50 mil personas, que caminaron durante una hora y media por las calles de la capital jujeña, recordando a sus muertas y demandando derechos para una vida digna. “¡Queremos superar los 35 años de expectativa de vida, necesitamos el Cupo Laboral Travesti Trans, necesitamos Educación Sexual Integral, vivienda digna y una salud integral por eso también exigimos Ley Integral para personas trans!”, gritaba al megáfono una compañera trava de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina.
“A pesar de todo nos encontramos hoy en las calles, visibilizándonos. En Jujuy tenemos un Gobierno casi dictatorial que criminaliza todo y va en contra de la comunidad travesti trans. Le hemos pedido a los legisladores que adhieran a la provincia a la Ley de Cupo Laboral Trans y no lo hacen”, contó Yohana Alejandra de Cussi, referenta de Igualdad Evita Jujuy.
Alma Fernández se presentó como una de las autoras e impulsoras de la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans y trabajadora del INTI. La conocen todes. Es graciosa, rápida y por sus poros le sale la furia travesti. Ya es tradición de esta marcha: ella camina con megáfono delante de la bandera que encabeza la movilización. Después de una hora de caminata, se la veía cansada. “Hace 10 años atrás era impensado que tanta gente cantara ‘¡Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente!’. Hoy somos miles”, dijo con lágrimas en los ojos y una sonrisa gigante.
Los transfeminismos son especialistas en el arte de tejer, que es una tarea meticulosa, paciente y asociada a las ancestras. El Encuentro siempre es la trama que une la urdimbre de todo un país. En el mundo textil, estos últimos hilos son los que le dan estructura, resistencia, tamaño y forma al tejido. Esta vez, ese enlace era necesario y urgente para enfrentar el filo de una motosierra, que pretende dejar a las mujeres y disidencias como hilachas sueltas, débiles, sin sentido de existir. En Jujuy, el aguayo de infinitos colores que ya éramos, se extendió y fortaleció para cobijar la vida y la resistencia en todos los territorios. Y próximamente, llegará a Corrientes para el Encuentro Plurinacional 2025.